Para Vox, la manera de reducir el número de abortos pasa por restringir los derechos de las mujeres. La Junta de Castilla y León ha sembrado el pánico tras plantear un retroceso sin precedentes en los derechos reproductivos: escuchar el latido fetal o acceder a una ecografía 4D como medida de disuasión dirigida a las mujeres que quieran abortar. Las medidas antiabortistas son fruto de la obstinada batalla del partido ultra contra los derechos reproductivos de las mujeres, si bien sus socios conservadores han matizado que no se trata de una medida obligatoria, sino voluntaria para mujeres y profesionales. El retroceso, en cualquier caso, es evidente.
El vicepresidente Juan García-Gallardo (Vox) anunció la medida recalcando su carácter voluntario para las mujeres, pero obligatorio para los profesionales a la hora de ofrecerla. Este viernes, no obstante, el consejero de Presidencia Jesús Julio Carnero (PP) recalcó que se trata de servicios que se podrán ofrecer "desde la absoluta voluntariedad y libertad para mujeres y profesionales".
La propuesta no brota de la nada, sino que forma parte de una de las columnas ideológicas que vertebran al partido ultra. La diputada de Vox en la Asamblea de Madrid Gádor Joya ha sido uno de los máximos exponentes a la hora de abanderar la lucha antiabortista. La misma Joya es conocida por participar reiteradamente en el acoso frente a las clínicas de interrupción del embarazo, ofreciendo precisamente ecografías en una ambulancia estacionada en las inmediaciones de los centros.
Las leyes estadounidenses de latido fetal
El principal referente lo encuentra el partido ultra al otro lado del charco, concretamente en las conocidas como leyes de latido fetal que han ido desarrollando algunos estados de EEUU.
En 2019, territorios como Alabama, Georgia, Kentucky, Luisiana, Ohio, Misuri y Misisipi aprobaron sendas leyes que, con sutiles diferencias, se basan en la restricción del derecho al aborto en función de la actividad cardiaca en el embrión, en torno a la sexta semana, cuando muchas mujeres no saben que están embarazadas. En 2021, Texas dio luz verde a una de las leyes antiabortistas más duras, sin excepciones en casos de violación o incesto.
En Nebraska, el Partido Republicado acaba de proponer un proyecto de ley del latido fetal que prohibiría los abortos en caso de detectar la palpitación, entendida, según describe la propuesta, como "contracción rítmica constante y repetitiva del corazón fetal dentro del saco gestacional".
En Estados Unidos, las activistas feministas insisten, apoyándose en las explicaciones de los profesionales de la salud, en advertir de lo inexacto que supone hablar de latido fetal a las seis semanas. Desde el punto de vista médico, subrayan, el embrión todavía no ha desarrollado el corazón tal y como lo conocemos a las seis semanas de gestación. Sí existen, en cambio, impulsos eléctricos esporádicos que acaban coordinándose en pulsaciones rítmicas, según exponen los expertos. Pese a ser un término cuando menos cuestionable, apelar al latido fetal se ha convertido una poderosa arma antiabortista.
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Toda esta ofensiva estadounidense contra el derecho al aborto se ha hecho fuerte desde que la Corte Suprema revocara el fallo que blindó a nivel federal el derecho al aborto, el conocido como el caso Roe contra Wade. Un paso hacia atrás que ha sido condenado a nivel internacional y que pone en jaque uno de los principales y más valiosos derechos de las mujeres. Y Vox no ha permanecido ajeno al avance reaccionario. Al contrario: ha estado tomando nota y algunos de sus diputados han elogiado fervientemente leyes como la texana.
De Hungría a Eslovaquia
Pero la inspiración del partido de ultraderecha no está solo en suelo estadounidense. En septiembre de 2022, Hungría aprobó un decreto que obliga a las mujeres que decidan interrumpir su embarazo a escuchar primero el latido del corazón del feto. Las mujeres húngaras que quieran ejercer su derecho al aborto deberán completar un formulario de solicitud donde deberá constar la garantía del ginecólogo de que ha mostrado una "clara identificación de los signos vitales del feto".
En Eslovaquia la amenaza estuvo a punto de cumplirse. En 2019, el Partido Nacional Eslovaco (SNS) propuso el requisito de escuchar la palpitación del feto y observar una ecografía antes de acceder al aborto. El mismo partido también cargaba contra cualquier tipo de publicidad que informase sobre el derecho a la interrupción voluntaria del embarazo en el país. En septiembre del mismo año, el Parlamento se opuso a la propuesta. Eso sí, la iniciativa no salió adelante por apenas cuatro votos.
Para Vox, la manera de reducir el número de abortos pasa por restringir los derechos de las mujeres. La Junta de Castilla y León ha sembrado el pánico tras plantear un retroceso sin precedentes en los derechos reproductivos: escuchar el latido fetal o acceder a una ecografía 4D como medida de disuasión dirigida a las mujeres que quieran abortar. Las medidas antiabortistas son fruto de la obstinada batalla del partido ultra contra los derechos reproductivos de las mujeres, si bien sus socios conservadores han matizado que no se trata de una medida obligatoria, sino voluntaria para mujeres y profesionales. El retroceso, en cualquier caso, es evidente.