Blanqueo FC: Cómo los equipos españoles limpian la imagen de las dictaduras árabes a cambio de millones
La historia de amor entre el fútbol y las dictaduras no es nueva. Ya en el siglo XX, estados autoritarios europeos y americanos usaron el llamado “deporte rey” para hacer propaganda de sus valores, darse a conocerse al mundo o blanquear su imagen a nivel internacional. La Alemania nazi, la Italia fascista, la España franquista o la Argentina de la Junta Militar son ejemplos de cómo la política y el autoritarismo atraparon con sus tentáculos a un deporte que anualmente llega a millones de personas en todo el mundo. Todas esas dictaduras se aprovecharon del poder masivo del fútbol para, de una forma aparentemente inocua, tener una incidencia en un público masivo y entregado. Ahora, el eje de las dictaduras ha virado desde Europa al Golfo Pérsico, desde donde el dinero del petróleo está regando de millones a los principales clubes españoles. Tanto es así, que incluso la propia La Liga, ha tenido vínculos con Irán, dictadura de la cual cobró dinero por medio de una empresa fantasma china y con múltiples ingresos desde cajeros en Dubai, según reveló una investigación del consorcio OCCRP, del que forma parte infoLibre.
El fútbol no es solo uno de los deportes con más repercusión a nivel mundial, sino también uno de los que mayor impacto económico tiene, también en España. En 2019, un año antes de la pandemia, el impacto del fútbol profesional en España, según la consultora PwC, equivalía al 1,37% del PIB. Este año, tras unos ejercicios complicados derivados del Covid, el fútbol acrecentará sus ingresos en un 7% con respecto a la temporada anterior, hasta alcanzar los 3.900 millones de euros.
Unas cifras completamente mareantes, pero que esconden un reverso tenebroso: la necesidad de los clubes españoles de recurrir a patrocinios procedentes de dictaduras árabes para conseguir liquidez y seguir moviendo la enorme maquinaria del fútbol. De hecho, el patrocinio es una de las principales vías de ingreso de los clubes de La Liga, que el año pasado obtuvieron más de 950 millones de euros gracias a esta vía de ingresos. A nivel europeo, las cifras que ingresan los clubes equivalen a un 37% de sus ingresos totales, según datos de la consultora Deloitte.
“El dinero de estas dictaduras es muy tentador, al final son una gran fuente de ingresos. Su dinero ha propiciado grandes vuelcos a nivel deportivo en los últimos años, como es el caso del Newcastle, que pasó rápidamente de pelear por el descenso a jugar la Champions, después de que lo comprara un fondo de inversión de Arabia Saudí”, explica Ángel Gonzalo, miembro de Amnistía Internacional, una de las organizaciones que más activamente ha denunciado el sportswashing, es decir, el blanqueamiento de la imagen internacional de las dictaduras por medio del deporte.
Arabia Saudí riega al Atlético de Madrid
Uno de los equipos que más recientemente han caído en la tentación del dinero de las dictaduras del Golfo Pérsico es el Atlético de Madrid. El equipo del oso y el madroño anunciaba por todo lo alto, el pasado mes de agosto, la incorporación de la aerolínea saudí Riyadh Air como su patrocinador principal en un acuerdo plurianual. Una alianza que se traducirá en unos ingresos para el equipo de unos 40 millones al año durante las próximas 4 temporadas, según el medio digital 2Playbook. A cambio, el club madrileño lucirá el logo de la marca en la parte delantera de la camiseta durante los partidos, además de otras acciones publicitarias. infoLibre no ha tenido respuesta del Atlético de Madrid al pedirle su versión sobre este patrocinio.
Las cifras del acuerdo llaman aún más la atención por la reciente creación de la aerolínea, en marzo de este año, y porque la alianza con el Atlético es el primer patrocinio deportivo que lleva a cabo la marca. Sin embargo, el propietario de Riyadh Air, el Fondo de Inversión Público de Arabia Saudí, no es precisamente un novato a la hora de invertir en el deporte rey. Este poderoso fondo, presidido por el principe heredero del país, Mohammed Bin Salman, ya posee, además del Newcastle, algunos de los clubes más importantes de la liga saudí. Entre ellos se encuentra el Al Nassr, donde juegan estrellas mundiales como Cristiano Ronaldo o Sadio Mané. De hecho, gracias al dinero del petróleo, la liga árabe ha vivido este año una verdadera revolución incorporando a grandes estrellas del fútbol europeo, como Neymar, Karim Benzema o la joven promesa española Gabri Veiga.
Además, según publicaba el diario británico The Guardian poco después de la fundación de la aerolínea, Riyadh Air sería una pieza clave en la proyección internacional de la dictadura saudí, usándola no solo para diversificar su economía, muy dependiente del petróleo, sino también para fortalecer su poder blando y mejorar su imagen. Una imagen que se halla enormemente ligada a las flagrantes violaciones de derechos humanos denunciadas por Amnistía Internacional, por ejemplo la represión de feministas, latigazos a personas LGTBI o encarcelamientos de periodistas, además de bombardeos sobre la población civil de Yemen.
Emirates y el Real Madrid
Caso parecido es el del vecino del Atlético en la capital, el Real Madrid, que lleva años coqueteando con patrocinios provenientes de dictaduras de Oriente Medio. Esta temporada, el equipo blanco tiene como patrocinador principal a otra aerolíena de lujo que sigue unas lógicas parecidas a las de Riyadh Air, pero con muchísima más trayectoria, longevidad y experiencia en el patrocinio deportivo: Emirates Airlines. Las cifras son, una vez más, mareantes: entre 50 y 70 millones de euros, lo que significa el 20% de los ingresos del equipo blanco, según diversos medios.
Esta aerolínea tiene una vinculación muy estrecha, como su propio nombre indica, con los Emiratos Árabes Unidos, una dictadura que, según Amnistía Internacional, no respeta la libertad de expresión, tortura a los activistas proderechos humanos y tiene una “anacrónica desigualdad legal entre hombres y mujeres” . La compañía es propiedad de The Emirates Group, un holding aéreo público cuyo fundador es Ahmed bin Saeed Al Maktoum, miembro de la familia que actualmente rige los designios del emirato de Dubai.
De hecho, la influencia del reino dubaití en el Real Madrid no termina ahí. Dubai también patrocina al equipo blanco con Visit Dubai, una iniciativa del Departamento de Economía y Turismo de Dubai, una institución que “tiene el mandato de ayudar al Gobierno a posicionar la ciudad como uno de los principales centros de la economía y el turismo mundiales, y a impulsar los indicadores de competitividad económica y turística de la ciudad”, según explica el club blanco en su página web.
Además, en el año 2009, el Real Madrid firmó un acuerdo de patrocinio con Saudí Telecom Company (STC), una compañía de telecomunicaciones de Arabia Saudí que hace poco más de un mes compró el 9,9% de las acciones de Telefónica por un valor de 2.100 millones de euros, convirtiéndose así en su máximo accionista. STC es propiedad también en un 64% del Fondo Soberano Saudí. La compañía telefónica, sin embargo, ya no figura entre la lista de patrocinadores del club blanco en su página web. El Real Madrid tampoco ha querido dar explicaciones a infoLibre sobre estos patrocinios vinculados a dictaduras árabes.
La traición a los valores
Con los millones sobre la mesa, parece difícil que los clubes se nieguen a corto plazo a aceptar el dinero de las dictaduras, aun a costa del deterioro que pueda sufrir su imagen. "Con toda la repulsa popular derivada con la celebración del mundial en Qatar, nosotros creíamos que los equipos se iban a replantear estas asociaciones. Sin embargo, no está siendo así. De hecho, el Mundial de 2034 probablemente se celebre en Arabia Saudí”, explica Gonzalo (Amnistía Internacional), que cree que actualmente a estos equipos les sigue compensando económicamente aliarse con este tipo de regímenes autoritarios pese al rechazo de la sociedad y, muchas veces, de sus propios aficionados.
“Los clubes al final son empresas privadas y van donde va el dinero. La FIFA en teoría se debería regir por los principios rectores de Naciones Unidas sobre empresas y derechos humanos. Además, ellos mismos se han dotado de una serie de valores, igual que muchas competiciones domésticas y clubes, pero lo cierto es que no los cumplen”, explica el integrante de Amnistía Internacional.
Uno de los casos más palpables de posible traición a los valores sucedió en el año 2010, cuando el FC Barcelona sustituyó como patrocinador en su camiseta a la agencia de las Naciones Unidas por los derechos de la infancia, Unicef, para poner a Qatar Foundation, una entidad sin ánimo de lucro fundada por el emir de Qatar. Posteriormente, el club blaugrana cambió este patrocinio por el de Qatar Airways, la aerolínea de lujo del emirato, alianza que se mantuvo hasta el año 2017, cuando fue sustituida por Rakuten.
LaLiga, Arabia Saudí e Irán
LaLiga cobró de Irán a través de una empresa fantasma china y múltiples ingresos desde cajeros en Dubái
Ver más
La otra opción para evitar este tipo de patrocinios es una regulación por parte de las organizaciones promotoras de los torneos. La Premier League ha tratado de avanzar en esta materia, reservándose el derecho a anular o validar los patrocinios vinculados a los propietarios de los equipos. Una medida que tomó la liga inglesa tras la adquisición del Newcastle por parte del Fondo de Inversión Público de Arabia Saudí, pero que realmente no ha tenido demasiado impacto para frenar la entrada de dinero de las dictaduras árabes en el fútbol inglés.
Sin embargo, el ente español que podría regular estos comportamientos, LaLiga, también tiene patrocinadores vinculados a regímenes autoritarios. La entidad presidida por Javier Tebas recibe dinero de Visit Saudí, la ya mencionada iniciativa vinculada al Gobierno de Arabia y encargada de promocionar el país como un destino turístico de primer orden. La asociación de clubes anunciaba dicha alianza en un comunicado donde explicaba que la asociación demostraba la “fuerte conexión histórica entre LaLiga y Arabia Saudí: durante más de 15 años los partidos de LaLiga han sido seguidos por millones de aficionados al fútbol en todo el territorio”.
En el mismo comunicado, Iker Casillas, leyenda del Real Madrid y embajador de La Liga, decía sobre el patrocinio que "el gran desarrollo del deporte y los eventos deportivos en Arabia Saudí suponen una oferta diferencial para el atractivo del destino, sumado a su interés cultural y sus sorprendentes paisajes”. En ningún lugar del comunicado –claro– se hace referencia a la situación política del país o de sus abusos en materia de derechos humanos. Tampoco La Liga ha querido responder a infoLibre sobre estos patrocinios.