Las palabras del presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, poco después de las nueve de la mañana evidenciaban que la Unión Europea estaba tratando de asimilar el complicado resultado –51,9% a favor del Brexit frente al 48,1% a favor de la continuidad– que arrojaron las urnas el pasado jueves en el referéndum sobre la permanencia de Reino Unido en el club comunitario: "Los Veintisiete estamos decididos a mantener nuestra unidad", afirmó. Y la posterior intervención de la canciller alemana, Angela Merkel, con gesto serio tras el atril, dejaba constancia de la seriedad de una decisión, recibida "con gran pesar", que deja a la UE sin uno de sus principales miembros –el archipiélago británico es uno de los contribuyentes netos, aportando al fondo europeo más de lo que recibe–.
El día posterior a la consulta ha sido largo para las autoridades europeas, que han tratado de poner calma. Mientras la líder germana señalaba que la decisión de los británicos supone "un punto de inflexión para el proceso de integración europea", en diferentes Estados se han sucedido las declaraciones de distintas fuerzas euroescépticas celebrando la victoria del Leave (salida) en Reino Unido y pidiendo procesos similares en sus países. La líder del Frente Nacional francés, Marine Le Pen, definía el resultado como "la victoria de la libertad" y solicitaba un referéndum similar ante una Unión Europea "cada vez más antidemocrática" y que "está colapsando".
Del mismo modo se pronunció el ultraconservador holandés y líder del Partido de la Libertad, Geert Wilders, que pidió un Nexit –por Netherlands–: "¡Hurra por los británicos! Ahora es nuestro turno. Es hora de un referéndum neerlandés", apuntó en su cuenta de Twitter. Y la Liga Norte italiana: "Gracias Reino Unido, ahora nos toca a nosotros", apuntó el ultraderechista Matteo Salvini, que exigió en una rueda de prensa posterior que su país no sea el último "en bajar de este barco que se hunde". Las celebraciones y peticiones de una consulta también llegaron hasta Dinamarca, donde los ultranacionalistas, segunda fuerza parlamentaria y apoyo externo del Ejecutivo liberal, aseguraron que la UE "ha subestimado completamente el escepticismo de la gente", en palabras de su máximo dirigente, Kristian Thulesen Dahl.
Proyecto europeo y 'efecto dominó'
"El proyecto europeo lleva bastante tiempo resquebrajado y no nos hemos querido dar cuenta hasta ahora", señala en conversación telefónica con infoLibre Ignacio Jurado, profesor de Ciencia Política en la Universidad de York. El politólogo dice que el problema, que ha terminado con el Reino Unido fuera del club comunitario, tiene dos vertientes principales: la crisis de representación a nivel nacional y europeo. "La UE se ha convertido en una estructura burocrática alejada de los ciudadanos", añade. Por ello, Jurado hace hincapié en la necesidad de solventar estos problemas si se quiere tratar de mantener a flote un proyecto que a partir de este viernes entra en una nueva fase de cara a los próximos años.
En la misma línea se posiciona Ignacio Molina, profesor de Ciencia Política de la Universidad Autónoma de Madrid (UAM) e investigador del Real Instituto Elcano. "Tiene un impacto simbólico-político", afirma el politólogo en conversación con este diario. No obstante, recuerda que todavía es amplio "el espectro político europeísta" y señala que mientras no haya un "prestigio democrático" y los partidos euroescépticos se sigan viendo como "un voto antipático, xenófobo", el Brexit "puede ayudar a llenar de contenido político el europeísmo, que en los últimos años ha sido muy tecnocrático". "Incluso podría llegar a ser un revulsivo", apunta Molina.
El presidente del Consejo de Asuntos Europeos de la Fundación Alternativas, Diego López Garrido, considera que el proyecto europeo "en absoluto se está resquebrajando" y añade que la salida del archipiélago británico, aunque es "una mala noticia", puede tratarse de "una oportunidad para dar el salto de unión política que Europa necesita". "En este caso sin tener el freno que ha puesto a las cuatro ruedas siempre el Reino Unido, que ha obstaculizado la integración europea", apostilla, aunque añade que este paso hacia adelante depende de "la reacción que tengan las instituciones europeas y los Gobierno de los Veintisiete". Es una visión que Donald Tusk puso en la rueda de prensa en boca de su padre: "Lo que no mata, te hace más fuerte". Y el proyecto europeo, según el jefe de la Comisión, Jean-Claude Juncker, todavía no está acabado: "Este no es el principio del fin".
"En principio no sería una amenaza si se evita el contagio a otros países", asevera Molina. Los tres politólogos son conscientes de que las formaciones euroescépticas tratarán de sacar rédito a la consulta en Reino Unido. "Habrá un efecto dominó a nivel europeo para todos los antieuropeos. Van a aprovechar esta oportunidad, claro que sí", señala López Garrido. Y las presiones para consultas de este tipo, en opinión de Molina, "van a aumentar". Sin embargo, los dos politólogos se muestran convencidos de que el resto de formaciones harán pedagogía "de que un referéndum es una locura". Jurado, por el contrario, se muestra convencido de que, una vez abierta la lata de la democracia directa, la consulta sobre el Brexit no será la única: "Ya se ha producido lo más difícil, que es el primero".
Escocia e Irlanda del Norte, dos naciones arrastradas
El futuro de Escocia e Irlanda del Norte es otra de las cuestiones a plantearse el día posterior a la cita. Las dos naciones respaldaron con firmeza un futuro dentro del club comunitario –62% en el territorio escocés y 55,8% en suelo norirlandés–. Ni una sola de las circunscripciones optó por el Brexit. Sin embargo, ahora los dos se ven arrastrados fuera de la Unión Europea por los resultados en Gales –52,5% a favor del Leave– e Inglaterra. A pesar de que durante el referéndum sobre la independencia de Escocia en 2014 el Ejecutivo inglés amenazó a diestro y siniestro a los nacionalistas diciendo que la independencia supondría quedarse fuera del club comunitario. La permanencia en la UE pesó en la decisión final de los escoceses. Aunque se quedaron, ahora están fuera.
Por eso, la opción de volver a sacar las urnas a la calle vuelve a estar sobre la mesa. La ministra principal del Gobierno escocés, Nicola Sturgeon, aseguró este viernes que es “altamente probable” que se convoque otro referéndum de independencia, según recoge The Guardian. “Mi prioridad será actuar en base al mejor interés para Escocia. Estoy orgullosa de Escocia y de cómo votamos ayer. Dijimos claramente que no queremos abandonar la Unión Europea”, afirmó. En ese sentido, informó de que el Parlamento escocés empezará a preparar "la legislación necesaria" para posibilitar un segundo referéndum y su gabinete se reunirá este sábado para fijar los pasos a seguir.
"El asunto se vuelve a abrir", afirma el profesor de Ciencia Política en la Universidad de York, que añade que la idea del referéndum para una generación que planteó el anterior ministro principal, Alex Salmond, "queda descartada". Molina y López Garrido también ven probable una nueva consulta en suelo escocés. "Los nacionalistas del SNP han dicho que el pacto constitucional, en el que uno de los elementos era pertenecer en la UE, ha saltado por los aires", apostilla el miembro de la Fundación Alternativas. El politólogo de la UCM, por su parte, asegura que "hay una justificación para volver a plantearlo", señalando la campaña a favor de la permanencia de 2014, pero añade tener "dudas" de que el Parlamento británico conceda una segunda consulta.
En el caso de Irlanda del Norte, el viceministro principal del Gobierno, Martin McGuinness, dijo este viernes que el Ejecutivo británico tiene un "imperativo democrático" para convocar un referéndum que dirima si la región debería abandonar Reino Unido y unirse a Irlanda. "El Gobierno británico no tiene mandato democrático para representar la postura de Irlanda del Norte en cualquier futura negociación con la Unión Europea y creo que hay un imperativo democrático para convocar una 'consulta' sobre fronteras", dijo el dirigente del Sinn Fein, en declaraciones a la cadena RTE. Una reunificación rechazada por la primera ministra, Arlene Foster: "No habrá referéndum de unidad".
"Desde que se separaron los dos países, nunca ha habido una frontera. (...) Ahora será frontera exterior con aduana. (...) Un mazazo desde el punto de vista económico, porque va a quedar obstaculizado el libre movimiento para hacer negocios entre Dublín y Belfast", apunta Molina. "Si ve que esta decisión es muy negativa para sus intereses, podría plantearse perfectamente un futuro desligado de Reino Unido", añade López Garrido, que no se atreve a deducir si podría producirse una reunificación o separarse como Estado independiente. En este sentido, desde Dublín, el primer ministro de Irlanda, Enda Kenny, aseguró que la prioridad de su país será mantener la frontera abierta con el archipiélago británico.
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¿Impulso en Cataluña?
En el ámbito nacional, el tema del Brexit ha calado en Cataluña. El presidente de la Generalitat, Carles Puigdemont, advirtió este viernes a la Unión Europea de que no puede "menospreciar" las distintas realidades si no quiere continuar creando desafección entre los ciudadanos, y animó a los escoceses "en las decisiones que puedan tomar en el futuro". El candidato de ERC a las elecciones generales, Gabriel Rufián, aseguró, por su parte, que el triunfo del Brexit es "una muy buena noticia para la democracia y los demócratas, y un fracaso para la UE, que tiene mucho que mejorar", y añadió sentir "envidia por que un político de derechas" como David Cameron haya convocado dos consultas en menos de dos años.
Tanto Molina como Jurado afirman que las consultas en suelo británico, y futuribles referéndums –en Escocia o Irlanda del Norte–, dan alas al proceso independentista en Cataluña. "Que se mueva lo de Escocia es positivo. Es bueno para el proceso soberanista que haya un territorio en una democracia avanzada que se separa de forma democrática y pacífica", apunta el profesor de Ciencia Política de la UCM. Entre los aspectos negativos, su homólogo en la Universidad de York señala que si la salida de Reino Unido va acompañada de turbulencias financieras o recesión económica, sería "un argumento en contra". "Les puede erosionar por la vía de los hechos", concluye.
Las palabras del presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, poco después de las nueve de la mañana evidenciaban que la Unión Europea estaba tratando de asimilar el complicado resultado –51,9% a favor del Brexit frente al 48,1% a favor de la continuidad– que arrojaron las urnas el pasado jueves en el referéndum sobre la permanencia de Reino Unido en el club comunitario: "Los Veintisiete estamos decididos a mantener nuestra unidad", afirmó. Y la posterior intervención de la canciller alemana, Angela Merkel, con gesto serio tras el atril, dejaba constancia de la seriedad de una decisión, recibida "con gran pesar", que deja a la UE sin uno de sus principales miembros –el archipiélago británico es uno de los contribuyentes netos, aportando al fondo europeo más de lo que recibe–.