LA PORTADA DE MAÑANA
Ver
Begoña Gómez cambia de estrategia en un caso con mil frentes abiertos que se van desinflando

El éxodo venezolano: uno de los movimientos humanos más grandes de la historia de América Latina

26

El Puente Internacional Simón Bolívar, la principal vía que une Venezuela con Colombia, tiene más de trescientos metros de largo y apenas siete de ancho. Por allí cruzan, cada día, unas cinco mil personas, según el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur). Y de ellas, unas tres mil no vuelven a Venezuela. Emprenden lo que la Agencia para Refugiados de la ONU considera "uno de los movimientos humanos más grandes de la historia de América Latina": el éxodo venezolano.

A pie y cargados de maletas, en ocasiones en autobús, los venezolanos dejan atrás un país envuelto en una profunda crisis económica y una atmósfera de inestabilidad política. Muchos recorren Colombia para llegar hasta Ecuador, otros continúan su travesía hasta Perú. Acnur calcula que más de 1.600.000 de venezolanos han partido desde 2015, el 90% a países de Latinoamérica. Incluso así, la portavoz de la Agencia para Refugiados de la ONU en Bogotá, Olga Sarrado, reconoce en declaraciones a infoLibre que es una cifra "muy conservadora", debido a la gran cantidad de migrantes irregulares que escapan del registro.

Este río de personas ha visto cómo, en apenas una semana, las puertas de dos de sus principales destinos se han cerrado. Este sábado, Perú ha prohibido la entrada a su territorio a los venezolanos sin pasaporte bloqueando así el camino hacia el sur del continente. El Gobierno de Ecuador también anunció que pediría este documento –que pocos migrantes venezolanos tienen– como requisito para ingresar a su territorio. La medida entró en vigor el 16 de agosto pero fue congelada por una jueza del país este viernes, sólo una semana después.

"La respuesta de todos los países de la región ha sido muy solidaria desde el principio. Han puesto en marcha mecanismos para regularizar su situación (de los migrantes venezolanos) y les han permitido solicitar la condición de refugiado", explica Sarrado desde la oficina de Acnur en Bogotá. No obstante, "la gran mayoría de los venezolanos están en un situación irregular, y esto los expone a riesgos como la explotación laboral y sexual, la trata de personas, el reclutamiento por parte de grupos armados (en Colombia)", declara. Así, al organismo de la ONU le "preocupa" que las decisiones migratorias de Ecuador y Perú no reduzcan el flujo de personas, sino que las empuje a una situación de vulnerabilidad al convertirlas en irregulares.

"Lo difícil de todo esto es que los gobiernos no se ponen de acuerdo con los estándares regionales para que las personas puedan cruzar las fronteras: Ecuador pone una medida con un tiempo, Perú pone otra y Colombia no informa debidamente en la frontera", alega Luis Carlos Rodríguez, miembro del Servicio Jesuita para Refugiados, una de las ONG que asiste a los venezolanos durante la marcha. Justamente, tras una semana de incertidumbre por la aplicación de políticas migratorias de forma individual, Colombia, Ecuador y Perú han anunciado que se reunirán para decidir de forma coordinada cómo afrontar el éxodo venezolano. El director de Migración de Colombia, Christian Krüger, ha señalado en declaraciones recogidas por Europa Press que es necesaria una solución regional a este "problema", cuyo origen señala en las políticas del presidente de Venezuela: Nicolás Maduro.

 

Las rutas del éxodo venezolano: Colombia, Ecuador y Perú

¿De qué huyen los venezolanos?

La marea de venezolanos crece rápidamente. La Organización Internacional para las Migraciones (OIM) estima que había unos 9.000 en Ecuador en 2015. El mes pasado contó más de 39.500. No obstante, las cifras envejecen con rapidez en un contexto en el que, según datos de Acnur, entre cuatro y cinco mil venezolanos dejan su país cada día. María de los Ángeles, profesora de Física y Química, fue una de las que llegó cuando había "pocos venezolanos en Quito". Tomó la decisión de dejar su patria un julio de 2015.

"Yo tengo un hijo, en ese momento tenía dos añitos. Y se enfermó de púrpura trombocitopénica. Después de salir de la hospitalización, tenía un tratamiento ininterrumpido de seis meses con meticorten. Pero como a la mitad del tratamiento, no la conseguía por ninguna parte. Tuve que poner a todos mis amigos, familiares, a todo el mundo, a buscar la medicina. Incluso me llegaron a decir que por qué no le daba meticorten de perro, que es el único que se conseguía", relata María de los Ángeles desde su casa en la capital ecuatoriana. Aunque finalmente consiguió el medicamento, la angustia le hizo tomar una decisión. "Yo dije que yo no volvía a pasar por eso. Estaba clarísimo que la situación de Venezuela no se iba a poner mejor, así que dije 'me voy porque me voy'", cuenta.

El país basó su riqueza en la explotación petrolera hasta la caída de los precios del crudo en 2014. En medio de una escasez generalizada de alimentos, medicinas y demás bienes básicos, la población ha observado cómo el precio de los productos se ha duplicado cada 26 días aproximadamente, de acuerdo con datos de la Asamblea Nacional de Venezuela, órgano legislativo controlado por la oposición. Y si las previsiones del Fondo Monetario Internacional se cumplen, la hiperinflación alcanzará el 1.000.000% al finalizar el año. Esta semana, el Gobierno del presidente Nicolás Maduro puso en acción un paquete de medidas que buscan frenar la caída de la economía venezolana. Por un lado, el bolívar fuerte ha perdido cinco ceros y ha pasado a denominarse bolívar soberano, el cual estará ligado a la criptomoneda estatal: el petro. Al mismo tiempo, Maduro ha anunciado un incremento del salario mínimo, que será 34 veces mayor.

Viajar por carretera hacia la frontera colombo-venezolana es asistir a la gradual sustitución de estaciones de servicio por ventas ilegales de gasolina. Bastan una manguera, un embudo y la gasolina traída por contrabando desde Venezuela, donde tiene el precio más bajo del mundo. Clared, quien porta un pasaporte venezolano y otro español, ha cruzado la frontera en numeras ocasiones. Aunque emigró a Bogotá tras las protestas estudiantiles ocurridas en 2014, intenta visitar su país cada vez que puede. No obstante, el paso es cada vez más difícil. "Esa frontera ha cambiado muchísimo. Hay tantas personas que puedes pasar una semana entera esperando a que te sellen el pasaporte. Tienes que pagar para que te pasen más rápido y hay personas que te piden dinero por hacerte saltar la fila entera", explica. "Es un desastre –continúa–, ahora están entrando menores de edad, familias enteras sin nada".

 

Policías ecuatorianos controlan una fila de emigrantes venezolanos en Rumichaca que tratan de ingresar a Ecuador.

"Al principio la gente te veía con lástima, ahora te ven con rabia"

A lo largo de 2.200 kilómetros se extiende la línea imaginaria que separa Venezuela de Colombia: una frontera porosa, agujereada por más de 280 pasos ilegales o trochas por las que se derrama la migración irregular. El país cafetero recibe con diferencia la mayor cantidad de migrantes venezolanos. De los casi 50.000 registrados por la OIM en 2015 se ha pasado a 870.000 en julio de 2018. La portavoz de Acnur en Bogotá, Olga Sarrado, explica a infoLibre el cauce que siguen: "Un poco más de la mitad se quedan en Colombia, en Ecuador se queda un 25% y luego pasan a Perú. Desde Venezuela también están pasando a Brasil, y por mar hacia países del Caribe".

No obstante, la avalancha de migrantes que recorre las carreteras sudamericanas desde hace un año es distinta a aquella ola a la que pertenecieron María de los Ángeles y Clared. "Es increíble la cantidad de venezolanos que han venido en un año. Y, lamentablemente para nosotros, empezaron a agarrar grupos de venezolanos cometiendo delitos: robando celulares, asaltando, apuntando a gente con un arma… Se les hace bastante publicidad y ahora tenemos un estigma todos como que venimos a robar o a delinquir. Es triste, no pasaba cuando yo llegué", describe por teléfono María de los Ángeles, desde Quito.

Más de tres millones de niños necesitan ayuda humanitaria y cuatro millones de personas han abandonado Venezuela

Ver más

Clared, en Bogotá, también ha sufrido este cambio: "Las personas han empezado a reaccionar de manera distinta al hecho de que yo sea venezolana. Ya hoy en día, ser venezolana es de las peores cosas que te pueden pasar en Colombia. Hay mucho racismo porque esta última ola de migración ha sido de personas con muchas precariedades y con muchas necesidades, entonces la gente piensa que… que por eso somos malos. Recuerdo que una vez una persona me dijo: viniste en la ola de prostitutas y ladrones". "Al principio la gente te veía con lástima, ahora te ven con rabia", concluye.

Luis Carlos Rodríguez, del Servicio Jesuita para Refugiados, detalla que quienes inician la travesía "son sobre todo familias de escasos recursos". "Muchos de los que cruzan tienen alta desnutrición y tienen dificultades de salud por la falta de medicinas”, añade. Y existen otros peligros que acechan los más de 1.400 kilómetros que separan a los migrantes venezolanos de Ecuador. Uno de ellos es la presencia de grupos armados en Colombia. “El contexto en las fronteras es complejo. Tenemos bandas criminales, algunas disidencias de las FARC, y narcotráfico. Se ha hablado mucho de la presencia del cártel de Sinaloa en la frontera con Ecuador. Muchos venezolanos están siendo víctimas del reclutamiento forzado”, denuncia Rodríguez.

Los venezolanos que emprenden el camino al Sur "empacan sus alimentos, toman todo lo que tienen –aunque tener efectivo en Venezuela es casi imposible–" y se echan a la carretera. Dependiendo de los recursos disponibles, la travesía puede durar "desde unos días hasta varios meses", explica Rodríguez. Muchos venden golosinas para subsistir durante el viaje, otros cantan por dinero. En un país extranjero donde el bolívar no vale nada, muchos venezolanos regalan sus billetes a cambio de cualquier moneda. "Hay, incluso –relata Rodríguez– mucha gente que coge los billetes de bolívares y hace artesanías" para venderlas. 

El Puente Internacional Simón Bolívar, la principal vía que une Venezuela con Colombia, tiene más de trescientos metros de largo y apenas siete de ancho. Por allí cruzan, cada día, unas cinco mil personas, según el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur). Y de ellas, unas tres mil no vuelven a Venezuela. Emprenden lo que la Agencia para Refugiados de la ONU considera "uno de los movimientos humanos más grandes de la historia de América Latina": el éxodo venezolano.

Más sobre este tema
>