El último informe de la Comisión Europea pronostica un flujo migratorio de 3 millones de refugiados entre los años 2015 y 2017. Concretamente, el documento fechado en noviembre fijaba en un millón la cifra de migrantes que llegarían a territorio europeo al término del 2015, un millón y medio en 2016, y medio millón en 2017.
Dos meses después, los datos permiten hacer balances y sopesar las valoraciones de los expertos. Según la Organización Internacional de Migraciones (OIM), el año 2015 cerró con 1.004.356 migrantes llegados a Europa vía marítima –de los cuales más de 3.500 desembarcaron en España–, lo que supone un incremento casi cinco veces mayor a la cifra registrada durante el año anterior, que llegó a los 219.000.
Si las previsiones de la Unión Europea se cumplen también para el año que acaba de entrar, un millón y medio de refugiados llegarían a una Europa colapsada ante un flujo migratorio en continuo crecimiento.
A principios del mes de septiembre la Comisión Europea marcó en 160.000 el número de refugiados que los Estados miembros deberán reubicar durante los dos próximos años. Actualmente, y según datos de la propia institución actualizados el pasado 4 de enero, tan sólo se han reubicado 272 personas, y el total de plazas disponibles que los países han hecho públicas no pasa de las 4.237, muy lejos de los objetivos fijados.
Precisamente España se sitúa a la cola, con sólo 50 plazas disponibles, que hasta el momento han sido ocupadas por 18 refugiados.
A este ritmo, los expertos no sólo ven inalcanzable la cuota fijada por la Comisión, sino que además la estiman del todo insuficiente teniendo en cuenta el flujo migratorio previsto para los próximos años. Las políticas que provienen de la Unión Europea, además, parecen distar de la solución que con tanta urgencia requieren los refugiados llegados a Europa.
Previsiones “muy negativas” para 2016
El catedrático de Filosofía del Derecho y Filosofía Política en el Instituto de Derechos Humanos de la Universitat de València y expresidente de la Comisión Española de Ayuda al Refugiado(CEAR), Javier de Lucas, se pregunta, en conversación con infoLibre, "hasta dónde llega la voluntad política de los Estados".
"La Unión Europea tiene un deber jurídico básico, el de asilo, y dispone de medios para garantizarlo", recalca el catedrático, al tiempo que lamenta la falta de voluntad de los países miembros. Critica medidas enfocadas a frenar el flujo de inmigrantes que llegan a territorio europeo, y señala especialmente a los incentivos destinados a países como Turquía para que eviten la salida de refugiados. "Lo que hemos comprado a Erdogán es que pare a su propia gente, que limite un derecho básico", apunta, y reprocha que la única solución sea impedir que lleguen a su destino: "Apoyamos a los Estados limítrofes para que los frenen en las condiciones que sea".
A la vigilancia en los países de origen se suma el control fronterizo por parte de determinados Estados. Los últimos movimientos al respecto provienen de Suecia y Dinamarca, quienes han impuesto controles temporales en sus fronteras con el fin de frenar el número de migrantes que intenten solicitar asilo en esos países.
Para Javier de Lucas las prioridades de la Unión Europea deberían apuntar hacia dos aspectos actualmente desterrados por los mandatarios: el salvamento marítimo y la ampliación de vías legales para la entrada en Europa.
El año 2015 dejó, según la OIM, un total de 3.771 muertes de migrantes en el Mediterráneo. A pesar de las cifras negativas, las políticas de la Unión Europea continúan dirigiendo sus acciones hacia el control, en lugar emprender un cambio de perspectiva enfocado en la asistencia. De Lucas lo identifica con un "servicio de policía" que impide, según el experto, la "coordinación de servicios diplomáticos entre los países en crisis y los adyacentes para que puedan cubrir la situación legalmente y que los refugiados puedan llegar sin poner en riesgo su vida".
Aunque las soluciones en raras ocasiones coincidan entre los distintos actores políticos y los expertos en derechos humanos, el diagnóstico suele guardar similitudes. La percepción, atendiendo a los resultados, es mayoritariamente negativa. El pasado 6 de enero el Ministerio del Interior alemán criticó que la reubicación de refugiados no funcionaba, aunque apostó, una vez más, por reforzar los controles y la vigilancia de los países miembros, barajando incluso la posibilidad de exigir a las compañías de transporte la identificación de los viajeros.
Por su parte, el exalto comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) aseguró en un seminario diplomático en Lisboa que la Unión Europea no había sido capaz de gestionar la crisis migratoria y alertó de la posibilidad de que se produzca un colapso del sistema europeo de asilo: "Es necesario dar un apoyo estructural mucho mayor a los países donde los refugiados buscaron el primer refugio", defendió.
En cuanto a los medios de los que dispone la Unión Europea para afrontar el millón y medio de refugiados que se prevén en 2016, Javier De Lucas echa la vista atrás para justificar sus escasas expectativas. "Las medidas son ficticias teniendo en cuenta que arrancamos de un balance tan desastroso como el del 2015", explica. Las previsiones, señala, "son muy negativas".
Ver másAlemania critica que la reubicación de refugiados no funciona y afirma que los controles continuarán
Irene Carrión, activista en SOS Racismo, asegura que "la propia previsión genera un escenario que no termina de cuadrar", de modo que la política de cupos, sostiene, "lleva a unas planificaciones que no son realistas". Para Carrión, el ritmo de reubicación evidencia la imposibilidad de alcanzar los objetivos fijados.
"Todo lo que los Estados miembros han dicho sobre refugiados era mentira, no había ninguna voluntad politica de cumplir sus obligaciones jurídicas", sentencia Javier de Lucas, quien lamenta además que las políticas en materia de inmigración "han sido brutales", y critica el "juego político" que utiliza la amenaza terrorista como "argumento electoral" para frenar la llegada de refugiados en pro de la seguridad ciudadana.
El motivo del fracaso que la política migratoria ha experimentado en el año 2015, y que condena al 2016 a una continuidad catastrófica es, para el experto, obvia: "Los refugiados no importan, sólo se hace escenografía". Irene Carrión coincide en este aspecto y reconoce que "la percepción final es que la reubicación desde la Unión Europea no funciona".
El último informe de la Comisión Europea pronostica un flujo migratorio de 3 millones de refugiados entre los años 2015 y 2017. Concretamente, el documento fechado en noviembre fijaba en un millón la cifra de migrantes que llegarían a territorio europeo al término del 2015, un millón y medio en 2016, y medio millón en 2017.