El golpe de Estado que ha derrocado al presidente Mohamed Morsi para reemplazarlo por Adly Mansour en Egipto ha provocado diferentes reacciones en la comunidad internacional, reacciones que van desde la tibia respuesta de la Unión Europea a la más contundente del Gobierno alemán.
El ministro francés de Exteriores, Laurent Fabius, ha afirmado que "Francia toma nota" de que "en la situación tan degradada y de extrema tensión de Egipto, finalmente se han anunciado nuevas elecciones, tras un periodo de transición". El ministro también ha confiado en que "se preparen los plazos en el respecto de la paz civil, el pluralismo, las libertades individuales y los logros de la transición democrática, con el fin de que el pueblo egipcio pueda elegir libremente a sus dirigentes y su futuro".
Sin embargo su homólogo alemán, Guido Westerwelle, ha sido bastante más duro. Desde Atenas, ha considerado que lo ocurrido supone un "serio revés para la democracia en Egipto" y por ello ha defendido la urgencia de "la vuelta lo antes posible al orden constitucional". Westerwelle también ha hecho un llamamiento al diálogo a todos los partidos políticos egipcios con el fin de sentarse juntos y "buscar una salida a la grave crisis nacional", asegurando que la única forma de resolver la situación actual es "mediante el diálogo y el compromiso político" sin excluir a ningún grupo social de las conversaciones, en referencia a los Hermanos Musulmanes.
El ministro de Exteriores británico, William Hague, ha ido en la misma línea al asegurar que la intervención militar no es la solución. Por ello, ha pedido a las partes implicadas en el proceso "el liderazgo y la visión necesarios para restituir y renovar la transición democrática" en Egipto. "Es de vital importancia responder a la fuerte voluntad del pueblo egipcio para que el progreso económico y político de su país se desarrolle más rápido", ha declarado Hague, añadiendo que "esto debe implicar un proceso político en el que todas las formaciones políticas tengan las mismas oportunidades de presentarse a las elecciones anticipadas y las mismas posibilidades de liderar un gobierno civil".
Por su parte, la jefa de la diplomacia europea, Catherine Ashton, ha instado "a todas las partes a volver rápidamente al proceso democrático, lo que incluye la celebración de elecciones presidenciales y parlamentarias libres y justas y la aprobación de una Constitución que se haga de forma inclusiva, para permitir al país retomar y completar su transición democrática". Ashton también ha condenado "todos los actos violentos", además de ofrecer sus condolencias a las familias de las víctimas, y ha emplazado a las fuerzas de seguridad a hacer todo lo que esté en su mano para "proteger la vida y el bienestar de los ciudadanos egipcios".
Estados Unidos, que el miércoles ya ordenó la evacuación de todo el personal no imprescindible de su embajada en El Cairo, ha expresado su preocupación por la intervención del Ejército y y ha asegurado, por medio de un comunicado del presidente Obama, que continuarán "trabajando con el pueblo egipcio para que la transición a la democracia tenga éxito". Asimismo, ha afirmado que "ninguna transición está exenta de dificultades, pero al final tiene que respetarse la voluntad del pueblo". No obstante, el jefe del Estado Mayor de las Fuerzas Armadas de Estados Unidos, el general Martin Dempsey, ha advertido a los militares egipcios de las "consecuencias" de "gestionar mal" la crisis política, en referencia a la posibilidad de interrumpir las millonarias ayudas que el país envía a Egipto.
"Al fin y al cabo, es su país y encontrarán su camino, pero habrá consecuencias, si se gestiona mal. Hay leyes que nos imponen cómo actuar ante este tipo de situaciones", ha asegurado Dempsey. A este respecto, Obama ha anunciado a través de un comunicado que revisará "las implicaciones, conforme a la legislación, de la ayuda al Gobierno de Egipto", estimada en unos 1.500 millones de dólares (1.153 millones de euros) anuales, la mayoría de los cuales se destinan a las Fuerzas Armadas.
La ONU, por boca de su secretario general Ban Ki Moon ha expresado que considera "crucial" restaurar "la autoridad civil de acuerdo con los principios democráticos". "El mundo está observando atentamente los próximos pasos con la esperanza de que los egipcios sigan un curso pacífico, superen las profundas dificultades que afrontan y encuentren el necesario terreno común para seguir adelante con la transición democrática por la que muchos han luchado valientemente", ha indicado, toda vez que ha hecho hincapié en la necesidad de "preservar los derechos fundamentales, incluidos los de libertad de expresión y reunión".
Rusia ha llamado a la "contención" a todas las partes y les ha pedido que "se guíen en sus obras y gestos por los intereses nacionales". Asimismo, el Gobierno de Vladimir Putin considera necesario que todas las partes "confirmen en la práctica su aspiración de resolver democráticamente los problemas acumulados en el terreno político, social y económico sin recurrir a la violencia y teniendo en cuenta los intereses de todos los sectores y confesiones de la sociedad egipcia".
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Los países árabes, más receptivos con la vuelta del Ejército al poder
Las respuestas de los países occidentales, que oscilan entre el contundente rechazo y una aceptación con reservas del golpe, tienen su contrapunto en las reacciones de varios países árabes. Así, Arabia Saudí ha enviado un mensaje de felicitación a Adly Mansour por su nombramiento como presidente interino, en el que le desea suerte para liderar Egipto "en un periodo tan crítico de su historia" y le asegura que rezan "para que Dios le ayude a cargar con la responsabilidad puesta sobre usted para lograr las ambiciones del pueblo hermano de Egipto".
Por su parte, según informa Al Yazira, el dictador sirio Bashar Al-Asad elogió el miércoles las protestas de Egipto en contra de Morsi y afirmó que su derrocamiento significa el fin del "Islam político", al afirmar que los egipcios habían descubierto "las mentiras" de los Hermanos Musulmanes. "Este es el destino de cualquiera que intenta utilizar la religión para los intereses políticos o partidistas", declaró. Los Emiratos Árabes Unidos también dieron la bienvenida a la vuelta del Ejército al poder, al considerar que "el gran Eército egipcio fue capaz de demostrar una vez más que es la muralla de Egipto, el protector y el escudo que garantiza que Egipto seguirá siendo un estado de derecho".
El golpe de Estado que ha derrocado al presidente Mohamed Morsi para reemplazarlo por Adly Mansour en Egipto ha provocado diferentes reacciones en la comunidad internacional, reacciones que van desde la tibia respuesta de la Unión Europea a la más contundente del Gobierno alemán.