La máxima autoridad sobre cambio climático lanza su aviso: tenemos 12 años para evitar el colapso

El grupo de científicos con mayor autoridad en temas de cambio climático, el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC, por sus siglas en inglés) ha emitido su aviso más serio hasta la fecha. El organismo, dependiente de las Naciones Unidas, ha decidido publicar un informe especial, al margen de sus evaluaciones periódicas, para advertir de la necesidad de limitar al cambio climático a 1,5 grados en 2030 para evitar los peores efectos del cambio climático. Es, a juicio del propio panel, el documento más importante que han elaborado nunca.

La elección de la cifra no es casual: en 2015, se firmaron los llamados Acuerdos de París, que se planteaban como objetivo limitar la subida media de las temperaturas a 2 grados y, de ser posible, a 1,5 durante el siglo. Lo que viene a decir el documento del IPCC es que no es suficiente, que un pacto así nos condena a daños “irreparables” y que se tiene que fijar el grado y medio como la única subida razonable, aunque no pueda ni deba pasar desapercibida. Y que no tenemos todo el siglo de margen para actuar: hay que hacerlo ya.

El informe del IPCC pone el foco en lo que están haciendo, a día de hoy, los Estados contra el cambio climático. Ya no son los ecologistas, sino los científicos de Naciones Unidas los que aseguran que los NDC, los compromisos de reducción de emisiones de los países, son absolutamente insuficientes. “Hay un alto acuerdo de que dichos niveles no están en línea con las vías que limitan el calentamiento a 1.5 ° C a finales de siglo”, afirma el documento, pese a que reconoce que son un instrumento útil y necesario. El grupo explica que, de contar con el nivel de compromiso actual, el calentamiento global podría llegar a reducirse apenas 0,2 grados con respecto a una evolución natural de las emisiones de gases de efecto invernadero, sin acción climática.

Como explica Ecologistas en Acción, el IPCC considera que se necesitaría una reducción de 24,2 gigatoneladas de CO2 equivalente por parte de los países “enriquecidos” y de 6,6 gigatoneladas por parte de los empobrecidos, para dejar el calentamiento en 2 grados. A lo que se han comprometido actualmente los ricos es a 5,5 gigatoneladas, y los pobres a 8,3, lo que, además de contradecir cualquier postulado básico de justicia climática –que pague quien ha contaminado más– elevaría la subida media de las temperaturas a unos terroríficos 5 grados.

Precisamente los NDC’s fueron la causa de la confrontación en la pasada cumbre de Bangkok, planteada como reunión de trabajo previa a la próxima gran cumbre del clima. El objetivo del encuentro era, una vez más, pasar de las palabras a los hechos el Acuerdo de París: convertir las promesas vacías en compromisos reales, medibles y vinculantes. Tres años después, está por definir qué modelo es el que se va a imponer para medir las emisiones de cada Estado, cómo se van a contabilizar los avances y cómo se va a revisar el proceso. Tampoco hay avances reseñables en financiación climática: los recursos que deben ser transferidos del Norte al Sur global para que los países menos boyantes, económicamente y en términos de desarrollo clásico, afronten la descarbonización.

Los NDC’s tienen como referencia 2030, así como el informe del IPCC, que llama a limitar esa subida de 1,5 grados de cara a 2030 para evitar los peores efectos. El documento explicaría qué pasaría, según las estimaciones de la comunidad científica internacional, si llegamos a ese nivel de calentamiento global y qué pasaría si lo superamos. El mensaje es claro: tenemos 12 años para evitar una catástrofe social, política, económica, medioambiental y, ante todo, global.

El impacto en los “sistemas humanos”

Numerosos medios y organizaciones se han centrado en las consecuencias que prevé el IPCC en escenarios de calentamiento global de 1,5 grados y de 2 grados en 2030 para la vida animal y vegetal y para los ecosistemas. Los arrecifes de coral, en el primer escenario, se reducirían al 70%: con 2 grados desaparecerían casi al completo. Con una subida de las temperaturas medias de 1,5 grados sobre niveles preindustriales, la probabilidad del océano Ártico de quedarse sin hielo en verano sería de una vez por siglo frente a un mínimo de una vez por cada decenio en caso de que sea de 2 grados. Pero el informe, además, traduce el impacto de estos cambios a los “sistemas humanos”.

Los eventos climatológicos “extremos”, como grandes olas de calor o huracanes, aumentarían en intensidad y frecuencia en un escenario de 2 grados comparado con el aumento, menos lesivo, de 1,5 grados. La temperatura de las estaciones frías en las latitudes altas pasaría de 4,5 grados de subida a 6 grados. En la región mediterránea, que incluye a España, las sequías serían, con una probabilidad “media”, mucho más duras con 2 grados de calentamiento global, lo que podría condenar a sectores económicos y regiones altamente dependientes del agua para su subsistencia, como el imperio del regadío en el Levante español.

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El documento explica que la investigación existente hasta el momento indica que el cambio climático, tanto en 1,5 grados de subida como en 2 grados, es un peligro serio “para la mayoría de los sectores y servicios económicos clave”. “Las consecuencias del cambio climático para la infraestructura, el turismo, la migración, los rendimientos de los cultivos y otros impactos interactúan con los factores subyacentes. Hay grandes vulnerabilidades, como para los individuos y comunidades comprometidas con el pastoreo, la agricultura de montaña y la pesca artesanal, que afectará a sus medios de vida e incrementará las tasas de pobreza”, resume.

El consenso científico indica que es imposible, a estas alturas, detener al completo el cambio climático. Los expertos analizan que en la actualidad estamos sufriendo un aumento medio del termómetro de un grado. Pero incluso llegar a 1,5 grados de calentamiento global en 2030, un escenario que provocará migraciones climáticas, grandes sequías y huracanes y empeoramiento de las condiciones de vida de buena parte del planeta –la más débil–, es muy difícil. El IPCC advierte de lo que ya llevan diciendo años muchos actores de la acción climática, a diferencia del business as usual: no basta maquillaje, hay que abordar una revolución verde. Limitar el cambio climático a los 1,5 grados, ya de por sí dañinos, solo es posible si los Gobiernos abordan cambios rápidos, de largo alcance y sin precedentes en todos los aspectos de la sociedad”. Este gráfico, filtrado días antes de la publicación del documento, ilustra cómo de exigente será el reto en los 12 años que nos quedan. Aún no es tarde, pero pronto lo será.

 

El grupo de científicos con mayor autoridad en temas de cambio climático, el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC, por sus siglas en inglés) ha emitido su aviso más serio hasta la fecha. El organismo, dependiente de las Naciones Unidas, ha decidido publicar un informe especial, al margen de sus evaluaciones periódicas, para advertir de la necesidad de limitar al cambio climático a 1,5 grados en 2030 para evitar los peores efectos del cambio climático. Es, a juicio del propio panel, el documento más importante que han elaborado nunca.

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