El papel clave de los países gobernados por la izquierda en América del Sur ante la crisis de Venezuela

Protestas en Caracas tras las elecciones del pasado domingo.

Ludovic Lamant (Mediapart)

El jueves 1 de agosto se produjo el cuarto día consecutivo de protestas y enfrentamientos en Venezuela, tras la supuesta victoria del actual presidente Nicolás Maduro en las elecciones presidenciales del 28 de julio. Según la ONG Human Rights Watch, durante los tres primeros días han muerto al menos veinte personas y la fiscalía ha informado de que han sido detenidas más de mil personas.

En este contexto de extrema tensión, la líder de la oposición, María Corina Machado, ha llamado a la "movilización" por primera vez desde el comienzo de la semana, en un mensaje publicado en la red social X el miércoles por la noche. Según el Consejo Nacional Electoral (CNE), el candidato chavista ganó con el 51,2% de los votos, frente al 44,2% de su principal adversario, Edmundo González Urrutia, apoyado por María Corina Machado, a quien se había impedido presentarse.

Pero la oposición presenta otras cifras en una página web creada para la ocasión: 67% para González contra 30% para Maduro en base a un recuento del 81,85% de las actas emitidas por cada máquina de votación al final de la jornada. El pasado miércoles, en una larga rueda de prensa en Caracas, el presidente Maduro decretó que "María Corina Machado y Edmundo González deberían estar entre rejas". Y advirtió: "No queremos volcarnos hacia otras formas de revolución. Pero si nos vemos obligados a ello, no me temblará el pulso".

Más allá de la batalla entre el chavismo y la oposición, es decisiva la actitud de la comunidad internacional para perfilar una salida a la crisis. Algunos países, como China, Rusia, Irán, Cuba, Bolivia y Nicaragua, reconocieron rápidamente los resultados el lunes.

Pero el resto de la comunidad, siguiendo los pasos de Naciones Unidas, exige transparencia y la publicación por parte del CNE de los resultados detallados de las elecciones, es decir, las famosas actas, para comprobar que las cuentas en papel concuerdan con los resultados calculados por las máquinas. Al final de una conversación telefónica de treinta minutos mantenida el martes, los presidentes de Brasil y Estados Unidos, Luiz Inácio Lula da Silva y Joe Biden, instaron a Caracas a "divulgar inmediatamente los datos completos, transparentes y detallados de las votaciones en los colegios electorales".

Por su parte, el presidente de Colombia, Gustavo Petro, de izquierdas, esperó dos largos días antes de reaccionar el miércoles en X en un extenso texto en el que expresó su deseo de que "las elecciones terminen en paz, permitiendo un seguimiento transparente con el escrutinio de las papeletas y las actas, y bajo la supervisión de todas las fuerzas políticas [de Venezuela]".

Brasil, Colombia y México en vanguardia

Las posiciones de Brasil y Colombia son decisivas en la actual crisis, dos países liderados por una izquierda que no ha cortado sus lazos con el chavismo. En su día, Lula simpatizaba con Hugo Chávez, y sigue siendo muy crítico con las sanciones internacionales impuestas contra Caracas. En cuanto a Petro, está convencido de que el éxito de su mandato en Colombia depende de la vuelta a la normalidad en la vecina Venezuela.

Desde el domingo, ambos países se han cuidado en sus comunicados de no ofender a Maduro con el fin de mantener una posición de intermediarios. En su texto, Petro retoma la idea planteada por Colombia antes de las elecciones: un acuerdo entre las fuerzas políticas, en el que el partido ganador se compromete a no perseguir después al partido perdedor. Una "declaración unilateral de Estado", en palabras de Petro, que sería notificada a Naciones Unidas. El presidente colombiano también insta a Washington a levantar las sanciones económicas contra Venezuela, para insuflar oxígeno a un país económicamente agotado.

El régimen de Maduro tiene que entender que los resultados que publica son difíciles de creer

El chileno Gabriel Boric

Otro país clave del continente americano liderado por la izquierda, México, por voz de la que será presidenta a partir del martes 30 de agosto, Claudia Sheinbaum, reclamó también esa exigencia de transparencia. Pero la ex alcaldesa de la Ciudad de México añadió una aclaración: "No estamos de acuerdo con el intervencionismo. Venezuela es un país libre y soberano, y debemos reconocer la autodeterminación del pueblo venezolano".

Sheinbaum se refiere en particular al comunicado publicado el martes 30 de julio por la Organización de Estados Americanos (OEA), que denunció la "aberrante manipulación" de Maduro de los resultados del domingo. Desde entonces, el presidente saliente de México –y partidario de Sheinbaum–, Andrés Manuel López Obrador (AMLO), ha anunciado que va a boicotear la próxima reunión de la OEA, en desacuerdo con la "parcialidad" de la institución. "No es serio, no es responsable, eso no ayuda a encontrar una solución pacífica, democrática", dijo AMLO.

Siete embajadores expulsados de Caracas

Por su parte, Gabriel Boric, el presidente de Chile, también de izquierdas, fue uno de los primeros en reaccionar el lunes y pedir más transparencia en los resultados antes de reconocer cualquier victoria del bando chavista, estando de viaje en Emiratos Árabes Unidos. "El régimen de Maduro debe entender que los resultados que publica son difíciles de creer", dijo.

Tal y como recoge el diario El País, el afán de Boric por distanciarse de Maduro ha causado un revuelo en el seno de su propia coalición en Santiago, pues el Partido Comunista, parte de ella, ha reconocido la victoria de Maduro.

La posición de Boric ha irritado sobre todo al principal afectado. El mismo lunes por la tarde, el gobierno venezolano ordenaba la expulsión de los embajadores de siete países, entre ellos Chile, pero también Argentina, Costa Rica, Panamá, Perú, República Dominicana y Uruguay. La respuesta de Boric fue que Caracas "demuestra una profunda intolerancia hacia la disidencia, algo esencial en una democracia".

Desde ese punto de vista, la expulsión del embajador argentino sorprende menos, dado que Javier Milei, el presidente libertario de extrema derecha elegido en 2023, goza mostrando su odio al chavismo siempre que puede. El lunes publicó un vídeo dirigido al "heroico pueblo venezolano": "El fraude organizado por el dictador Nicolás Maduro no es más que una victoria pírrica: cree que ha ganado una batalla, pero lo más importante es que los leones venezolanos han despertado."

En un acto tan previsible como siniestro, Maduro se apresuró a saltar a la palestra, insultando al presidente argentino y haciendo que sus seguidores en Caracas repitieran el insulto: " Milei, basura, tú eres la dictadura."

En Buenos Aires, las distintas corrientes peronistas, una familia política difusa que va desde la derecha hasta la extrema izquierda, adoptaron posturas diferentes sobre el resultado de las elecciones. Sergio Massa, el candidato peronista de derechas que fue derrotado por Milei en 2023, se negó a reconocer la victoria de Maduro. Pero la ex presidenta Cristina Kirchner, leal a Maduro, ha guardado silencio hasta ahora. Está previsto que hable sobre el tema en una conferencia el sábado 3 de agosto en México.

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El pulso entre Buenos Aires y Caracas se complica aún más por el hecho de que la embajada argentina en Caracas acoge desde marzo a seis opositores venezolanos en calidad de refugiados políticos. Eran miembros del comité de apoyo de María Corina Machado cuando aún era la candidata oficial de la oposición a las elecciones presidenciales. La expulsión de los diplomáticos argentinos hace aún más incierto su destino.

A estas alturas, ante la presión internacional, Nicolás Maduro se ha comprometido a "aclarar todo lo que haya que aclarar". El CNE justifica los retrasos en la publicación del recuento preciso por un ataque informático. Según la Fiscalía, este ciberataque, lanzado desde Macedonia del Norte, ha sido planeado por opositores venezolanos. El ministro de Transformación Digital de Macedonia del Norte ha negado las acusaciones de la fiscalía venezolana.

Traducción de Miguel López

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