En su sexto informe de evaluación, el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC) examina las consecuencias de la catástrofe climática para la salud y el bienestar. Presentado en la primavera de 2022, el informe se basa en el estado actual de los conocimientos científicos y hace previsiones para el futuro, pero la realidad le ha superado.
Los expertos del IPCC intentaron proyectar la mortalidad asociada a las perturbaciones climáticas en 2030 y 2050, según distintos escenarios de emisiones de gases de efecto invernadero y de adaptación. Mientras que el hemisferio sur se verá afectado principalmente por el aumento de la malaria y el dengue, la desnutrición y las enfermedades diarreicas, las poblaciones del hemisferio norte, desde Norteamérica hasta el sudeste asiático pasando por Europa, sufrirán sobre todo las consecuencias del calor.
60.000 muertes relacionadas con el calor en Europa en 2022
En su informe publicado en la primavera de 2022, el IPCC se basó en las proyecciones realizadas por la Organización Mundial de la Salud (OMS) en 2014, que preveía más de 5.000 muertes al año en Europa en 2030 debido al cambio climático, y más de 10.000 muertes al año en 2050.
Ya en el verano de 2022 se habían superado estas previsiones: investigadores del INSERM (Instituto Nacional de Salud e Investigación Médica) y del Instituto de Salud Global de Barcelona han calculado que en Europa morirán 61.672 personas más por enfermedades relacionadas con el calor. Y 2022 no es una anomalía, como podemos ver desde el comienzo del verano de 2023, con una avalancha de olas de calor y temperaturas récord desde Estados Unidos hasta China y Europa.
¿Está contribuyendo el cambio climático a invertir la larga tendencia al alza de la esperanza de vida en Francia? En junio de 2023, el INSEE (Instituto Nacional de Estadística) observó que el exceso de mortalidad en Francia, muy elevado en 2020 y 2021 debido al Covid, era aún mayor en 2022, a pesar del descenso neto de las muertes por Covid (38.300 en 2022, frente a 59.100 en 2021). El INSEE aduce varias explicaciones: las oleadas de Covid, más dos brotes de gripe en primavera y principios de otoño de 2022, y el verano tan caluroso de 2022. El INSEE hace un seguimiento de la diferencia entre las muertes esperadas y las observadas, e identifica un claro pico de exceso de mortalidad que comienza a mediados de junio y termina en septiembre de 2022, con un máximo del +12,8%.
En junio de 2023, Santé publique France publicó un estudio sobre la mortalidad relacionada con el calor en la Francia continental durante el verano de 2022 y contabilizó 7.000 muertes en exceso –frente a las normalmente esperadas– atribuibles al calor en 2022.
Las múltiples causas de la mortalidad relacionada con el calor
Como señala el IPCC, la edad es el principal factor de riesgo cuando se trata de calor. Por ello, el hemisferio norte, con su población envejecida, está especialmente expuesto. Pero ese punto común debe matizarse, advierte la agencia. En el periodo 2014-2022, más de dos tercios de las muertes atribuidas a la ola de calor afectaron a personas mayores de 75 años, pero casi un tercio eran más jóvenes.
Hay muchas causas de muerte asociadas a las olas de calor, según un estudio de The Lancet publicado en 2021, que intenta elaborar una lista exhaustiva. Las personas, a menudo de edad avanzada, pueden morir durante un periodo de canícula como consecuencia de un golpe de calor, deshidratación o hiponatremia (cuando el nivel de sodio en la sangre es demasiado bajo). Los trabajadores expuestos al calor extremo también son vulnerables a estos riesgos.
Pero el calor puede tener efectos retardados, sobre todo en personas con problemas de salud ya existentes, agravándolos. La lista de enfermedades preexistentes que corren riesgo por el calor es muy larga. Las enfermedades cardiovasculares son la principal causa de muerte tras una ola de calor, por delante de las enfermedades respiratorias, agravadas por la contaminación atmosférica. Los enfermos renales también son muy vulnerables, sobre todo si están deshidratados. La sudoración excesiva también puede desequilibrar la diabetes de tipo 1 ó 2. El consumo excesivo de medicamentos, alcohol o cocaína también es un factor de riesgo de mortalidad.
Las personas aisladas o que viven en condiciones precarias también corren peligro cuando hace calor, porque son menos capaces de pedir ayuda, viven en pisos más pequeños, menos aislados o climatizados y tienen menos posibilidades de desplazarse a lugares más frescos.
El informe del IPCC también hace hincapié en el impacto de las olas de calor sobre la salud mental. Consideran que se ha demostrado una relación definitiva entre el aumento de las temperaturas, por encima de los 30°C, y un incremento de los suicidios. El IPCC también prevé un impacto negativo en el bienestar y la salud mental de la población, sobre todo de los niños y adolescentes, especialmente las niñas.
Los mosquitos, la otra amenaza agravada por el calentamiento global
El hemisferio norte ya está pagando un precio humano por el desastre climático, pero no en la misma escala que el hemisferio sur. En concreto, el IPCC prevé más muertes por enfermedades transmitidas por insectos que se benefician del calentamiento global, especialmente garrapatas y mosquitos.
El dengue, que prospera en climas cálidos y húmedos con fuertes precipitaciones, se está extendiendo. El cambio climático ha facilitado el desarrollo de la fiebre chikungunya, incluso en Europa. El zika se propagó a Sudamérica en 2016 tras periodos de calor récord y sequía extrema en 2015. Las altas temperaturas también favorecen a las garrapatas que propagan la enfermedad de Lyme.
Para finales de siglo, el IPCC prevé una proliferación en el hemisferio sur del mosquito egipcio, principal vector del dengue, la infección por el virus del Zika, el chikungunya y la fiebre amarilla. En el peor de los escenarios de emisiones de gases de efecto invernadero, el sur de Europa y Estados Unidos se verán afectados.
De momento, el mosquito tigre, que también transmite el dengue y la chikungunya, se está instalando en Europa, cada vez más al norte y cada vez más rápido. Santé publique France acaba de alertar sobre el aumento de casos autóctonos de dengue en Francia continental: en 2022 se detectaron nueve episodios de transmisión autóctona de dengue, con un total de 66 casos.
"Hace diez años, en 2013, el mosquito tigre vivía en 8 países europeos y 114 regiones. Hoy, está presente en 13 países y 337 regiones", ha afirmado el Centro Europeo para la Prevención y el Control de las Enfermedades (ECDC) en un reciente comunicado. Y por primera vez en 2022, el mosquito egipcio, un transmisor de enfermedades aún más preocupante, ha sido localizado en Chipre y "se espera que se establezca en otros países europeos", advierte el ECDC.
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Traducción de Miguel López