Los jueces encargados del asunto de la financiación libia, que ha llevado a procesar a un ex presidente de la República y a tres ex ministros –un hecho sin precedentes en Francia–, notificaron el viernes 21 de octubre a las partes que la investigación judicial habían llegado a su fin tras nueve años de instrucción, según varias fuentes, confirmando la información de L'Obs.
Conocido también como el asunto Sarkozy-Gadafi, el caso iniciado por el juez Serge Tournaire, y que ahora está en manos de la jueza Aude Buresi, se ha saldado con la imputación de Nicolas Sarkozy por cuatro presuntos delitos, que él niega: "corrupción", "asociación ilícita", "financiación ilegal de campaña electoral" y "encubrimiento de malversación de fondos públicos".
Al dar por concluida su investigación en este singular caso, la jueza Buresi pone fin a casi una década de extensas pesquisas, que han permitido a los distintos magistrados y policías de la Oficina Anticorrupción (OCLCIFF) que han trabajado en el caso ahondar en el corazón de las razones de Estado y sus secretos, rastrear su dinero oculto e identificar sus distintos compromisos, ya sean políticos, diplomáticos o económicos.
Dos ex ministros del Interior, Claude Guéant y Brice Hortefeux, que niegan los hechos, están igualmente procesados por "asociación ilícita" y "financiación ilegal de una campaña electoral", habiendo sido Claude Guéant acusado también de otros numerosos cargos en el curso de la investigación como "corrupción", "blanqueo de capitales", "falsificación", etc.
El empresario Thierry Gaubert, antiguo colaborador de Nicolas Sarkozy, que resultó ser un eslabón perdido en el caso libio, también está siendo investigado por "asociación ilícita". Como tesorero de la campaña presidencial de 2007, cuyas cuentas están manipuladas según la investigación, el ex ministro de Presupuesto y Trabajo Éric Woerth (actual administrador de la Asamblea Nacional) también está siendo investigado por "financiación ilegal de una campaña electoral", lo que también niega.
En los últimos años, el Tribunal de Apelación de París y el Tribunal de Casación han validado legalmente todas las etapas de la investigación
Según la ley francesa, todo acusado es presuntamente inocente.
Durante la investigación, casi todos los imputados, entre los que destaca Nicolas Sarkozy, impugnaron la validez de sus acusaciones y/o denunciaron errores de procedimiento, aunque en vano: la sala de instrucción del Tribunal de Apelación de París y el Tribunal de Casación han validado en los últimos años cada etapa del procedimiento, consolidando así jurídicamente la investigación.
Con el anuncio del fin de las investigaciones, los imputados pueden ahora solicitar actos de investigación definitivos, que los jueces pueden sin embargo rechazar. Y la Fiscalía Nacional Financiera (PNF) dispone de tres meses para redactar su escrito de acusación definitivo, al término de los cuales el juez de instrucción decidirá si envía o no a todos o algunos de los imputados al tribunal penal para que sean juzgados.
Nicolas Sarkozy tiene una agenda muy cargada. El anuncio del fin de la investigación de Libia se produce un mes antes de la apertura, en París, de su recurso en otro caso, el Bismuth, en el que fue condenado en 2021 a tres años de prisión, uno de ellos de cumplimiento efectivo por "corrupción" y "tráfico de influencias".
El 23 de octubre, preguntado por Le Journal du dimanche (JDD) sobre la influencia de esos casos en su retirada de la política francesa, Sarkozy –que es administrador del grupo propietario del JDD– respondió que "ese era el objetivo, ¿no?", alimentando así la idea, como ya ha hecho muchas veces en el pasado, de una conspiración judicial totalmente inventada para perjudicarle. Incluso una vez comparó a la policía anticorrupción francesa con la Stasi de Alemania del Este, de siniestro recuerdo, en una columna en Le Figaro.
Pero como Mediapart lleva documentando desde 2011, fecha de nuestras primeras revelaciones, el asunto libio muestra hoy una realidad completamente distinta, alejada de los excesos comunicativos y de las teorías conspirativas del clan Sarkozy. Eso ha obligado incluso al ex jefe de Estado a desvincularse, en vano, de sus dos lugartenientes más cercanos, Claude Guéant y Brice Hortefeux, para escapar de las sospechas.
En el caso que nos ocupa, la investigación ha identificado dos redes de presunta malversación, cada una de las cuales responde a diferentes necesidades, en diferentes momentos, y orquestadas por diferentes personajes a los que modestamente se denomina "intermediarios" en los pasillos del poder. Pero para la justicia no son ni más ni menos que agentes de la presunta corrupción que trabajaron en beneficio de los mismos beneficiarios, Nicolas Sarkozy y su primer círculo.
I. La red Takieddine-Senoussi
Empresario franco-libanés Ziad Takieddine, ya condenado en primera instancia en la parte financiera del asunto Karachi, es el primer "intermediario" en torno al cual se estructuró una de las dos redes del asunto Libia. Fue él quien abrió las puertas del régimen de Muammar Gaddafi al gabinete de Nicolas Sarkozy cuando éste aún era ministro del Interior. Fue él quien organizó con todo detalle, a partir de 2005, todos los viajes a Trípoli de Nicolas Sarkozy, Claude Guéant y Brice Hortefeux.
Según la investigación, el 6 de octubre de 2005, día de una visita relámpago de Nicolas Sarkozy a Libia, se estableció la posibilidad de un apoyo financiero del coronel Gadafi al futuro candidato presidencial de la derecha francesa.
Para acercar al equipo de Sarkozy a la dictadura libia, Ziad Takieddine utilizó una peligrosa baza: el cuñado de Gadafi y jefe de la inteligencia militar, un tal Abdallah Senoussi, condenado en 1999 a cadena perpetua por la justicia francesa por haber organizado el atentado contra un avión de la compañía UTA, en el que murieron 170 personas. Desde entonces, se ha emitido una orden de detención internacional contra él.
Pero eso no impidió que, entre septiembre y diciembre de 2005, ni Claude Guéant, director del gabinete de Sarkozy, ni Brice Hortefeux, ministro encargado de las administraciones locales, se reunieran en secreto en Trípoli con Abdallah Senoussi, a espaldas de la embajada francesa, de los servicios secretos, sin traductor ni guardaespaldas, con la única compañía de Ziad Takieddine. Durante la investigación, varios diplomáticos y miembros de los servicios de inteligencia expresaron su asombro ante tales encuentros entre altos funcionarios franceses y un terrorista de Estado buscado por la justicia.
Ante los jueces, Senoussi (ahora detenido en Libia) y Takieddine (huido en el Líbano) afirmaron que el objetivo de estas dos reuniones ocultas era efectivamente financiar en secreto la campaña de Nicolas Sarkozy para las elecciones presidenciales de 2007. Tanto Guéant como Hortefeux negaron tales intercambios, siendo muy imprecisos sobre los motivos y la naturaleza exacta de su encuentro, que lo consideraron una trampa. Según sus versiones, la reunión se hizo dos veces, con tres meses de diferencia, sin que Claude Guéant ni Brice Hortefeux hablaran de ello ni dieran la voz de alarma en su administración, como demostró la investigación.
Las investigaciones revelaron, sin embargo, que pocos días después de la última reunión con Senoussi, éste transfirió, a principios de 2006, por mediación de Ziad Takieddine, 440.000 euros a una cuenta no declarada en Bahamas perteneciente a Thierry Gaubert, ex colaborador de Nicolas Sarkozy en la alcaldía de Neuilly-sur-Seine y en el Ministerio del Presupuesto bajo el gobierno de Balladur (1993-95). Una parte de la suma se retiró en efectivo en Francia.
Nicolas Sarkozy declaró ante los jueces, pero también ante los medios de comunicación, que estos hechos le eran totalmente ajenos, ya que no tenía ninguna relación con Thierry Gaubert desde mediados de los años noventa. Los archivos obtenidos recientemente por los investigadores demostraron que se trataba de una mentira piadosa, ya que, como informó Mediapart, Nicolas Sarkozy y Thierry Gaubert no dejaron de verse durante esos años, directamente o a través de Brice Hortefeux, a veces incluso en relación con los asuntos libios de Ziad Takieddine.
Una "nota de calendario" de Thierry Gaubert, escrita unos días antes de recibir los fondos libios de Abdallah Senoussi, estaba incluso marcada como "NS-Campagne". "NS" para... Nicolas Sarkozy.
Estos elementos acumulados son particularmente condenatorios ya que las investigaciones han sacado a la luz que el equipo de Sarkozy hizo al mismo tiempo muchas gestiones para intentar evitar la orden de detención de Abdallah Senoussi en Francia. El abogado personal de Nicolas Sarkozy, Thierry Herzog, viajó incluso a Trípoli en noviembre de 2005 para reunirse con el equipo de defensa penal del terrorista libio. Cuando fue interrogado, el abogado se acogió al secreto profesional para no responder a las preguntas de los policías.
En mayo de 2009, también tuvo lugar en el Palacio del Elíseo una reunión, cuyo rastro fue encontrado por la policía, sobre el destino judicial de Senoussi.
Además de las transferencias bancarias, también hay dinero en efectivo. En efecto, Ziad Takieddine se ha auto-inculpado de haber transportado también 5 millones de euros en efectivo entre Trípoli y París para entregar los fondos, en tres ocasiones, a Claude Guéant (dos veces) y a Nicolas Sarkozy (una vez). Estos últimos negaron enérgicamente los hechos, y el ex presidente llegó a asegurar a la jueza Buresi que tenía pruebas en su agenda de que ese traslado era físicamente imposible en la fecha que dice la investigación (finales de enero de 2007). El problema fue que cuando Nicolas Sarkozy tenía que presentar su famosa agenda unos días después, informó al magistrado de que en realidad la había perdido.
Las investigaciones también demostraron que, durante 2006, Ziad Takieddine retiró más de un millón de euros en efectivo, transferidos previamente por el régimen libio, antes de llevar las sumas a Francia.
Y la libreta manuscrita de un ex dignatario libio, encontrada por los investigadores tras su sospechosa muerte en Viena (Austria) en 2012, también contenía el rastro de varios pagos a Nicolas Sarkozy y sus familiares en la época de la campaña de 2007. El nombre de Abdallah Senoussi también se mencionaba en estos documentos.
De hecho, los investigadores han encontrado mucho dinero en efectivo no declarado en la victoriosa campaña presidencial de Nicolas Sarkozy en 2007. Un estudio encargado por la justicia estableció que al final de la campaña, después de todos los servicios prestados, quedaban en la tesorería controlada por Eric Woerth al menos 250.000 euros en billetes grandes, lo que sugería una circulación masiva de efectivo durante la campaña.
En su defensa, Woerth explicó que esos billetes grandes habían sido enviados anónimamente por correo por generosos y discretos admiradores de Nicolas Sarkozy, versión luego desmentida durante la investigación y finalmente juzgada como "capciosa", es decir, con intención de engañar, según un informe policial.
La posesión por parte de Claude Guéant, durante la campaña presidencial, de una cámara acorazada en el BNP –era tan grande que cabía en ella un hombre de pie– no podía disipar las sospechas. Claude Guéant explicó que alquiló esta caja fuerte gigante para guardar archivos confidenciales y discursos de Nicolas Sarkozy.
II. La red Djouhri-Saleh
El empresario Alexandre Djouhri, partidario histórico de Chirac, sobre todo por su estrecha relación con el ex primer ministro Dominique de Villepin, es el segundo "intermediario" en el asunto libio. Djouhri se unió totalmente al clan Sarkozy en la época del asunto Clearstream, y poco a poco consiguió ocupar el lugar de Ziad Takieddine en el entorno de Sarkozy. Los dos hombres, que se odian mutuamente, tienen sin embargo muchos puntos en común, empezando por su situación judicial. Al igual que Takieddine, Djouhri ha sido acusado varias veces en el caso libio. Ambos son presuntamente inocentes.
Nicolas Sarkozy pidió a Muammar Gaddafi que le ayudara en su campaña
Dentro del régimen libio, el brazo influyente de Alexandre Djouhri se llamaba Bachir Saleh, que fue director de gabinete de Muammar Gaddafi y presidente de uno de los fondos soberanos más poderosos del país, el Libyan Africa Portfolio (LAP). Tras negar públicamente los hechos, Saleh admitió finalmente ante los investigadores libios que, en octubre de 2005, "Nicolas Sarkozy pidió a Muammar Gaddafi que le ayudara en su campaña", precisando que Gadafi había respondido a Sarkozy: "Si mi amigo Chirac no se presenta, estoy dispuesto a ayudarle.” Varios funcionarios libios en activo en aquel momento, entrevistados el pasado verano, confirmaron esta petición.
Según un resumen de la investigación llevada a cabo por los fiscales libios, "Bashir Saleh había dicho a Ahmed Ramadan –un alto funcionario del gabinete de Gadafi– que había entregado 8 millones de euros a Claude Guéant en Francia [...] Esos fondos fueron transportados a Francia en un vuelo especial desde Trípoli. Durante el traslado, Bashir Saleh estuvo acompañado por Nouri al-Abahni (jefe de la oficina financiera del gabinete). Fue durante la campaña presidencial en Francia.” Claude Guéant siempre ha negado tal malversación.
Bashir Saleh también está procesado en la causa por un pago de 10,1 millones de euros, después de las elecciones presidenciales de 2007, realizado por el fondo estatal LAP, que presidía, a favor de una sociedad offshore panameña perteneciente a Djouhri, un pago realizado bajo la apariencia de la compra de una casa en Mougins, en el sur de Francia, que costaba cinco veces menos. Sin embargo, se sospecha que Alexandre Djouhri financió personalmente a Claude Guéant, gracias a esta operación, con 500.000 euros cuando era Secretario General de la Presidencia de la República. Por consiguiente, con dinero libio, como se vio en el Tribunal de Apelación de París en noviembre de 2021.
Los fondos, que finalmente se utilizaron para comprar un piso detrás del Arco del Triunfo en París, se pagaron en marzo de 2008, tres meses después de que Nicolas Sarkozy pusiera la alfombra roja a Gadafi durante una visita de Estado que fue ampliamente criticada en Francia.
Pero los jueces sospechan que Claude Guéant (cuya tarjeta de identificación bancaria fue encontrada durante un registro en el domicilio de Alexandre Djouhri) presionó al grupo EADS para que pagara a Alexandre Djouhri el remanente de las comisiones ocultas por la venta de aviones Airbus al régimen de Gadafi. Varios ejecutivos del gigante aeronáutico han comparecido ante los investigadores para negar cualquier relación contractual con Alexandre Djouhri.
Sin embargo, la información bancaria obtenida recientemente por los jueces demostró que el intermediario había recibido efectivamente, ya en noviembre de 2006, 2 millones de euros en una cuenta de Singapur por la venta de Airbus a Libia; Alexandre Djouhri reclamaría años después al menos cinco veces más a EADS.
Este descubrimiento condujo a la imputación de un ex ejecutivo de Airbus, Edouard Ullmo, y podría llevar a la empresa a reconocer los hechos como persona jurídica en el marco de un acuerdo judicial de interés público (CJIP) que se dispone a firmar en breve con la Fiscalía Nacional Financiera, según nuestra información. Al ser contactado, el grupo Airbus no quiso hacer comentarios.
Por su parte, Vincent Brengarth, abogado de la asociación Sherpa, parte civil en el caso libio, dijo tener sus reservas sobre la perspectiva de un acuerdo firmado entre el PNF y Airbus. "El acuerdo con la fiscalía permite evitar un juicio público, porque elimina el efecto disuasorio de la sanción, pero también porque deja a la parte civil completamente al margen, ya que no tiene voz en el proceso de negociación entre la fiscalía y las personas jurídicas afectadas. El hecho de que personas físicas puedan ser consideradas responsables independientemente de la conclusión del CJIP no puede ser un premio de consolación", explica.
Alexandre Djouhri, a quien también se acusa de haber ofrecido un reloj Patek Philippe a Claude Guéant, aparece en otra parte del caso libio, y no la menos importante. Se trata de la repatriación de Bachir Saleh desde Francia a raíz de las revelaciones de Mediapart en abril de 2012, entre las dos vueltas de las elecciones presidenciales.
Las investigaciones establecieron que Alexandre Djouhri, junto con el jefe de los servicios secretos nacionales de la época, Bernard Squarcini, había supervisado la huida de Bashir Saleh de Francia a Sudáfrica, mientras era objeto de una notificación roja emitida por Interpol.
Nicolas Sarkozy fue preguntado por este episodio, considerado por los jueces como la sustitución a la autoridad judicial de un testigo clave en la investigación, y aseguró que nunca supo nada de las condiciones de esta repatriación, aunque su antiguo hombre de confianza en el Elíseo, Claude Guéant, fuera ministro del Interior en el momento de los hechos.
En cuanto a Alexandre Djouhri, durante su última audiencia ante la jueza Buresi, a finales de julio, se rebeló contra una investigación que calificó de... "monárquica".
Nicolas Sarkozy, bajo custodia
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"Es una investigación política", denunció el hombre al que varios testigos describieron a la policía como un hombre peligroso.
Traducción de Miguel López