Se trata de una impunidad que intrigaba, desde hace varios años, a economistas, profesores de Derecho y especialistas en Derecho de la Competencia. ¿Cómo se podía explicar que las autoridades estadounidenses, que en el pasado nunca habían dado marcha atrás para acabar con los monopolios u oligopolios considerados perjudiciales para la competencia, dejasen que los gigantes de la Red desarrollen un dominio mundial sin rechistar?
Las autoridades de EEUU acaban finalmente de despertar. El Departamento de Justicia anunciaba el pasado 20 de octubre que había abierto una investigación a Google, acusado de violar la ley Sherman Actley Sherman Act. Esta primera ley antimonopolio moderna, que data de 1890, permitió acabar con el imperio de los Rockefeller en el petróleo, de Carnegie en el acero y de Morgan en la banca.
Las autoridades judiciales estadounidenses acusan a Google de abusar de su posición dominante, de mantener su condición de “guardián de internet” gracias a una serie de acuerdos y prácticas ilegales que le permiten excluir a cualquier posible rival. El Departamento de Justicia también acusa a Google de emplear los miles de millones de dólares recaudados con la publicidad en sus páginas en pagar a los fabricantes de teléfonos, empezando por Apple, para que incluyan a Google como el motor de búsqueda por defecto.
“Todas estas acusaciones son infundadas. Las leyes antimonopolio deben aplicarse en beneficio de los consumidores, no por razones políticas”, ha respondido Google, subrayando que el cuestionamiento del actual modelo gratuito que ha desarrollado sólo puede ir en detrimento de los consumidores y dar lugar a servicios más caros y degradados. “La gente usa Google porque decide usarlo, no porque se vea obligada a hacerlo o porque no tenga alternativas”, ha insistido Kent Walker, director jurídico del grupo, en una entrada de blog.
Este procedimiento judicial, anunciado unos días antes de las elecciones presidenciales, no escapa a la polémica de la campaña. Iniciado tras una investigación que ha durado más de un año, originalmente se pretendía involucrar a casi todos los estados. Pero los desacuerdos surgieron cuando los estados demócratas criticaron al Departamento de Justicia por adoptar un enfoque demasiado limitado del asunto, lo que podría permitir que Google se fuese de rositas. Finalmente, las autoridades federales sólo se basaron en las denuncias de 11 estados. Todos ellos republicanos.
En un tuit, la senadora demócrata Elizabeth Warren criticó a las autoridades judiciales federales que no vayan lo suficientemente lejos en sus acusaciones. “Esto debe continuar sin interferencias políticas”, concluyó. El Departamento de Justicia se defendió, diciendo que la política no tenía ningún papel en el procedimiento, que según añadió, tiene como objetivo el núcleo de los negocios de Google.
La razón por la que el tono ha subido tan rápidamente entre republicanos y demócratas es que el tema de los Gafa (Google, Apple, Facebook, Amazon) se ha vuelto muy político. Durante años, los políticos han visto a estos gigantes de la Red prosperar y expandir su alcance mundial, contentándose con aplaudir sus logros tecnológicos y bursátiles. Al final han terminado por percatarse del poder que ejercen sobre la vida política, económica y social del país.
La crisis del covid ha acentuado aún más su influencia. Mientras miles de empresas se encontraban en un punto muerto, los Gafa han seguido creciendo y embelleciéndose, llegando incluso a convertirse en los únicos vectores de intercambio económico y social en una economía confinada.
Antes de la pandemia se constituyó una comisión de investigación en el Senado. Jeff Bezos (Amazon), Sundar Pichai (Google y Alphabet), Tim Cook (Apple), Mark Zuckerberg (Facebook) comparecieron ante la misma y no fue un mero trámite; se mostraron sorprendidos al ver una hostilidad creciente con la que no contaban. El informe redactado por dicha comisión reclamaba una reescritura legislativa para regular y controlar mejor esta economía digital. que está por encima de todas las leyes.
En su denuncia (el texto completo se puede leer en este enlace), el Departamento de Justicia aborda este viraje. “Hace 20 años, Google se convirtió en el niño mimado de Silicon Valley. Se le veía como una start-up inquieta que desarrollaba una forma innovadora de buscar en una internet emergente. Ese Google ya no existe. El Google de hoy es un monopolio guardián de internet, una de las empresas más ricas del planeta, con una capitalización bursátil de un billón de dólares y una cifra anual de negocios que supera los 160.000 millones de dólares. Desde hace muchos años, Google ha utilizado tácticas contrarias a la libre competencia para mantener y ampliar su monopolio sobre los servicios de búsqueda y publicidad en línea, que son las piedras angulares de su imperio”, escribe. Antes de recordar pérfidamente que Google fue uno de los demandantes contra Microsoft en el último gran caso antimonopolio de EEUU a finales de los 90.
Según las cifras adelantadas por las autoridades judiciales estadounidenses, Google es el motor de búsqueda archidominante en Estados Unidos, al acaparar más del 80% de las consultas. Su navegador Chrome lo utiliza el 70% de los usuarios de internet de todo el mundo. Más del 56% de los estadounidenses usan su sistema Android en sus teléfonos. Mientras que Apple ha desarrollado su propio sistema operativo para sus ordenadores y teléfonos, Google ha alcanzado acuerdos y ha pagado al fabricante, acusa la Justicia norteamericana, para llevar a todos los usuarios a sus plataformas.
Porque además de sus motores de búsqueda, el grupo se ha expandido a otras áreas, vídeos en línea (YouTube), mapas (GoogleMaps), comparadores de viajes y de billetes de avión y mañana ciertamente servicios financieros. Esta fuerza de ataque le da un gigantesco poder de prescripción que el grupo se apresura a monetizar; se ha convertido en el líder mundial de la publicidad en línea, atrayendo a todos los anunciantes.
Sin embargo, tras enumerar los abusos cometidos por Google, a su juicio, las autoridades judiciales de Estados Unidos se abstienen de indicar los recursos que deben aplicarse para cambiar la situación. En cambio, prefieren dejar que sea el tribunal quien determine “las medidas estructurales necesarias para remediar cualquier daño anticompetitivo” y “restaurar las condiciones de competencia en los mercados perjudicados por la conducta ilegal de Google”.
“Estos pasos van en la dirección correcta. Pero esto no aborda el tema más candente, a saber, la recopilación y el uso no ético de datos personales y públicos. Es una omisión flagrante y resulta sorprendente que Estados Unidos no tenga ninguna ley de protección de datos, a pesar de los numerosos casos en los que se ha solicitado dicha legislación”, explica Vasant Dhar, profesor de la Escuela de Negocios Stern de Nueva York, a Market Watch.
Efectivamente, la ausencia de toda referencia a la protección de datos, la materia prima cada vez más lucrativa de la economía digital, es uno de los puntos ciegos de todo este proceso. Pero no es el único. Cada vez más economistas subrayan la necesidad urgente de que los Gobiernos vuelvan a hacerse con el control frente a los gigantes de la Red, ya sea en lo que respecta a la fiscalidad, el acceso al mercado o las cuestiones sociales, a fin de evitar la creación de rupturas y desigualdades inmanejables.
¿Hasta dónde estará dispuesta a llegar la Justicia de EEUU? Algunos temen que se repita la historia de Microsoft; demandado a finales de los años noventa por abuso de posición dominante, el grupo finalmente negoció y salió impune: el principal remedio que se le impuso fue separarse de su servicio de mensajería Messenger.
Otros creen, por el contrario, que los tiempos han cambiado y que este procedimiento es un primer paso decisivo hacia la regulación y el control de la economía digital. En primer lugar, permitiendo que otras jurisdicciones aprovechen la brecha y abran el caso sin temor a represalias por parte de la administración de los Estados Unidos.
El proceso abierto por la Comisión Europea contra Google y, más en general, contra los Gafa han dado lugar a importantes tensiones entre Europa y Estados Unidos. La cuestión de la tributación de estos gigantes de internet sigue sin resolverse.
En segundo lugar, este procedimiento debería permitir aumentar la presión sobre los otros grupos de la Red. Porque muchos políticos creen que no se puede detener sólo con Google. Hay que abordar toda la dominación de estos cuatro o cinco gigantes digitales para derribar un poder que se ha vuelto exorbitante. A la luz de los cargos presentados por el Departamento de Justicia, muchos creen que Apple podría ser el siguiente en la lista.
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Traducción: Mariola Moreno
Leer el texto en francés:
Se trata de una impunidad que intrigaba, desde hace varios años, a economistas, profesores de Derecho y especialistas en Derecho de la Competencia. ¿Cómo se podía explicar que las autoridades estadounidenses, que en el pasado nunca habían dado marcha atrás para acabar con los monopolios u oligopolios considerados perjudiciales para la competencia, dejasen que los gigantes de la Red desarrollen un dominio mundial sin rechistar?