De un lado, mujeres combatientes, armas en mano, incorporadas al Ejército pero también a los grupos de defensa del territorio preparando cócteles molotov, que alimentan toda una iconografía heroica en las redes. De otro lado, la gran mayoría de las mujeres ucranianas camino del exilio, con sus hijos bajo el brazo, cosiendo telas de camuflaje o trabajando en la cocina en la retaguardia del frente, cuando no son bombardeadas embarazadas en una cama de hospital, como en Mariúpol. ¿Cómo se pueden relacionar estas dos imágenes de Ucrania?
Anastasia Levkova, escritora y redactora de varios periódicos antes de que estallara la guerra en Ucrania, quiere destacar esta diversidad de posturas, "independientemente del género", a través del proyecto Ukraïner. "Una es médico, otra lucha con armas, otra ayuda a los refugiados, otra da comida", dice. "También conozco a muchos hombres, sobre todo en Lviv, donde hay más tranquilidad, no batallan. Traducen textos para los medios de comunicación extranjeros, utilizan sus conocimientos informáticos y seguramente son tan útiles aquí como en el frente".
Esta voluntad de hablar de las mujeres, "con o sin armas", "que defienden su Estado", no impide las polémicas, ni la reactivación de los estereotipos: el 8 de marzo de 2022, Día Internacional de la Mujer, circularon por las redes sociales ucranianas vídeos, colgados por hombres alistados, en los que se deseaba irónicamente un feliz cumpleaños a los que se niegan a luchar, "que se esconden en alguna parte". Poco después del inicio del conflicto, el Gobierno ucraniano prohibió a los hombres en edad de combatir salir del país.
"Las mujeres de Ucrania llevan mucho tiempo luchando por la igualdad y están bastante emancipadas", afirma Anastasia Levkova. "Tras la caída de la URSS, a menudo fueron las mujeres las que asumieron la responsabilidad de sus familias y ganaron dinero, porque muchos hombres estaban en un estado de depresión total. Puede parecer contradictorio pedir sólo a los hombres que se queden en el país y dejar marchar a las que se van. Pero durante las dos últimas semanas, estos temas han pasado a un segundo plano. Sólo nos importa la victoria".
Promover a las orgullosas combatientes, sin negar su vulnerabilidad: Ucrania en guerra está constantemente al límite. El análisis de los distintos conflictos en el mundo nos invita a recordar cómo las guerras afectan especialmente a las mujeres civiles. Oksana Pokalchuk, directora de Amnistía Internacional en Ucrania, lo recuerda en Twitter: "Los últimos años de militarización y guerra en el Dombás han provocado un aumento de la violencia de género y han reducido el acceso a los servicios básicos", penalizando en primer lugar a las mujeres (lee el informe sobre esta cuestión aquí). "Esto se está extendiendo por todo el país", advierte la activista.
Además de los crímenes sexuales de guerra, ya denunciados por el ministro ucraniano de Asuntos Exteriores, varias asociaciones advierten también de los riesgos de violencia y abusos sexuales para los cientos de miles de desplazados en todo el país y en Europa. "Hemos visto a muchas mujeres con hijos y chicas jóvenes que viajan solas y las mujeres son muy vulnerables en estas situaciones", apunta la ONG Care, entrevistada por 20 Minutes.
Una verdadera feminización del Ejército
Pero en una guerra que también se juega con los símbolos, Ucrania, y en particular el presidente Volodymyr Zelensky, ha entendido perfectamente el potencial de estas figuras femeninas en el Ejército, como respuesta al virilismo agresivo de Vladimir Putin. Así, se aplica, al dirigirse a los combatientes o a la nación, a utilizar alternativamente el femenino y el masculino.
Para Oksana Kis, historiadora y miembro de la Academia de Ciencias y presidenta de la Asociación Ucraniana para la Investigación de la Historia de las Mujeres, no hay nada artificial en la participación de las mujeres en los combates de Ucrania. "Durante el siglo XX, las mujeres ucranianas siempre estuvieron ahí. En la I Guerra Mundial ya existían unidades especiales de mujeres combatientes, siguiendo los pasos de Olena Stepaniv, una economista conocida como la primera mujer oficial del país. Durante la II Guerra Mundial, miles de mujeres se alistaron en el Ejército Rojo. Por último, y menos conocido, varios miles de mujeres se unieron al movimiento de resistencia clandestino ucraniano que luchó contra los nazis, los soviéticos y los polacos".
Como recuerda la escritora Oksana Zaboujko, esta feminización del Ejército no se produjo de la noche a la mañana, y se apoyó en una sociedad ucraniana ampliamente sensibilizada con las reivindicaciones feministas, desde la declinación del movimiento #MeToo (#YaNeBoyusSkazat, "No tengo miedo de hablar") hasta el proyecto Batallón Invisible, surgido en 2015 para eliminar toda forma de discriminación en las fuerzas armadas ucranianas, sin olvidar el activismo por una feminización del lenguaje en la sociedad civil.
Gracias a la intensa presión ejercida, incluida la creación de un movimiento de mujeres veteranas, los efectos han sido importantes, sobre todo en el Ejército. Por fin se amplía la lista de puestos de combate disponibles para las mujeres. En 2018, se aprobó la ley ucraniana sobre " la garantía de la igualdad de derechos y oportunidades para mujeres y hombres durante el servicio militar en las Fuerzas Armadas de Ucrania y otras formaciones militares". De 2008 a 2018, el número de mujeres militares en las Fuerzas Armadas se ha multiplicado por 15.
"Para mí también es importante ir más allá del eterno cliché", añade Oksana Kis. "Quiero que el mundo entero vea que las mujeres son capaces de ser algo más que víctimas. Tienen voz, pueden asumir la responsabilidad y el liderazgo en una situación así. Son activas y proactivas, tanto en el plano político como militar y humanitario".
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Porque también en este campo, el feminismo encuentra su lugar. Desde Lviv, donde se organiza la ayuda humanitaria para todo un país, Oksana Kis observa el despliegue a gran escala de una forma de "ética del cuidado", un concepto ya movilizado por la historiadora en su trabajo sobre las mujeres ucranianas en el Gulag (Survival as victory, 2021, Harvard University Press).
"Por su socialización de género, las mujeres están preparadas para un papel de cuidado, de atención a los demás y, particularmente en este sentido, las mujeres piensan en las necesidades de otras mujeres", en lo más íntimo y cotidiano, explica la investigadora. "No soy el tipo de persona que reduce a las mujeres a su cuerpo, pero tenemos, a través de la maternidad para algunas, y de la menstruación también, este conocimiento y experiencia compartidos. Ver esto de nuevo en funcionamiento hoy, en tiempos tan revueltos como los que vivimos, es sobrecogedor".
Texto en francés:
De un lado, mujeres combatientes, armas en mano, incorporadas al Ejército pero también a los grupos de defensa del territorio preparando cócteles molotov, que alimentan toda una iconografía heroica en las redes. De otro lado, la gran mayoría de las mujeres ucranianas camino del exilio, con sus hijos bajo el brazo, cosiendo telas de camuflaje o trabajando en la cocina en la retaguardia del frente, cuando no son bombardeadas embarazadas en una cama de hospital, como en Mariúpol. ¿Cómo se pueden relacionar estas dos imágenes de Ucrania?