Katarína, Jakub, Karolína, Robert, Táňa, Veronika... Este puñado de jóvenes eslovacos, estudiantes, psicólogos y cineastas movilizaron a decenas de miles de personas cada fin de semana, durante tres meses, para pedir cuentas a los gobernantes tras el asesinato del periodista de investigación Ján Kuciak y su novia a finales de febrero.
Su última investigación desvelaba un caso de fraude en las ayudas agrícolas de la Unión Europea (UE) por parte de la Ndrangheta italiana instalada al este del país y la infiltración de esta red en una clase política eslovaca gangrenada por la corrupción. Peter Nagy y Juraj Šeliga son dos de los principales integrantes del colectivo.
PREGUNTA: La movilización provocó las dimisiones en cadena del jefe de la Policía Nacional, del ministro del Interior y del primer ministro Robert Fico. ¿En qué momento se encuentra actualmente Za slušné Slovensko, el movimiento que fundaron “Por una Eslovaquia íntegra”?Za slušné Slovensko
RESPUESTA (Juraj Šeliga): Bueno, acabamos de presentar una denuncia esta misma mañana [15 de junio de 2018], a las 10, en la Fiscalía, contra el diputado y ex primer ministro Robert Fico por difamación e intimidación. Hemos recogido decenas de sus intervenciones públicas en las que nos implica a nosotros, al presidente de la República y a los medios de comunicación. Lleva cuatro meses diciendo que estamos planeando ataques contra edificios públicos y un golpe de Estado, que estamos trabajando para una potencia extranjera y que estamos financiados por George Soros.
Siguió haciéndolo hasta el domingo pasado y decidimos que ya era suficiente, que teníamos que protegernos y defender a todas esas personas que se echaron a la calle para exigir una Eslovaquia íntegra y honesta y a las que ahora se acusa de haber querido fomentar un golpe de Estado. Se trata de algo absolutamente falso, como las demás acusaciones, por cierto. Esto recuerda mucho a la retórica en boga entre nuestras vecinos húngaros...
P: Fomenta un clima de miedo y odio. Como el caso del ciudadano filipino, Henry Acorda, asesinado a plena luz del día, en una calle de Bratislava, el pasado mes de mayo, en un crimen probablemente racista.
J. S.: La violencia siempre ha existido en la sociedad, pero todo empeoró desde la campaña de 2016, cuando Robert Fico empezó a jugar la carta del miedo a los inmigrantes, a recurrir al relato de la nación amenazada, todo con el pretexto de las cuotas sobre la distribución de solicitantes de asilo en la Unión. Luego, en 2016, accedió al Parlamento un partido fascista, Nuestra Eslovaquia. [Ľudová strana Naše Slovensko (ĽSNS) tiene 14 miembros, de los 150 escaños del Parlamento eslovaco]. Pero es difícil establecer un vínculo directo con el asesinato de Henry[Acorda].
P: Sin embargo, estamos hablando de un hombre, Robert Fico, supuestamente socialdemócrata y afiliado al Partido de los Socialistas Europeos, ¿no es así?
Peter Nagy: Resulta muy difícil saber en qué cree. No sabemos nada de su visión del mundo ni de su proyecto para Eslovaquia. Se autodenomina socialdemócrata e izquierdista, pero todo lo que hace está marcado por el oportunismo, ya se trate de su posicionamiento con respecto a los inmigrantes o sus medidas a favor de los pensionistas. Utiliza grupos sociales vulnerables para fortalecer su poder.
J. S.: Dos semanas antes del horrible asesinato de Ján Kuciak y Martina Kušnírová [25 de febrero de 2018], era un gran europeo, partidario de una mayor integración europea, y tres semanas después de que se descubrieran los asesinatos, de repente recurrió al discurso anti-Soros y se volvió contra los manifestantes. Pero un comportamiento así tiene precedentes: en 2006, se suspendió la afiliación del partido al Partido de los Socialistas Europeos por coaligarse con los nacionalistas del Partido Nacional Eslovaco (SNS).
P: ¿Cómo nació el movimiento Za slušné Slovensko (Por una Eslovaquia íntegra)?
P. N.: Recibí una llamada de mi esposa [Katarína Nagy Pázmány, la más destacada organizadora del movimiento] que acababa de escuchar en la radio la noticia del asesinato de Ján y Martina: “Tenemos que hacer algo, no podemos quedarnos de brazos cruzados”. Lo conocía personalmente, los cuatro teníamos la misma edad.
Creé un evento en Facebook que decía: “No queremos la vuelta de los años 90”, es decir, los años de terror del líder Vladimir Mečiar, durante los cuales el hijo del presidente de la República fue secuestrado. Organizamos una marcha cívica de apoyo a los periodistas. Los que trabajaban con Ján estaban aterrorizados, recibieron protección policial. Se esperaba que los políticos asumieran la responsabilidad, pero nada de esto sucedió. Al contrario, Fico dijo que los discursos del presidente habían sido escritos por manos extranjeras.
J. S.: Rendimos homenaje a la pareja, sin reivindicaciones políticas, para mostrar nuestro apoyo a las familias. Pero ante lo absurdo de la situación, decidimos organizar otras manifestaciones, exigir una investigación independiente, pero también la dimisión del gobierno. Nos llamaron grupos desde otras ciudades del país y nos organizamos. Nos manifestamos, una vez a la semana, durante 11 o 12 semanas. Honestamente, siempre pensamos que sería la última protesta, pero siempre había una buena razón para hacerlo de nuevo.
P. N.: Después de nuestra primera marcha, cuando Robert Fico dijo en el Consejo de Seguridad que íbamos a atacar edificios públicos y todas esas tonterías, nos sorprendió mucho ver a más de cincuenta mil personas uniéndose a nosotros para una segunda manifestación. No tuvieron miedo de responderle saliendo a las calles para afirmar sus convicciones, pacíficamente.
“Hoy, la sociedad civil puede expresarse”
P: Durante la existencia del movimiento, el presidente de la República, Andrej Kiska, adoptó una postura dura contra el gobierno. ¿Está a su lado?
J. S.: Es todavía más consciente que nosotros de la situación en que se encuentra nuestro país porque recibe información de los servicios secretos. Fue muy bueno en el momento de la crisis del gobierno, pidió una nueva representación, cambios. Nos recibió oficialmente en la Presidencia, en presencia de los medios de comunicación. Pero no estamos en contacto con él y debemos ser cautelosos, porque a él y a nosotros se nos acusa de trabajar mano a mano para hacer caer al gobierno.
P: También se reunieron con el nuevo primer ministro, Peter Pellegrini.
J. S.: Le dijimos muy abiertamente que esperábamos que restableciera la confianza de la gente en el Gobierno y que las cosas no iban en esa dirección, ya se tratara del nombramiento de Denisa Saková en el Ministerio del Interior [ex mano derecha del siempre polémico Robert Kaliňák], de la situación de los agricultores que protestaban contra la corrupción en el este de Eslovaquia, de los medios de comunicación públicos sometidos a una presión cada vez mayor por parte de las autoridades políticas, y de los periodistas expulsados de la RTVS o forzados a difundir noticias falsas. Nos pidió tiempo. Fue muy formal, él no confía en nosotros y nosotros no confiamos en él.
P: Ahora se encuentran en otra etapa de protesta y están organizando foros en todo el país. ¿De qué se trata?
J. S.: Es estupendo que gente como Kaliňák y Fico dimitieran, pero el éxito no es nuestro, sino de miles de personas que se movilizaron con nosotros. Debemos seguir luchando porque no hay conciencia por parte de la clase política. Ahora debemos trabajar en transformaciones sistémicas para cambiar la cultura política del país. Debemos escuchar los problemas de los ciudadanos y hacerles saber que se les escucha escuchando.
Vamos por todo el país para entrevistarnos con gente, para estar con ellos, para saber cómo ven la situación y qué es lo mejor para el país, en su opinión. En Eslovaquia, mucha gente piensa que todo está pasando en Bratislava y que nadie se preocupa por ellos, por lo que tenemos que salir de la capital. Además, Peter y yo no somos de Bratislava.
P. N.: Mañana estaremos en Trnava, la próxima semana en Prešov, Košice..., por todo el país. Lo que es muy importante es involucrar a la gente en la política, no sólo durante el período electoral, sino durante todo el año. Esta falta de interés y participación es exactamente lo que permitió hacer lo que quisieron a nuestros políticos porque pensaban que la gente no les prestaba atención o que se iban a quedar callados. Eso ha cambiado.
P: ¿Hay un antes y un después de Kuciak ?
P. N.: Hoy en día, la sociedad civil tiene voz y puede expresarse. Estos comienzos de la sociedad civil, en los que la gente está involucrada, son importantes para el futuro de este país. Más tarde, los ciudadanos comunes se comprometerán y se presentarán para ganar el voto popular y ofrecer sus soluciones.
J.S.: La gente ahora siente que sus opiniones cuentan, tienen el valor de salir a manifestarse a la calle. Están muy enfadados porque, 29 años después de la Revolución de Terciopelo de 1989, deberíamos estar mucho más avanzados en nuestro proceso democrático. Pero esta es una oportunidad para que Eslovaquia avance. El asesinato de Ján Kuciak es una tragedia acompañada de una gran esperanza, la de cambiar por fin la cultura política de nuestro país.
P. N.: Por ejemplo, cientos de personas salieron a las calles después de que Henry, el filipino, fuera asesinado. No fue algo organizado por nosotros, sino por Bratislava bez náckov [Bratislava libre de nazis]. No estoy seguro de que esto hubiera sido posible sin la experiencia de las manifestaciones de primavera.
P: ¿Existe un riesgo real de deriva autoritaria en Eslovaquia?
P. N.: Cuando Fico aludió a Soros, de repente teníamos mucho miedo de caer en un régimen autoritario, como en Polonia o Hungría. No creo que eso pueda suceder en los próximos dos años. Pero las próximas elecciones legislativas [en 2020] serán cruciales, porque si Fico las gana y vuelve a ser primer ministro, va a ser el camino que siga y será difícil detenerlo.
J. S.: Pero no tenemos miedo, estaremos allí para dar la batalla. Hay elecciones locales en noviembre, luego elecciones presidenciales y europeas, lucharemos por una Eslovaquia íntegra.
La entrevista se realizó, en inglés, en Bratislava, el pasado 15 de junio.
Traducción: Mariola Moreno
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Leer el texto en francés:
Katarína, Jakub, Karolína, Robert, Táňa, Veronika... Este puñado de jóvenes eslovacos, estudiantes, psicólogos y cineastas movilizaron a decenas de miles de personas cada fin de semana, durante tres meses, para pedir cuentas a los gobernantes tras el asesinato del periodista de investigación Ján Kuciak y su novia a finales de febrero.