Es una innovación única en Europa, de la que el CEO de Fraport está muy orgulloso. Desde octubre de 2023, la empresa que gestiona el aeropuerto alemán de Fráncfort ofrece a sus pasajeros una «experiencia de viaje sin contacto» basada en el reconocimiento facial. Para beneficiarse de este servicio, los pasajeros empiezan por hacerse un selfie utilizando una aplicación específica en su teléfono móvil. Una vez validada y registrada, la foto sustituye al pasaporte. En el aeropuerto, sólo tienen que escanear su rostro en máquinas específicas para dejar su equipaje, facturar y embarcar.
"Ya no es necesario sacar la tarjeta de embarque ni utilizar el carné de identidad. Se te reconoce biométricamente, gracias a la inteligencia artificial", declaró el 21 de marzo en la cadena BFM Business Sergio Colella, presidente para Europa de la Société Internationale de Télécommunication Aéronautique (Sita), la empresa responsable del proyecto.
Antes de extenderlo en octubre a las noventa compañías aéreas que operan en esa ciudad alemana, Fraport probó su sistema en asociación con dos aerolíneas, Lufthansa y Star Alliance. "Nuestro objetivo en los próximos meses es equipar al menos el 50% de todas las máquinas de facturación, seguridad y puertas de embarque con esta tecnología pionera", afirma Pierre Dominique Prümm, director ejecutivo de Aviación e Infraestructuras de Fraport.
Lejos del entusiasmo mostrado en Fráncfort, Ella Jakubowska, directora de políticas de European Digital Rights, una ONG que defiende la privacidad y las libertades, se muestra preocupada por este mayor uso del reconocimiento facial. "La retórica de Fraport convierte los derechos humanos en una mercancía. Estas empresas intentan hacernos creer que es normal utilizar nuestros datos más sensibles a cambio de servicios".
Martin Drago, activista de la asociación francesa La Quadrature du Net que lleva varios años siguiendo de cerca la cuestión de los datos aeroportuarios, comparte esas reservas. "Bajo la apariencia de mejorar la fluidez y facilitar el acceso, estos proyectos transmiten un ideal de algoritmización de los espacios urbanos, al igual que las smart cities (ciudades conectadas)".
Agilizar el tránsito de los pasajeros
Esos temores no frenan al sector aéreo. La Asociación Internacional de Transporte Aéreo (IATA), que representa a trescientas aerolíneas de todo el mundo y prevé un fuerte aumento del número de pasajeros de aquí a 2040, lanzó en 2017 la iniciativa "One ID". Su objetivo es agilizar el tránsito de los pasajeros instalando sistemas de reconocimiento facial en todas las etapas y puntos de control de un aeropuerto.
Estos sistemas ya están instalados en Frankfort, la capital de Kentucky en Estados Unidos, donde la Transportation Security Administration, agencia federal responsable de la seguridad de cientos de millones de ciudadanos, quiere implantarlos en cuatrocientos aeropuertos en los próximos años, también en Francia.
Aunque el reconocimiento facial en los aeropuertos franceses se limita desde hace tiempo a las "cabinas Parafe" –detectores en los controles fronterizos que comparan el rostro del viajero con la fotografía de su pasaporte digital–, el interés por estas vías biométricas es cada vez mayor.
En el marco de NextGenerationEU, el plan de recuperación de la Unión Europea tras la pandemia, Vinci Airports prueba desde 2020 en el aeropuerto de Lyon un sistema de reconocimiento facial llamado Mona. "Esta opción biométrica es totalmente iniciativa del pasajero", explica Vinci Airports a Mediapart. "Puede permitirles pasar por los diferentes puntos de control del aeropuerto, salvo el control de fronteras, sin contacto físico y simplemente presentando su rostro, desde la entrega del equipaje hasta el embarque."
La opción se está ya extendiendo. A principios de 2024, Vinci ha puesto en marcha un programa similar para los pasajeros de Tap Air Portugal con salida de los aeropuertos de Lisboa y Oporto.
Otras empresas francesas ofrecen soluciones similares. Idemia Public Security, por ejemplo, presume de que su «ruta de usuario único» permite a los viajeros del aeropuerto internacional Zayed de Abu Dabi "ir desde la entrada del aeropuerto a la puerta de embarque, incluido el cruce de fronteras, en un tiempo récord de sólo doce minutos".
No es difícil imaginar que supermercados o centros comerciales quieran instalar las mismas herramientas de reconocimiento facial.
En Thales, el proceso se ha bautizado como Fly to Gate. Ya está implantado en varios aeropuertos de Italia, España, el sudeste asiático, India y Estados Unidos. "Este sistema ahorra entre un 30 y un 50% del tiempo total del tránsito del pasajero. También existe la posibilidad de facturar en línea desde casa para descongestionar el proceso de registro de equipajes", explica a Mediapart el gabinete de prensa de Thales.
En Orly, donde el grupo ADP está probando un sistema de reconocimiento facial para facilitar la entrega de equipajes en 2021 con Transavia y en 2022 con Air Caraïbes, el argumento de la agilidad ha dado en el clavo. "Ahorramos unos segundos en cada etapa del viaje. Sobre todo, ya no hay que andar buscando el documento que hay que presentar en cada momento, ya que el reconocimiento facial transmite la información necesaria a cada punto de control del aeropuerto", explica un portavoz. El Grupo ADP está probando actualmente el reconocimiento facial en otros puntos de tránsito y tiene prevista una próxima prueba en París-Orly, con Air France, para pasar el control antes de embarcar en el avión. "El objetivo es estar listos cuando se haya validado una norma internacional", concluye ADP.
¿Los aeropuertos como precedente?
Hasta ahora el uso de datos biométricos se decide caso por caso por los países según su legislación pero el Comité Europeo de Protección de Datos (EDPC) trabaja actualmente en un dictamen sobre el uso del reconocimiento facial para agilizar los flujos de pasajeros en los aeropuertos: "El objetivo del dictamen es garantizar que la legislación sobre protección de datos se aplique de forma coherente a estos sistemas en toda la UE", explica el SEPD a Mediapart, que dice haber recibido una solicitud de dictamen de la Comisión Nacional de Informática y Libertades (CNIL).
Según nuestra información, el organismo francés de control de la protección de datos está siguiendo activamente el asunto. El 11 de enero de 2024, los directores generales de Groupe ADP, IN Groupe y Thales fueron recibidos por la CNIL para hablar del tema del reconocimiento facial en los aeropuertos.
"Las infraestructuras aeroportuarias presionan y es mucho lo que está en juego", afirma una persona cercana al asunto, que pide el anonimato. "El problema es que ese deseo de acoger a más pasajeros gracias al reconocimiento facial está desconectado de la realidad, es biometría de confort y va totalmente en contra de la sobriedad energética que deberíamos adoptar frente al cambio climático. Ofrecer el reconocimiento facial durante todo el tránsito en un aeropuerto también podría sentar un precedente. No es difícil imaginar que los supermercados o los centros comerciales quieran implantar lo mismo".
El pretexto de la practicidad
Como el reconocimiento facial es ilegal en Francia, la base jurídica de estos sistemas experimentales es el Reglamento General de Protección de Datos (RGPD) y la Directiva Policía-Justicia. Estos dos textos europeos de referencia para el uso de datos personales establecen los principios de necesidad y proporcionalidad. Para utilizar el reconocimiento facial en los aeropuertos, no debe haber otro medio menos intrusivo para facilitar el paso de los viajeros.
Ya en 2020, en el marco de la experiencia Mona en el aeropuerto de Lyon-Saint-Exupéry, la CNIL cuestionó la necesidad de un sistema de este tipo. "Sustituir todos los controles documentales efectuados actualmente en los aeropuertos por sistemas de reconocimiento facial no parece estrictamente necesario ni proporcionado en la medida en que los controles existentes son mucho menos intrusivos para las personas y no parecen a priori deficientes ni insuficientes", señalaba un documento interno de la autoridad administrativa conseguido por Mediapart. Contactamos la CNIL pero declinó hacer más comentarios.
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Otro requisito legal para que los aeropuertos desplieguen el reconocimiento facial es el consentimiento explícito del interesado: que acepte facilitar una fotografía de su cara para pasar más rápido el control fronterizo. "Las empresas que explotan los aeropuertos o diseñan estas tecnologías han entendido claramente que el consentimiento y la aceptabilidad social de un sistema como el reconocimiento facial se obtienen bajo el pretexto de la practicidad: es cómodo abrir tu móvil o una aplicación con tu cara, igual que lo es saltarse una cola en un aeropuerto", analiza Caroline Lequesne, profesora de Derecho Público en la Universidad de Niza-Costa Azul.
Una práctica también contestada por Ella Jakubowska, de la ONG EDRi: "Cuando se trata de algo tan sensible como nuestros patrones faciales, que pueden identificarnos para siempre, no se debe presionar a la gente para que ceda esa información con la promesa de una cola más corta".
Traducción de Miguel López
Es una innovación única en Europa, de la que el CEO de Fraport está muy orgulloso. Desde octubre de 2023, la empresa que gestiona el aeropuerto alemán de Fráncfort ofrece a sus pasajeros una «experiencia de viaje sin contacto» basada en el reconocimiento facial. Para beneficiarse de este servicio, los pasajeros empiezan por hacerse un selfie utilizando una aplicación específica en su teléfono móvil. Una vez validada y registrada, la foto sustituye al pasaporte. En el aeropuerto, sólo tienen que escanear su rostro en máquinas específicas para dejar su equipaje, facturar y embarcar.