LA PORTADA DE MAÑANA
Ver
La baja productividad, el último comodín de la patronal para rechazar la reducción de jornada

Por qué los cambios en el viento están detrás de la caída de la producción del mejillón en Galicia

Un pescador recoge la cría del mejillón en la costa de Pontevedra, a 1 de diciembre de 2023.

La recogida del mejillón en Galicia lleva cinco años en decadencia y en 2023 tocó fondo. Según los datos de Pesca de Galicia, el año pasado se cosechó la menor cantidad de este molusco de los últimos 25 años, y la caída fue incluso mayor en la captura de almejas o berberechos. En estos dos últimos casos se debió a las lluvias torrenciales ocurridas en la costa gallega, que provocaron una caída de la salinidad del agua y la muerte de los bivalvos. Pero en el caso del mejillón fue debido al cambio en el régimen de vientos, que redujo la riqueza de nutrientes en las aguas y acabó con una parte de los moluscos o redujo sustancialmente su tamaño.

Según explica el oceanógrafo Xosé Antonio Padín, del Instituto de Investigacións Mariñas - CSIC, el año pasado se vivió un verano suave en Galicia que redujo la intensidad del llamado afloramiento, la entrada de aguas del litoral en las rías debido a la fuerza del viento que sopla desde el norte y que rellena de agua fresca y de nutrientes las rías. La reducción de este afloramiento, unido a las altas temperaturas del agua durante el pasado verano y otoño, superiores a los 20 grados, llevaron a una tensión constante al mejillón y le impidieron desarrollarse y crecer. Hasta tal punto que el 53% de los mejillones recogidos el año pasado fueron de tamaño pequeño, y menos del 9% fueron grandes.

"La producción de mejillón depende de su alimento, el fitoplancton, que a su vez depende de los nutrientes que llegan con la emanación del agua. La falta de afloramiento también aumenta la temperatura del agua porque la ría no recibe aportaciones frías de mar abierto y el factor térmico es clave para estos invertebrados. El agua caliente hace que el mejillón intente continuamente reproducirse y desovar, y eso lo lleva a la extenuación", señala Padín. 

La plataforma Pesca de Galicia publicó a finales de abril el Anuario de Acuicultura de 2023 en el que refleja una caída récord de la recogida de bivalvos durante el año pasado. Destaca especialmente el mal desempeño del mejillón, la principal cría marina de Galicia, del que en total se recogieron 178.000 toneladas, un 19% menos que el año anterior, la cifra más baja del histórico. En 2008 y 2013 la cosecha fue parecida a la del año pasado, pero la gran diferencia es que esos años se hundió de manera puntual, mientras que en esta ocasión la tendencia descendiente acumula ya cinco años.

Una solución para la caída de la producción es el incremento de "plantación" de mejillones en las bateas. Para esta cría es indispensable la recogida previa de la mejilla, la larva del mejillón que se desarrolla en las rocas del litoral y que se recolecta para fijarla a las bateas y producir así mejillones a escala industrial. Pero en los últimos doce años ha habido una caída de la recolección de la mejilla en Galicia, por lo que cada vez hay menos capacidad para sembrar mejillón.

La explicación para la reducción de la mejilla en Galicia también está en el viento, según un informe presentado este miércoles por un equipo del Instituto de Investigacións Mariñas - CSIC y del Instituto Español de Oceanografía, liderado por Xosé Antonio Padín. Por primera vez han unificado los registros de captura de mejilla en Galicia durante los últimos quince años y han llegado a la conclusión de que en los años en los que hay más viento es precisamente cuando menos larvas hay disponibles. "En los años en los que hay más afloramiento entre julio y noviembre (los meses de emanación de agua), la mejilla es arrastrada mar adentro y es más complicado de atrapar y criar. Mientras que cuando hay poco movimiento en el agua es cuando se quedan en la costa y se puede recolectar más mejilla", explica el experto.

De esta manera, la naturaleza se autorregula. En los años con poco viento, como en 2023, hubo una recogida muy pequeña de mejillón, pero durante este invierno se recogió una cantidad enorme de mejilla. "Si este año hubiera una abundancia de fitoplancton en la ría, el cultivo se podría recuperar con una población muy buena. Es curioso porque el mejillón se da a sí mismo una segunda oportunidad". Ahora solo falta que el tiempo acompañe este verano y este otoño, y que haya una buena afloración. "Yo, lo único que le puedo decir ahora a un mejillonero es que tenga paciencia", termina el oceanógrafo.

Caída del 80% en el berberecho y la almeja

Además del mejillón, la caída de la cosecha fue generalizada en prácticamente todos los bivalvos que se cultivan en bateas de Galicia. La recogida de almeja y berberecho cayó un 80% frente a 2022, la de ostra rizada un 25% y la de almeja fina un 22%. El golpe fue enorme para la acuicultura gallega, que sufrió una caída del 19% en los ingresos por venta de bivalvos, según el Anuario de Acuicultura de 2023. Sin embargo, no todo el marisco se ve afectado por los cambios que sufre la costa gallega, ya que cada variedad tiene su propio ritmo reproductivo, y es más o menos sensible a las temperaturas y la salinidad de la ría. Por ejemplo, la captura de almeja japonesa creció un 25% y la de ostra plana un 7%, aunque no fue suficiente para compensar las pérdidas.

José Manuel Rosas es presidente de la Federación Provincial de Cofradías de Pontevedra y afirma que la situación es ahora catastrófica. "La caída de la producción del año pasado en almeja y berberecho es más que exagerada. En años anteriores la recogida había disminuido en la Ría de Arousa, pero el resto tenía buena salud. Hasta que llegaron las lluvias torrenciales de octubre y noviembre, y se produjo una mortalidad de más del 90% en algunos puntos", relata. A diferencia del caso del mejillón, estos bivalvos no murieron por la falta de afloramiento, sino por la caída de la salinidad en el agua por el torrente de agua dulce. "Con una salinidad cero es imposible que sobrevivan", detalla.

Los ‘pellets’ evidencian una crisis en la producción de marisco en la última década por el cambio climático

Los ‘pellets’ evidencian una crisis en la producción de marisco en la última década por el cambio climático

En su opinión, el cambio climático es el responsable del hundimiento progresivo de la producción, ya que las lluvias son cada vez más agresivas. Un informe de la Consellería do Mar, elaborado por Meteogalicia y tres instituciones académicas, concluyó que entre el 15 de octubre y el 16 de noviembre llovió un 127% más de lo normal. Además, aportó estudios realizados con anterioridad en la ría de Arousa, que recogieron que las salinidades inferiores de 15 en un período de tres días consecutivos causan mortalidades moderadas en poblaciones de berberecho y almeja babosa. Si la salinidad baja de 5 durante cuatro días consecutivos, la mortalidad será severa, afectando también, aunque en menor medida, a la almeja fina y japonesa. Durante la primera quincena de noviembre se registraron niveles de salinidad menores a 5 e incluso de 0 en seis jornadas, lo que derivó en una mortalidad masiva. Estos niveles de salinidad estuvieron precedidos de un verano y otoño con temperaturas muy altas del agua,que debilitaron a los bivalvos.

Económicamente, afirma José Manuel Rosas, las pérdidas del año pasado han dejado a cientos de mariscadores autónomos sin ingresos. En la región trabajan unos 6.000 por cuenta propia, divididos entre los que recogen a pie y en embarcación, han tenido que recurrir a las ayudas por cese de actividad y los fondos europeos Fempa. La Xunta también ha desbloqueado fondos de ayudas para los mariscadores, pero se queja de que el Gobierno central no ha entrado a apoyar al sector. La Consellería do Mar pidió en diciembre al Gobierno central declarar zona catastrófica a las rías afectadas, pero el Ministerio del Interior rechazó la propuesta principios de mayo porque no se produjo una emergencia de protección civil, ni la Xunta activó un plan de protección civil durante las lluvias.

El mejillón, sin embargo, no se ve afectado por el incremento de la salinidad, ya que se encuentra en el interior de la ría, mientras que las almejas se recogen en la playa. Las bateas del mejillón se sumergen hasta doce metros y la salinidad solo afecta a las primeras capas del agua, especialmente en la desembocadura. Además, el mejillón es un animal enormemente resistente, y las condiciones del agua no le afectan tanto como a otros moluscos.

Más sobre este tema
stats