El pacto entre el PSOE y Sumar para reducir los vuelos peninsulares se ha inspirado en una medida similar que funciona en Francia desde el pasado mayo. El gobierno galo pretendía acabar con ocho rutas aéreas que podían realizarse en tren en menos de dos horas y media, al igual que la propuesta española, pero el Parlamento francés se topó con la Comisión Europea, que redujo la ambición de la norma por su ambigüedad y su impacto en la competencia y los viajeros, aunque concluyó que esta política es legal si se adopta de forma temporal.
Francia inició en 2021 un proceso para acabar con ocho de las principales rutas aéreas del país debido a que todas ellas tenían una alternativa rápida en tren, y basándose en su propia ley de cambio climático y la normativa europea de transporte aéreo, solicitó a Bruselas permiso para seguir adelante. Las aerolíneas se quejaron a la Comisión porque la medida discriminaba a algunas compañías, no tenía una fecha fin y consideraban que era desproporcionada para acabar con la contaminación. Bruselas pidió más información a Francia y advirtió al gobierno que no podría entrar en vigor el veto sin el visto bueno de la Comisión.
Francia detalló en junio de 2022 su plan, pero de las ocho rutas solo tres cumplían los nuevos objetivos. Entre los cambios se contemplaba que los aeropuertos de Paris-Charles de Gaulle y de Lyon, como tienen estación de alta velocidad, las dos horas y media se calculasen hasta la parada de tren del aeropuerto, no del centro de la ciudad, como en el resto de aeropuertos. El ejecutivo galo también incluyó una cláusula que establece que los trayectos en tren tienen que permitir a los viajeros pasar en la ciudad destino al menos ocho horas al día, pensando en los movimientos de trabajo. Además, se comprometió a limitar la ley a tres años.
Dos de las ocho rutas quedaron fuera de la ley porque llegar hasta Charles de Gaulle ya superaba las tres horas en tren, ya que el aeropuerto está alejado de París y requiere hacer trasbordos. Otras tres rutas también quedaron blindadas porque aunque cumplían con las dos horas y media, el viajero no llegaba lo suficientemente temprano por la mañana y lo suficientemente tarde a la ciudad de destino en comparación con un viaje aéreo. La prohibición entró finalmente en vigor en mayo de 2023, pero tanto la oposición como las organizaciones ecologistas tacharon la medida de muy insuficiente, ya que apenas reduce las emisiones del sector aéreo francés en un 0,23%.
La medida francesa fue impulsada por el Consejo Ciudadano por el Clima en 2020, un grupo de 150 ciudadanos elegidos al azar que publicó 149 propuestas para reducir la contaminación del país. Su idea original era mucho más ambiciosa: prohibir los vuelos con una alternativa en tren de hasta cuatro horas, pero el Ejecutivo de Emmanuel Macron la redujo a las dos horas y meda. De los 200.000 vuelos interiores que tiene Francia cada año, la propuesta original habría restado 35.000, mientras que la adoptada acaba con 5.000, o uno de cada 40.
Pablo Muñoz, coordinador de Aviación en Ecologistas en Acción, analizó el caso francés para plantear una propuesta similar para España, y considera que estos "detalles" que redujeron de ocho a tres las líneas aéreas cerradas en Francia "son muy importantes porque son los que al final determinan que la norma salga adelante". Sin embargo, cree que uno de los puntos que más preocupó a la Comisión en Francia —el impacto en la competencia de las aerolíneas— no está presente en España, ya que todas las rutas aéreas candidatas a desaparecer están operadas por el grupo IAG, si también se incluye a Air Europa, que está pendiente del visto bueno de Bruselas para fusionarse con ese grupo.
Desde el sector del tren, Adrián Fernández, director de la Fundación de Ferrocarriles Españoles, considera que "con ley o sin ella, el avión está destinado a caer por su propio peso" en estos corredores nacionales. Recuerda que en la ruta Madrid-Barcelona el tren ya representa casi el 80% de los trayectos, y es la opción preferente en las cinco grandes conexiones que comparten estos dos vehículos.
Sobre las pegas que pueda poner la Comisión a España, Fernández opina que estamos mejor preparados que Francia, ya que Madrid Barajas está conectado con cercanías con la estación de AVE de Chamartín y El Prat con la estación de Sants en Barcelona. No obstante, si se calca el caso francés, donde se calcula el tiempo recorrido por tren hasta el aeropuerto de Charles de Gaulle, el trayecto a Barajas sería unos 25 minutos más largo y la conexión por tren Madrid-Barcelona ya quedaría fuera de la medida porque el viaje en AVE entre estas dos ciudades es ya de dos horas y media.
La propuesta española, por el contrario, no se ha detallado todavía, salvo un párrafo del acuerdo de los dos partidos que habla de "impulsar la reducción de los vuelos domésticos en aquellas rutas en las que exista una alternativa ferroviaria con una duración menor de dos horas y media, salvo en casos de conexión con aeropuertos-hub que enlacen con rutas internacionales". El texto, además de que no concreta qué rutas aéreas están incluidas, abre la puerta a proteger el Puente Aéreo entre Madrid y Barcelona, la ruta más concurrida de España y la más contaminante.
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"La coletilla del hub internacional hace que no sea aplicable a ningún vuelo. Tanto Alicante, como Valencia, Madrid y Barcelona son hubs internacionales, y tal y como está redactado, se quedarían fuera de la ley", opina Cristina Monge, politóloga e investigadora en transición ecológica. También insiste en que de llevarse a cabo la medida, tendrá que ir acompañada de la mejora de la red ferroviaria.
En España, un trayecto en AVE emite de media 23 gramos de CO₂ por pasajero y por kilómetro recorrido, según el IDAE, mientras que un vuelo doméstico en España emitía 97 gramos por kilómetro recorrido en 2019, según el Consorcio Internacional de Transporte Limpio (ICCT, por sus siglas en inglés).
Pablo Muñoz, de Ecologistas en Acción, aprovecha para reclamar que las dos horas y media que han pactado como tope PSOE y Sumar se amplíen a rutas aéreas susceptibles de ser cubiertas por líneas de tren de hasta tres horas. Si con la propuesta actual solo se cubren como mucho tres trayectos, de Madrid a Barcelona, Valencia y Alicante; con tres horas se añadirían otras tres más: Madrid-Málaga, Barcelona-Valencia y Madrid-Sevilla. "Con media hora más, pasas de reducir 25.000 vuelos anuales a 40.000, y de reducir la contaminación en 175.000 toneladas de CO₂ a 250.000 al año", afirma.
El pacto entre el PSOE y Sumar para reducir los vuelos peninsulares se ha inspirado en una medida similar que funciona en Francia desde el pasado mayo. El gobierno galo pretendía acabar con ocho rutas aéreas que podían realizarse en tren en menos de dos horas y media, al igual que la propuesta española, pero el Parlamento francés se topó con la Comisión Europea, que redujo la ambición de la norma por su ambigüedad y su impacto en la competencia y los viajeros, aunque concluyó que esta política es legal si se adopta de forma temporal.