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Los pescadores advierten de que la limitación de la UE a la pesca de fondo impacta en la fauna marina

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Este lunes ha sido diferente para cientos de pescadores en España. El fin de semana entró en vigor el nuevo reglamento de la Comisión Europea que impide pescar con técnicas de fondo en aguas de entre 400 y 800 metros de profundidad de la costa atlántica, por lo que los barcos se agolpan ahora en zonas de menor tamaño y su impacto en el ecosistema es mayor, según defienden los profesionales. 

"Se confirma lo que ya advertíamos, que las flotas se concentran en las zonas abiertas. Esto supone un cambio importante en la dinámica de la explotación de los caladeros y altera el equilibrio de la pesca", afirma Iván López, presidente de la Alianza Europea de Pesca de Fondo (EBFA) y miembro de la Junta Directiva de la patronal Cepesca. 

Mientras tanto, las agrupaciones ecologistas celebran el movimiento de Bruselas y entienden que era un paso necesario para proteger el lecho marino. "La pesca de arrastre destruye todos los organismos en la franja que abarca la red, y los más afectados son los corales y las esponjas, unos organismos que tardan mucho en recuperarse", comenta Eneko Aierbe, responsable de pesca de Ecologistas en Acción. 

Desde Greenpeace, también celebran la noticia, según un comunicado, en el que señalan que la pesca de arrastre arrasa los fondos marinos, atrapa peces que los barcos terminan por descartar y que además emite mucho CO₂ por los movimientos de tierra que genera y por la cantidad de combustible fósil que necesitan las naves para funcionar. 

Iván López, de Cepesca, reitera que ellos están comprometidos con el bienestar marino, ya que ellos son los primeros que sufren las consecuencias de un deterioro de la fauna y la flora, y señala que su descontento es con los pormenores de la normativa, no con la legislación de la Comisión. 

“La Unión Europea tenía la mejor de las intenciones, pero ha hecho una ley horrenda”, afirma López, que asegura que Bruselas no dio un periodo de consultas suficiente para que pudiesen señalar los fallos técnicos del informe de la Comisión. 

La normativa no solo se ha aplicado sobre zonas que estén explícitamente en riesgo, sino en aquellas que son susceptibles de quedar afectadas. Además, el territorio se ha vetado a partir de rectángulos estadísticos de entre 15 y 25 kilómetros, unas medidas desproporcionadas que no se ajustan a la realidad geográfica.

“Nosotros tenemos información mucho más precisa que esa. Podemos decir exactamente qué hay dentro de cada cuadrícula. Y todo eso se le dijo a la Comisión y no atendió”, afirmó Pablo Abaunza, jefe del área de Pesquerías del Instituto Español de Oceanografía (IEO), en una entrevista con La Voz de Galicia

La medida afecta en España a pescadores de todo el arco atlántico, desde País Vasco hasta Cádiz, y centenares de barcos tendrán que quedarse en tierra o buscar nuevas zonas de pesca. Aquí, el presidente de la EBFA, Iván López, señala que Bruselas tampoco ha realizado un estudio del impacto socioeconómico de la normativa, y no ha tenido en cuenta el daño que tendrá sobre miles de trabajadores de toda clase de sectores. 

La nueva prohibición de la Comisión proviene del reglamento de 2016 que ya veta la pesca de arrastre de fondo por debajo de los 800 metros en aguas de la Unión en la zona del Atlántico nororiental. 

Ahora, Bruselas agrega 41 áreas adicionales donde se sabe o es probable que existan arrecifes de coral, esponjas de aguas profundas, corales marinos y otros hábitats en aguas de entre 400 y 800 metros de profundidad. El área afectada desde este domingo va más allá de la península ibérica y abarca también la costa de Francia e Irlanda. 

“Es nuestro deber con nuestra sociedad, con las generaciones futuras y, en particular, con aquellos cuyo sustento depende de los recursos marinos”, defendió en septiembre Virginius Sinkevičius, Comisario de Medio ambiente, Océanos y Pesca de la Comisión Europea. 

En España, el ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación ya ha asegurado que recurrirá la medida al Tribunal de Justicia de la Unión Europea debido al enorme impacto que tiene sobre el sector pesquero, un movimiento que apoyan los pescadores, “aunque el proceso durará entre tres y cuatro años”, según Iván López. 

También afecta a la pesca con anzuelo 

La medida de la Comisión Europea iba originalmente orientada a la pesca de arrastre, pero finalmente se ha extendido también a otras artes que no eran reconocidas de alto riesgo, como el palangre de fondo.  

Esta técnica consiste en una línea submarina de anzuelos que van anclados al fondo y unidos por una línea principal, de forma que es capaz de pescar simultáneamente en una recta de varios kilómetros, pero con un impacto muy inferior en el suelo marino frente al que tiene el arrastre.

Elevar la prohibición a este sector ha supuesto un impacto enorme en determinadas zonas costeras, como los caladeros ubicados entre Celeiro y Burela, en la provincia de Lugo. Allí la flota se dedica íntegramente a la pesca con palangre de fondo enfocada en la captura de merluza. 

Sergio López, gerente de la Organización de Productores (OPP) de Burela, explica que en ese pequeño tramo de apenas 30 kilómetros se pesca tres cuartas partes de la merluza gallega y que la nueva prohibición ha sido un golpe muy duro para la comunidad. 

Prácticamente el 80% de las aguas donde se criaban estos peces están ahora vetadas por Bruselas, por lo que el 20% del espacio restante se lo tienen que repartir ahora entre todos los barcos. En total, más de ochenta naves pasan cada año por ese territorio y deberán ahora organizarse para que en el pequeño caladero haya hueco para todos. 

“Próximamente veremos si hay algún problema de compatibilidades”, adelanta el portavoz. “Nosotros somos pesimistas y creemos que va a haber roces”. 

López se refiere a que las zonas de pesca están muy controladas, y cuando un barco se instala en un territorio, tiene derecho a explotarlo durante los siguientes diez o quince días en solitario para evitar que las redes o anzuelos de diferentes naves se enreden.

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Este sistema ha funcionado durante décadas sin problema, pero ahora el espacio es mucho más reducido y las familias que viven de ello son las mismas que la semana pasada, por lo que prevén que va a haber problemas para organizar la pesca.

“Sabemos que ya hay barcos que están simplemente esperando en el mar para encontrar un sitio para entrar. Y otros que por ahora están en el puerto están haciendo un descanso largo”, relata. 

En todo caso, el impacto económico en la zona va a ser duro esta campaña. “No sabemos cuánto, pero se va a pescar menos y se va a ganar menos, eso seguro”, afirma el representante de la OPP, quien critica que estas medidas solo van a desplazar el problema a otra zona del mundo: “Pescado va a haber de todas maneras en el mercado. Estas medidas perjudican a las flotas españolas, y el producto se va a sustituir por otro de casi siempre peor calidad y encima más caro”. 

Este lunes ha sido diferente para cientos de pescadores en España. El fin de semana entró en vigor el nuevo reglamento de la Comisión Europea que impide pescar con técnicas de fondo en aguas de entre 400 y 800 metros de profundidad de la costa atlántica, por lo que los barcos se agolpan ahora en zonas de menor tamaño y su impacto en el ecosistema es mayor, según defienden los profesionales. 

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