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Los últimos coletazos del carbón en España: las cinco centrales que aún quedan cerrarán en 2025

Vista de la central térmica de Soto de Ribera, en Asturias.

El país que patentó las centrales eléctricas de carbón y dio comienzo a la revolución industrial será también uno de los primeros en cerrar esta tecnología. Reino Unido apagará definitivamente sus hornos el próximo 31 de septiembre con el cierre de Ratcliffe-on-Soar, la última central de carbón del país. El hito marca un punto de inflexión para la generación térmica en Europa y señala el camino al resto del continente, que todavía es reticente a deshacerse de la hulla para generar energía. España será otro de los países adelantados con el apagón completo de 2025, aunque el carbón ya ha prácticamente desaparecido del sistema energético, mientras que Francia e Italia se demorarán hasta 2027, y Alemania no espera hacerlo antes de 2038.

Aunque todavía pega sus últimos coletazos en España, la hulla apenas representó en 2023 el 1,5% de la generación eléctrica, y en 2024 ha caído todavía más, hasta el 1% en los ocho primeros meses del año. Detrás de esta rebaja se encuentra el cierre de la central de As Pontes en octubre de 2023, que sacó del sistema 1.400 megavatios (MW) de potencia térmica, y hasta entonces era la central de carbón viva más grande de España por mucha diferencia.

Todavía quedan en funcionamiento otras cinco centrales en operación, aunque ya han anunciado su cierre o conversión antes del 31 de diciembre de 2025. Son las asturianas Aboño y Soto de Ribera, Los Barrios (Cádiz), Alcudia (Mallorca) y la pequeña instalación de La Pereda (Asturias). Las tres primeras están operadas por la portuguesa EDP, la mallorquina por Endesa y la última por Hunosa. Entre todas suman una potencia de 2.061 MW sobre una potencia instalada total en España de 127.221 MW, por lo que representan algo menos del 2%.

Además de suponer una mínima parte del parque eléctrico peninsular, solo entran en funcionamiento unas pocas horas al año porque tienen sus horas operativas limitadas y además el combustible es caro y no puede competir con las energías renovables. En 2023, su coeficiente de utilización en la península (la relación entre la producción real y la que habría podido alcanzar si las centrales hubieran funcionado a su potencia nominal durante todo el tiempo que han estado disponibles) fue de apenas el 26,9%, frente al 69,8% de 2022, según Red Eléctrica.

España será de esta manera uno de los primeros países europeos en cerrar su parque de generación por carbón. Hasta ahora lo han hecho países menos dependientes de esta tecnología como Bélgica (2016), Austria (2020), Suecia (2020), Portugal (2021), Eslovaquia (2024) y ahora Reino Unido. El año que viene, teóricamente, entrarán en la lista España e Irlanda, y después Grecia (2026), Francia (2027) e Italia (2027), según los analistas de Beyond Fossil Fuels. Los países del este son los que más dependen de la hulla y la mayoría tiene planes de descarbonización más allá de 2030, con el caso destacado de Alemania (2038). Polonia, el mayor defensor del carbón de los grandes países, todavía no tiene siquiera fijada una fecha, y alrededor del 70% de su electricidad proviene de la quema de hulla.

Cinco plantas a medio cerrar

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Las cinco plantas que permanecen abiertas en España ya han solicitado su cierre al Gobierno, y algunas se apagarán de manera inminente. La más importante, Aboño, ubicada en el puerto de Gijón, transformará el grupo 2 de la central (556 MW) para que funcione quemando gas natural a partir del próximo julio, y más adelante hidrógeno, mientras que el grupo 1 (366 MW) se cerrará por completo. En Los Barrios (570 MW) se sustituirán los hornos por electrolizadores para producir hidrógeno a partir de paneles solares en 2026. En Soto de Ribera ya cerraron los grupos 1 y 2 de carbón, y el 3 (361 MW) tiene fechado su cierre el 30 de junio de 2025 y pasará a producir hidrógeno. Es Murterar (Alcúdia) solo mantiene abiertos dos (260 MW) de sus cuatro grupos originales de carbón y cerrarán cuando se instale el segundo cable península-Baleares que garantizará electricidad al archipiélago. Por último, La Pereda (50 MW) adaptará sus hornos para quemar biomasa forestal y generar luz a lo largo del próximo año.

El peso del carbón lleva años cayendo en picado en España desde finales de la década pasada. En 2019 había operativas en España 15 centrales térmicas con una potencia de 10.619 MW, que se han reducido un 80% desde entonces. Según datos del Ministerio de Transición Ecológica, el cierre del carbón ha servido para rebajar un 51% la intensidad en carbono de la generación de luz, entendida como la cantidad de toneladas de CO₂ que se necesitan para producir un megavatio de electricidad. El Gobierno también subraya que el cierre ha sido voluntario por parte de las compañías, y que se debe a que la tecnología ha dejado de ser competitivas "debido a la mayor competitividad de las energías renovables, a los costes de derechos de emisión del mercado europeo de carbono y a las directivas de emisiones industriales de la UE".

Esta transición ha ido acompañada de un acuerdo firmado en 2020 entre el Ministerio de Transición Ecológica, la industria y los sindicatos para encontrar alternativas laborales y acometer inversiones locales para compensar el impacto económico y laboral de los cierres. Entonces, se calculó que el cese de operación de las 15 centrales supondría el despido de 2.740 trabajadores.

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