En dos semanas, los rusos han visto cómo Inditex o McDonalds echaban el cierre a sus tiendas, Apple dejaba de vender sus iPhone o Netflix se apagaba y los dejaba sin la nueva temporada de su serie favorita. Aunque el objetivo, en palabras del presidente estadounidense Joe Biden, es convertir a Vladimir Putin en un "paria", lo cierto es que las sanciones que empresas e instituciones de la UE, EEUU y medio planeta están imponiendo al Kremlin por la guerra en Ucrania perjudican a todos los ciudadanos del país y no sólo a gobernantes y oligarcas. Entre estas compañías se encuentran también las compañías tecnológicas, que se han subido a este carro aunque de forma no tan evidente como el resto. Tal y como explicaba Jordi Pérez Colomé este viernes en El País, "llevamos 15 días de invasión rusa y hay una cosa sorprendente: las redes no son noticia".
Y es que las tecnológicas, al contrario que en otras grandes crisis recientes como la pandemia o el ataque al Capitolio, no han acaparado prácticamente titulares por su mala praxis, sobre todo en el temido campo de las fake news en plena guerra. "Durante esta guerra, hasta ahora, las redes han tomado sus medidas de forma proactiva y no han estado en el ojo del huracán", sostiene Susana Pérez Soler, periodista y doctora de Comunicación Digital por la Universitat Ramon Llull que también defiende que hay que recordar que "ellas por sí solas" no pueden frenar el tsunami de desinformación de la coyuntura mediática actual. Pero estas medidas, para Miquel Pellicer, consultor en comunicación digital en la Universitat Oberta de Catalunya (UOC), han sido "insuficientes" en una lucha que supone "barrer en el desierto".
Así, y con Ucrania como telón de fondo, la mayoría, entre ellas Meta (antes Facebook), Google, Amazon o TikTok, vetaron o limitaron parte de sus servicios en el país desde el inicio de la ofensiva el pasado 24 de febrero en la misma senda que otras empresas. Aunque, cabe señalar que la plataforma más popular de Rusia, según datos de Stadista, es la nacional VKontakte (VK) —una versión rusa de Facebook— con un 73% de usuarios, seguida de cerca por YouTube con un 68% o Instagram con un 59%. Más lejos se queda Facebook con un 37%, TikTok con un 35% o Twitter con un 14%.
A pesar de estas cifras y más de 15 días después del inicio de la guerra, las redes sociales extranjeras se mantienen en Rusia aplicando y sufriendo las restricciones pero evitando abandonar el país. "Para las redes sociales, priman los beneficios y no tanto el beneficio que puedan aportar a los usuarios. Mientras tengan rédito no saldrán de Rusia", asegura Pérez Soler. De la misma opinión es Miquel Pellicer, consultor en comunicación digital en la Universitat Oberta de Catalunya (UOC): "Las tecnológicas no se están convirtiendo en adalides de la libertad de expresión quedándose en Rusia. Es más una cuestión de mercado, aunque vendan este mensaje". No obstante, este experto hace una diferenciación ya que considera que Twitter quizás pueda tener esta idea de defensa, pero no Meta ya que a los de Mark Zuckeberg "sólo le importa el negocio" y "no perder usuarios".
Aunque, en esta ocasión y al contrario que en otras crisis, sus acciones han estado ajustadas a dos decisiones que no dependen de ellas mismas. "Las decisiones sobre Rusia, en el caso de las empresas tecnológicas, ya las han tomado por ellas", explica Miquel Pellicer, consultor en comunicación digital en la Universitat Oberta de Catalunya (UOC).
La primera, la decisión de la UE, EEUU, Reino Unido, Canadá y Japón de suspender la actividad internacional de la agencia de noticias Sputnik y la televisión Russia Today. Tres días después de que Putin lanzase a sus tropas contra Ucrania, y en palabras de la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, este movimiento buscaba paralizar "la máquina mediática del Kremlin". Facebook, Twitter o YouTube no dudaron y restringieron en pocas horas ambos medios en sus plataformas. "Me parece que ir haciendo cierta censura tiene su controversia por la libertad de expresión", afirma Pellicer que apunta que no sabe qué efectiva es que "no podamos ver la propaganda política de RT, por ejemplo".
Y tras esta acción y la reacción rusa que se produjo cinco días después, el pasado viernes 4 de marzo. La Duma aprobó por la vía de urgencia una modificación del Código Penal para endurecer con hasta quince años de cárcel y penas de 1,5 millones de rublos (unos 115.000 euros) a quienes de manera "deliberada" difundan "noticias falsas" sobre el papel del Ejército en Ucrania. Una especie de mordaza que se tradujo en un éxodo de multitud de medios. Además, como acompañamiento, el Servicio Federal para la supervisión de telecomunicación, tecnologías de la información y medios de comunicación de Rusia (Roskomnadzor) impuso un bloqueo a Facebook y de Twitter como respuesta a supuestos casos de "discriminación" contra medios del país.
Rusia acusa a Meta de "organización extremista" y bloquea Instagram
El apagón impuesto a Facebook, propiedad de Meta, es realmente llamativo. ¿La razón? Mientras Rusia bloquea la red social por antonomasia propiedad de Mark Zuckeberg, inicialmente no ponía ningún tipo de restricción a las otras dos plataformas de su propiedad: Instagram y WhatsApp. No obstante la situación cambió drásticamente este mismo viernes después de que Reuters publicará correos internos de Meta en los que se abría la puerta a un cambio en su política de incitación al odio permitiendo que los usuarios de Facebook e Instagram pudieran llamar a la violencia y al asesinato de ciudadanos rusos, incluido en propio Putin. "Es terrible y una mala noticia", confiesa Pellicer ya que con esta decisión "se están dando pasos hacia atrás" con un discurso en el que se pueden pasar de las palabras a las acciones: "Sólo hace falta recordar el pizzagate —una teoría conspirativa que terminó con un hombre abriendo fuego en una pizzería de Washington—".
El portavoz de Meta, Andy Stone, ha confirmado en su cuenta de Twitter esta información, aunque ha matizado que el titular de Reuters era "sensacionalista". Casi doce horas después, el presidente de asuntos globales de la compañía, Nick Clegg, ha defendido en su cuenta de Twitter a través de un comunicado que si aplican sus políticas estándar "sin ningún ajuste" deberían eliminar " el contenido de los ucranianos comunes que expresan su resistencia y furia contra las fuerzas militares invasoras, lo que, con razón, se consideraría aceptable". Asimismo, ha defendido que este cambio solo afectará a Ucrania y que no tolerarán ni la rusofobia ni "ningún tipo de discriminación, acoso o violencia hacia los rusos en nuestras plataformas".
Ante este cambio de política, la Fiscalía de Rusia ha propuesto declarar a Meta como "organización extremista" y ha exigido la prohibición de sus actividades en el país por "difundir propaganda terrorista" y amenazar la seguridad de sus ciudadanos. Ante este requerimiento, el Roskomnadzor ha anunciado en dos notas a lo largo de la tarde de este viernes que bloquea Instagram porque "distribuye materiales informativos que contienen llamadas a cometer actos violentos contra ciudadanos de la Federación Rusa, incluido el personal militar". Esto lo harán efectivo a partir de la medianoche del 14 de marzo para dar a los usuarios un "período de transición", el tiempo que tardarán en "transferir sus materiales de fotos y vídeos a otras redes sociales y notificar a sus contactos y suscriptores".
Este apagón, según Interfax y citando fuentes del Ministerio Público, no afectaría a WhatsApp ya que "es un medio de comunicación, no una red social". "Más que un medio es un canal de mensajería", apunta Pérez Soler que explica que funciona diferente: "Es un canal más cerrado de comunicación interpersonal".
Ante esta situación y acusaciones tan graves, la duda es evidente: ¿podrían abandonar los de Zuckeberg ahora el país tras ser tachados de "organización extremista"? "Conociendo a Meta, mientras ellos tengan negocio con WhatsApp no van a decidir por su propio pie salir de Rusia", augura Pérez Soler. Para Pellicer, su salida sería "una evolución" que podría terminar en "una política de bloqueos entre bloques".
Cuando Rusia comunicó hace una semana la decisión sobre el apagón de Facebook, desde la tecnológica aseguraron que estaban trabajando "para mantener nuestros servicios disponibles en la mayor medida posible". Asimismo, y sobre Instagram, habían anunciado este mismo martes que ocultarían la información sobre los seguidores en las cuentas privadas en Rusia y Ucrania además de "degradar" y etiquetar aquellas publicaciones, stories y reels con enlaces a "medios controlados por el estado ruso". "Facebook ahora pone parches, pero antes de 2016 nunca ponía parches. Está tomando medidas y está vez las está tomando de forma proactiva", afirma Pérez Soler que señala que "la pandemia les ha servido para aprender que no pueden permitir que los usuarios digan cualquier cosa".
Twitter trabaja para restaurar el servicio: "Defendemos un Internet abierto"
En el caso de Twitter, el bloqueo del Roskomnadzor es parcial. "Somos conscientes de los informes que apuntan a que las personas están teniendo cada vez más dificultades para acceder a Twitter en Rusia. Estamos investigando y trabajando para restaurar completamente el acceso a nuestro servicio", explican desde la red social. Asimismo, recuerdan que siguen defendiendo "un Internet libre y abierto, especialmente en tiempos de crisis y ese está siendo nuestro enfoque".
Asimismo, también matizan que aunque las sanciones de los Veintisiete le han "obligado legalmente" a "ocultar determinados contenidos", su enfoque global fuera de la UE es "reducir la visibilidad de este tipo de contenido de medios afiliados al Estado ruso en todo nuestro servicio y en proporcionar contexto a través de nuestras etiquetas".
Además, el miércoles se anunció que Twitter empezaría a operar en la web oscura a través de una versión disponible para el navegador encriptado Tor. De esta forma y esquivando la censura, los ciudadanos rusos podrían seguir accediendo a la plataforma.
YouTube y el buscador de Google resisten fuera del foco
Fuera del foco del Gobierno de Putin se han quedado otras tecnológicas como Google. En su caso, tanto su buscador como YouTube o la Play Store —la tienda de aplicaciones de Android—, como hicieron Facebook y Twitter, bloquearon en toda la UE los dominios, canales y aplicaciones vinculados a RT y Sputnik. "Estamos comprometidos a cumplir con todas las sanciones impuestas y estaremos al tanto de la evolución de las mismas", explica la compañía en su blog. Asimismo, este mismo viernes, la plataforma de vídeos ha anunciado que bloqueará el acceso en todo el mundo y con "efecto inmediato" cualquier canal financiado por el Gobierno ruso o asociado al mismo.
Por ahora, tanto YouTube como su buscador, Gmail o Google Maps siguen funcionando en Rusia "permitiendo a la gente acceder a información y puntos de vista de todo el mundo", asegura la tecnológica. No obstante, sí que matiza que Google Pay —el servicio de pagos sin contactos de Android— ha dejado de funcionar por las sanciones económicas.
Además, en todos sus servicios, suspendieron de forma indefinida la monetización para los "medios financiados por el Estado ruso". Esto, según explica Google, supone que medios como RT no pueden ni monetizar sus contenidos ni anunciarse en YouTube o en el buscador. "YouTube, y también Facebook, ha sacado partido de vídeos con desinformación. Y esta medida para cancelar el suministro económico es interesante", sostiene Pellicer.
La primera guerra de TikTok
Y TikTok, la única que no tiene pasaporte estadounidense sino chino, también ha tomado cartas en el asunto. En la que es su primera guerra como tal, la red social, que también bloqueó en Europa los perfiles de RT y Sputnik, decidió el pasado 6 de marzo suspender los directos y los nuevos contenidos en Rusia por la nueva ley rusa. "Nuestra mayor prioridad es la seguridad de nuestros empleados y nuestros usuarios", reconocen desde la plataforma.
Aunque matizan que su servicio de mensajería no se verá afectado también adelantan que seguirán "evaluando la evolución de las circunstancias en Rusia para determinar cuándo podremos reanudar completamente nuestros servicios con la seguridad como nuestra principal prioridad". Asimismo, TikTok defiende que la red social es "una vía de escape" que puede "proporcionar una fuente de alivio y conexión humana en un momento de guerra en el que la gente se enfrenta a una inmensa tragedia y al aislamiento".
Con respecto a la desinformación, TikTok recuerda que prohíben también conductas de odio o la promoción de la violencia. "En aras de la precaución, los contenidos que se sometan a una comprobación de la veracidad de los hechos y los contenidos revisados que no puedan ser corroborados, no serán recomendados en el feed para ti —similar a la pestaña Explorar de Instagram—", explican desde la red social.
Apple, Microsoft y Amazon dejan Rusia
Mientras las redes sociales han sido algo más tibias en la decisión de permanecer en Rusia, el resto de compañías tecnológicas han tomado decisiones más rotundas. Apple ha restringido en la App Store las aplicaciones de RT y Sputnik y ha suspendido todas las ventas de productos en el país y su servicio Apple Pay. Microsoft ha interrumpido las ventas de su sistema operativo Windows además de los videojuegos de Xbox y PlayStation.
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Amazon ha bloqueado nuevos registros de Rusia y Bielorrusia en su servicio de servidores en la nube. Su plataforma de streaming, Twitch, ha paralizado los pagos a los usuarios rusos, es decir, que no podrán monetizar sus directos. Además, ha bloqueado los envíos de Prime y el acceso a Prime Video. Spotify, por su parte, y tras eliminar todo el contenido de RT y Sputnik en la UE y otros mercados, cerró su oficina en Moscú y canceló las suscripciones de pago de los usuarios rusos.
El telón de acero digital
A pesar del éxodo y de las restricciones, el Roskomnadzor no sólo bloqueó el pasado viernes a Facebook y Twitter, sino que también ordenó ese mismo día a las instituciones públicas rusas que no utilizaran ningún recurso informático localizado en un servidor extranjero. Esta decisión viene amparada por el soñado plan de Putin de desconectar a Rusia de Internet, que el propio mandatario ha calificado como un "proyecto de la CIA". Una especie de telón de acero digital que no es nuevo y que vivió su primer capítulo en 2019 con la aprobación de la Ley de Soberanía de Internet. "Es como que el sueño del origen de Internet, de una comunidad global, se está rompiendo. Se está partiendo la tarta de Internet y se está produciendo una segmentación", asegura Pellicer. En concreto, esta legislación enruta el tráfico y los datos web para construir un sistema nacional de nombres de dominios que permitiría que Internet funcionase aunque Rusia no contase con infraestructura extranjera.
Los movimientos del propio Gobierno de Putin y de las plataformas de Internet amenazan con aislar por completo a la red de Rusia de la del resto del mundo. "Creo que un apagón total de Internet en el país no sería posible", sostiene Pérez Soler que recuerda que esto no sería una rareza en el actual ecosistema digital ya que es lo que ocurre actualmente con China. No obstante, la realidad china y la rusa difieren en algo: "China tiene un sistema más fuerte con un ecosistema propio. Esto es algo interesante, porque han invertido en desarrollar su propio Silicon Valley". Y esto no sucede en el país de Putin. No obstante, a principios de marzo, el diario ruso Kommersant adelantó que el Gobierno ruso había dado instrucciones a webs y servicios estatales para que se mudaran al sistema de dominios rusos antes del 11 de marzo. "Es una configuración de Internet al estilo chino. Y este ecosistema sería totalmente diferente", afirma Pellicer.
En dos semanas, los rusos han visto cómo Inditex o McDonalds echaban el cierre a sus tiendas, Apple dejaba de vender sus iPhone o Netflix se apagaba y los dejaba sin la nueva temporada de su serie favorita. Aunque el objetivo, en palabras del presidente estadounidense Joe Biden, es convertir a Vladimir Putin en un "paria", lo cierto es que las sanciones que empresas e instituciones de la UE, EEUU y medio planeta están imponiendo al Kremlin por la guerra en Ucrania perjudican a todos los ciudadanos del país y no sólo a gobernantes y oligarcas. Entre estas compañías se encuentran también las compañías tecnológicas, que se han subido a este carro aunque de forma no tan evidente como el resto. Tal y como explicaba Jordi Pérez Colomé este viernes en El País, "llevamos 15 días de invasión rusa y hay una cosa sorprendente: las redes no son noticia".