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Los Informativos de TVE culminan una semana negra

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Primeras horas de la tarde del jueves. En la redacción central de TVE en Torrespaña docenas de periodistas levantan los brazos para mostrar la foto de la reportera húngara en el momento en el que zancadillea a un refugiado sirio que lleva en brazos a un hijo de corta edad. Muchos han pegado en la parte inferior un cartel que afirma "Yo no manipulo". Otros muestran solo el cartel y se fotografían a cara descubierta. La mayoría son de mediana edad, periodistas con quince y veinte años de recorrido profesional en los Informativos. Algunos han sido corresponsales, mientras que otros han viajado como enviados especiales a distintos conflictos bélicos, o eventos de relevancia en el extranjero, o han desempeñado puestos de relevancia en edición o áreas informativas. Casi ninguno realiza desde hace tiempo tareas en consonancia con su trayectoria profesional; salvo excepciones puntuales, la actual dirección prefiere encomendar las informaciones relevantes a los contratados más recientes.

"En Nacional, Economía, Internacional o Sociedad, la rutina es similar en los últimos meses: se encargan las piezas más importantes al grupo de contratados (en gran parte procedentes de Intereconomía y otros medios conservadores), con la explicación de reforzar la redacción ante las convocatorias electorales, a periodistas en prácticas y becarios. Todos ellos con una situación laboral precaria. Cuando los textos son revisados por el equipo de dirección (cambiado varias veces por Somoano y remodelado por Gundín) y se les indica que tienen que cambiar algo, los afectados, o lo admiten como algo natural, o no se atreven a protestar", afirma Alejandro Caballero, presidente del Consejo de Informativos

Así ocurrió en la desgraciada pieza que se emitió el miércoles en el Matinal y en el Canal 24 Horas, en la que se afirmaba que a la inhumana reportera húngara "conseguir la noticia le ha ocasionado la pérdida de su puesto de trabajo". Indira García, editora de ese espacio, había introducido esa frase en el texto redactado por una becaria del máster del Instituto de RTVE. Ese mismo día, infoLibre adelantaba la secuencia de los hechos y recibía múltiples testimonios de repulsa, muchos de ellos emitidos por redactores y trabajadores de esos Informativos y que estallaban el jueves en plena redacción de Torrespaña. El Consejo de Informativos redactaba una nota interna en la que afirmaba que "Ningún medio de comunicación, ni mucho menos una televisión pública, puede mentir de forma tan abyecta, despreciando el dolor ajeno".

Por su parte, UGT en la empresa, y la Agrupación de Periodistas de ese sindicato, mostraban, en nota pública, su apoyo al órgano de representación: "Es intolerable como la manipulación llega al colmo del descaro en la televisión de todos, en una televisión pública que está obligada a 'promover el conocimiento y difusión de los principios constitucionales y los valores cívicos y garantizar una información objetiva y veraz'", afirmaban.

La única reacción de la dirección, recogida en el diario El Mundo, apuntaba que "fuentes oficiales de TVE hablan de 'una redacción confusa y poco afortunada de Indira García, un error que se enmendó. Posteriormente, en los siguientes informativos, quedó clara la repulsa y condena de TVE a ese acto de la periodista húngara'". En el mismo medio se recoge que "los titulares lo expresaban de manera bien distinta". Sin embargo, personas conocedoras de la mecánica interna aseguran a infoLibre que esos titulares habían sido redactados por los propios presentadores, en base a la noticia original, no a la posteriormente manipulada.

Los Informativos se han desplomado un 42 por ciento

En paralelo, CCOO en RTVE publicaba una hoja informativa en la que destacaba la pérdida de un 42% de audiencia en los Informativos de TVE, que pasan de 2.800.000 espectadores en noviembre de 2011 a 1.600.00 en junio de 2015. Un descenso que, para este sindicato, "es el coste de convertir la información en propaganda". En el escrito se recuerda que el actual director de Informativos recibió a su llegada más del 70% de votos negativos de la plantilla del departamento, frente a una cifra que no alcanzaba el cuatro por ciento de apoyo. Además, en la misisva se descalifican las afirmaciones realizadas por Álvarez Gundín cuando aseguraba que "los telediarios no los hago yo solo, sino que son el producto de un equipo de casi 400 profesionales. ¿De verdad alguien puede creer que se puede manipular a profesionales como si fueran títeres? Yo no lo creo". Palabras que CCOO calificó como "un intento de ganar un par de páginas de propaganda, aunque nada tengan que ver con la realidad". Un extremo en el que insiste el Consejo de Informativos cuando dice que "en ningún momento estas malas prácticas han sido achacables al conjunto de los profesionales que integran la redacción de los SS.II. de TVE, sino a los equipos directivos y con responsabilidades editoriales. No es la redacción de 400 personas la que selecciona las noticias, decide su tratamiento y enfoque o les da un orden dentro del minutado".

En cualquier caso, una semana iniciada con Gundín asegurando que en TVE no existe manipulación y que termina con los ecos de un mayúsculo escándalo de mala práctica periodística. En medio, una redacción en tensión frente a la dirección, que clama su indignación con carteles de "Yo no manipulo".

Primeras horas de la tarde del jueves. En la redacción central de TVE en Torrespaña docenas de periodistas levantan los brazos para mostrar la foto de la reportera húngara en el momento en el que zancadillea a un refugiado sirio que lleva en brazos a un hijo de corta edad. Muchos han pegado en la parte inferior un cartel que afirma "Yo no manipulo". Otros muestran solo el cartel y se fotografían a cara descubierta. La mayoría son de mediana edad, periodistas con quince y veinte años de recorrido profesional en los Informativos. Algunos han sido corresponsales, mientras que otros han viajado como enviados especiales a distintos conflictos bélicos, o eventos de relevancia en el extranjero, o han desempeñado puestos de relevancia en edición o áreas informativas. Casi ninguno realiza desde hace tiempo tareas en consonancia con su trayectoria profesional; salvo excepciones puntuales, la actual dirección prefiere encomendar las informaciones relevantes a los contratados más recientes.

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