El legado de Echenique: RTVE se ha despeñado en audiencia y credibilidad en dos años

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Leopoldo González-Echenique es una víctima más de los recortes del Gobierno de Mariano Rajoy. Su dimisión este jueves se ha producido por la ausencia de una financiación suficiente, a pesar de los esfuerzos realizados en el ahorro de costes, que el propio dimisionario cifró el pasado martes en un 25%. Pero no son números, ni balances financieros lo importante. El aspecto más negativo de 27 meses de gestión es la caída de la radio y televisión pública en la consideración de los espectadores y oyentes, que se ha traducido en bajada de audiencias y descrédito como medios de información.

En cuanto a la programación, capítulo lastrado poderosamente por los recortes, tan sólo se recordarán los aciertos de las series Isabel y Águila Roja, y el espacio de entretenimiento Masterchef y sus secuelas, todos ellos muy por encima de la media de la cadena. Frente a ellos son numerosos los espacios fallidos, o directamente fracasados: Código emprende (4,1%), Sincronizados (7%), Uno de los nuestros (8%), Generación Rock (6,3%), El pueblo más divertido (7,3%), Letris (4%), Stamos okupa2 (4,6%), o Gran Reserva: el origen (7,5%). Mención aparte merece el espacio de telecaridad, importado de Canal Sur, Entre todos, objeto de numerosas críticas por su contenido y por algunas intervenciones de su presentadora Toñi Moreno, que no obstante ha sido repescada para otro programa verpertino –hasta ahora también fracasado– en la temporada que acaba de iniciarse, T con T.

Junto a este alto índice de programas que no han conseguido el favor de los espectadores, TVE ha ido paulatinamente perdiendo derechos de trasmisión de grandes eventos deportivos hasta llegar, en el pasado mes de julio a marcar su mínimo histórico de cuota de pantalla con un 8,9% y situar a La 1 en el grupo de La Sexta y Cuatro (6,8% y 6,5%), muy alejada de Telecinco (15,5%) y Antena 3 (13,2%).

Unos informativos marcados por la manipulación

Muy por encima de los desaciertos en programación, o los problemas financieros, el modelo decidido por el Partido Popular, que rompió con el amplio acuerdo político imprescindible para la elección de los rectores de RTVE para imponer criterios partidistas apoyados en su mayoría absoluta, se tradujo en la involución de los informativos. De la mano de Julio Somoano, traído de Telemadrid, donde ya había sido acusado por subordinar la información a los intereses del PP, los telediarios se han despeñado en audiencia y credibilidad. En poco más de dos años, espacios que habían sido distinguidos con los más importantes premios profesionales del mundo, pasaron a ser acusados de omitir informaciones o manipularlas según conviniera al Gobierno de Rajoy y a su partido. Oposición política, sindicatos de RTVE y órganos de representación profesional (como el Consejo de Informativos) denunciaban el tratamiento dado a asuntos como el caso Bárcenas, la financiación ilegal del PP, las sucesivas Diadas de Cataluña, los negocios del ministro Miguel Arias Cañete y un largo etcétera, que se entremezclaba con dislates a la hora de abordar los asuntos sociales, minimizando las protestas por los recortes en sanidad y educación, las manifestaciones contra la reforma de la ley de aborto o el recorte de derechos ciudadanos.

A cambio, los telediarios glosaban la importancia de la oración para remediar el paro o calificaban como "provocativa" la vestimenta de las adolescentes.provocativa Mientras, los espacios de periodicidad semanal o quincenal eran relegados a horarios marginales de la marginal La 2, o llevado a la madrugada de La 1, como Informe semanal, el informativo decano en la televisión de España, con más de cuarenta años de emisión ininterrumpida, y que acompasó el mal horario con una tremenda bajada en el interés y factura de sus reportajes.

En paralelo, el canal 24 Horas, único dedicado en exclusiva a la información de todo el panorama televisivo en nuestro país, se diluía con cambios de formato y responsables y errores de pulso profesional manifestados ante acontecimientos como el atentado de Boston, el accidente del AVE en Galicia o esta misma semana conectando con retraso con la rueda de prensa donde Alberto Ruiz-Gallardón presentó su dimisión. Ni siquiera rtve.es, la web de servicios interactivos de la Corporación y líder en visitas, se ha visto libre de las acusaciones de manipulación y mala práctica profesional, tal y como ha denunciado de manera reiterada el órgano de representación de sus trabajadores.

La traducción de todo ello ha sido pasar de unos informativos líderes de audiencia con Fran Llorente, a ser los terceros tras Telecinco y Antena 3, después de dos años de gestión de Julio Somoano. Y lo que es peor, y más difícil de recuperar, al margen de datos cuantitativos, han pasado de ser referentes de la información televisiva, a ser despreciados por partidistas y manipuladores.

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La caída de RNE

En este repaso al mandato de González-Echenique no puede faltar la referencia a Radio Nacional de España, una cadena de emisoras capitaneada por Radio 1 y con un gran referente informativo en Radio 5 Todo Noticias. A la llegada del PP, RNE disputaba la tercera plaza tras la Ser y Onda Cero y mantenía al alza dos importantes anclajes con Juan Ramón Lucas en la mañana y Toni Garrido en las tardes. El despido de ambos, sumado a los bandazos en programación y cambio de responsables, han ido alejando de la radio pública a más de un tercio de sus antiguos oyentes.

También aquí las denuncias de manipulación han ido erosionando la credibilidad de las emisiones de Radio 1, al tiempo que se difuminaba la identidad de Radio 5, en un intento por parte de los máximos responsables de unificar, controlar y mediatizar la información, según denuncia de los trabajadores. A día de hoy, y a pesar del esfuerzo de buena parte de su plantilla, RNE se sitúa en la quinta plaza por audiencia, y ha perdido buena parte de su relevancia como emisor de noticias.

Leopoldo González-Echenique es una víctima más de los recortes del Gobierno de Mariano Rajoy. Su dimisión este jueves se ha producido por la ausencia de una financiación suficiente, a pesar de los esfuerzos realizados en el ahorro de costes, que el propio dimisionario cifró el pasado martes en un 25%. Pero no son números, ni balances financieros lo importante. El aspecto más negativo de 27 meses de gestión es la caída de la radio y televisión pública en la consideración de los espectadores y oyentes, que se ha traducido en bajada de audiencias y descrédito como medios de información.

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