"Si es gratis, el producto eres tú". Esta máxima ha rodeado al universo de las redes sociales desde que algunas de ellas —concretamente Facebook— convirtieron la gratuidad en una de sus señas de identidad. Sin embargo, parece que algo está cambiando y este modelo gratuito sostenido por la publicidad y los datos personales podría tener los días contados.
Elon Musk ya se sacó de la manga hace ya un año Twitter Blue y, sólo hace un par de semanas, dejó flotando en una conferencia la idea de que sería interesante que todos los usuarios pagarán una pequeña cantidad por usar X, anteriormente Twitter. El pasado martes The Wall Street Journal publicó que Meta estudia la creación de una tarifa para que sus usuarios de la UE paguen unos 10 euros al mes por usar sin anuncios sus plataformas —aunque deja a WhatsApp fuera de esta ecuación—. Para completar el bingo, la BBC y TechCrunch también apuntaron algo similar sobre TikTok un día antes. ¿Estamos entrando en una nueva fase?
"El todo gratis tiene fecha de caducidad", defiende Ferran Lalueza, profesor de Comunicación y Social Media de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC). Este experto señala que el sector de las plataformas aún es "un negocio millonario que sigue siendo muy atractivo": "Es un paso lógico y la conclusión lógica del actual escenario. Además, como ya hay una música de fondo, ven que no están solos, que es la tendencia y se suben más fácilmente a este carro para estudiar vías alternativas".
Opinión similar mantiene Susana Pérez Soler, periodista y doctora de Comunicación Digital por la Universitat Ramon Llull. "Las redes sociales están en un momento de cambio. Creo que están perdiendo actividad, cada vez publicamos menos y las interacciones están bajando. Están en un punto de estancamiento e inflexión. Y las tecnológicas son conscientes y están mirando cómo seguir monetizando el negocio", explica esta experta.
Un negocio amenazado por Bruselas
Un negocio multimillonario que ha sobrevivido durante la última década gracias a una publicidad hiperpersonalizada gracias a la cantidad de datos de los usuarios que tienen. Pero que, ahora, parece que ya no es suficiente, principalmente por las limitaciones que están llegando desde Bruselas. Las nuevas leyes de Servicios Digitales (DSA) y la de Mercados Digitales (DMA), que apuntalan el Reglamento Europeo de Protección de Datos (RGPD) de 2018, obligan ahora a las compañías a buscar un permiso expreso para tener y tratar sus datos además de prohibir el rastreo sin consentimiento.
"Es una fuente que está amenazada", expone Lalueza que recuerda que, en realidad, el negocio ya nació con un lastre "ético" que ahora se ha convertido en "jurídico": "Todo este planteamiento se está empezando a poner en riesgo por la nueva legislación europea". "Hasta ahora hemos estado en un modelo en el que se primaba la cantidad con muchos usuarios y visualizaciones para poder generar ingresos a través de sus datos y su personalización para venderlos para tener publicidad", argumenta Pérez Soler, que señala que ahora, "al empezar a tener limitaciones, no es de extrañar que vayan hacía un modelo de comunidad: menos usuarios, pero conociéndolos bien y que además paguen".
Pero las limitaciones de Bruselas no son el único factor que ayuda a este cambio de paradigma. En este momento, los internautas ya pagan por servicios consumidos a través de la web, algo que no pasaba hace una década. Lo vemos con el streaming, pero también con los periódicos. "Pagar por contenido digital ya no es como hace diez años. La gente está más dispuesta", asegura Pérez Soler. "La reacción inicial va a ser negativa ya que la inercia nos lleva a que siempre ha sido gratis", matiza Lalueza, que pone como ejemplo la polémica generada en el universo tuitero tras el reciente anuncio de Musk de un "pequeño pago". No obstante, este profesor reconoce que, al final, "los usuarios acabarán pasando por el aro porque el servicio tiene un coste".
Meta: ¿pagar por tus derechos?
La tendencia está ahí. Existe y es un camino que se recorrerá en los próximos meses. Sin embargo, la letra pequeña de las filtraciones es algo a tener en cuenta. Sobre todo en el caso de Meta. La idea del imperio capitaneado por Mark Zuckerberg esconde intenciones mucho más allá de ganar dinero.
Esta modalidad de pago para Facebook e Instagram ya se puso sobre encima de la mesa el pasado mes de febrero con Meta Verified. Pero ahora van un poco más allá ya que delimitan este servicio para los europeos. ¿El motivo? Con esta suscripción buscaría adaptarse a las exigencias en materia de privacidad de Bruselas.
En concreto, la idea sería que el usuario pagase por no ver publicidad y así disfrutar de sus derechos ya que sus datos no serán rastreados para recibir anuncios. "Este movimiento responde a la necesidad de ser respetuosos con la ley porque hasta ahora teníamos un modelo que se basaba en comercializar los datos de los usuarios", recuerda Lalueza.
No obstante, tal y como denuncia la ONG Noyb, lo que se plantea ahora sería pagar a Meta por que cumpla con tus derechos. "Los derechos fundamentales no pueden estar a la venta. ¿Vamos a pagar a continuación por el derecho de voto o por el derecho a la libertad de expresión? Esto significa que sólo los ricos podrían disfrutar de estos derechos, en un momento en el que muchas personas luchan por llegar a fin de mes", explica su fundador Max Schrems, que también es abogado y activista de privacidad.
"Con este modelo, estaremos ante un escenario con usuarios de primera y de segunda en función de su poder adquisitivo pero también en sí tienen conciencia o no sobre la importancia de la privacidad de sus datos", reconoce Pérez Soler, que señala que este escenario sería "peligroso": "La ciudadanía no está preparada para este tipo de elecciones porque no hay conciencia y al final aceptamos las cookies sin pensar, cuando estamos vendiendo nuestra alma a las tecnológicas". "No me imagino un escenario con usuarios de pago y protegidos, mientras que los que no pagan no. Si por omisión ceden voluntariamente sus datos, desde el punto de vista legal tendrá su cobertura, pero no desde el ético", sostiene Lalueza.
Multa, sentencia del TJUE y Threads fuera de la UE
Lo cierto es que este movimiento de Meta no sorprende ya que los últimos meses han sido complicados en Menlo Park. La Comisión Europea multó a los de Zuckeberg con 1.200 millones de euros, la mayor multa de la historia de la UE por protección de datos. Y el Tribunal de Justicia de la UE confirmó que el uso de datos personales por parte de la compañía californiana ha sido ilegal en la UE, al menos entre 2018 y 2023. Es decir, tal y como apunta TechCrunch, Facebook estaría publicando anuncios ilegalmente ya que se dirigen a los usuarios rastreando y perfilando su actividad sin una base legal válida.
Además, cabe destacar que Meta ha decidido no lanzar en la UE por cuestiones regulatorias Threads, su alternativa a Twitter. Tal y como indicó el pasado julio un portavoz de la Comisión de Protección de Datos de Irlanda, aún no puede operar debido al hecho de que la app importa los datos de los usuarios de Instagram. Esto incluye los relativos al comportamiento y de publicidad, lo que no está permitido en el reglamento europeo de protección de datos. "Zuckeberg ya amenazó a Bruselas con irse de la UE. Lo que quiere hacer es desalentar a los legisladores porque tiene un gran mercado en Europa", reconoce Pérez Soler.
¿Y qué dicen en el imperio tecnológico? Desde la compañía ni confirman ni desmienten la filtración del Wall Street Journal. "Meta cree en el valor de los servicios gratuitos respaldados por anuncios personalizados. Sin embargo, continuamos explorando opciones para asegurarnos de cumplir con los requisitos regulatorios en evolución. No tenemos nada más que compartir en este momento", explican en un comunicado enviado a infoLibre.
TikTok: pruebas de tarifas sin anuncios
Pero, como decíamos, Meta no está sola en este camino por incorporar pagos a su servicio. Sólo un día antes, se publicó que la red social china estaría probando una nueva suscripción mensual por unos cinco dólares al mes por la que eliminaría los anuncios.
Desde TikTok detallan a infoLibre que es cierto que están haciendo pruebas en un país, pero esto no quiere decir que se vaya a implementar.
Twitter: el "pequeño pago" de Musk
Pero no todo son pruebas e ideas a futuro, hay una red social que ya ha movido ficha. Twitter, ahora X, implementó de la mano de Musk a finales de 2022 Twitter Blue. El servicio de pago, que llegó a España a principios de febrero con precios más elevados que en EEUU, sigue dando tumbos tras un principio nada esperanzador e incorporando novedades a cuentagotas. Desde su lanzamiento a principios de diciembre, ha añadido insignias de pago, la edición de los tuits, el uso de imágenes NFT en el perfil o la posibilidad de publicaciones de hasta 4.000 caracteres. Pero, sobre todo, ha limitado las posibilidades de su versión gratuita: ha eliminado las verificaciones y algunos sistemas de autenticación en dos pasos.
Y los datos parece que no le acompañan. Según unos informes internos a los que The Information tuvo acceso a principios de año, el servicio de pago de Musk solo el 0,2% de los usuarios totales serían de pago. En julio, el propio jefazo de X confirmaba a un usuario que la red social seguía teniendo "flujo de caja negativo" por la caída de los ingresos publicitarios y la deuda de la compañía.
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Por ello, durante una conferencia en septiembre junto al primer ministro de Israel, Benjamín Netanyahu, aseguró que "vamos a migrar a un pequeño pago mensual para usar el sistema X". Pero sin entrar en más detalles.
De Spotify a las plataformas de streaming
Lo más parecido, que tenga éxito, ahora mismo a lo que se plantean las redes sociales, y salvando las distancias, sería Spotify. La compañía sueca ofrece un servicio gratuito básico con publicidad y otro con características adicionales de pago entre las que se incluye no tener que escuchar anuncios, pero también poder descargar música para escuchar sin conexión o un salto infinito de canciones. La app cerró 2022 con 490 millones de usuarios activos mensuales, de ellos 205 pagan su tarifa premium, es decir, más del 40%. No obstante, el pasado julio tuvo que subir, por primera vez en su historia, su precio.
Otro caso de éxito, también salvando las distancias, serían las plataformas de streaming, que han conseguido que los usuarios paguen por sus servicios. Aunque en su caso, y comparados con las redes sociales, están haciendo el camino a la inversa: su modelo pasa ahora por incorporar tarifas más baratas con anuncios para seguir creciendo. Así lo ha hecho ya Netflix y lo harán en un futuro próximo Disney+ y Amazon.
"Si es gratis, el producto eres tú". Esta máxima ha rodeado al universo de las redes sociales desde que algunas de ellas —concretamente Facebook— convirtieron la gratuidad en una de sus señas de identidad. Sin embargo, parece que algo está cambiando y este modelo gratuito sostenido por la publicidad y los datos personales podría tener los días contados.