"Twitter en este momento tiene la misma energía que Hogwarts bajo la dirección de Dolores Umbridge", tuiteó Sam Stryker, editor de Buzzfeed, el pasado 18 de diciembre. Razón no le falta ya que la sustituta de Albus Dumbledore al frente del colegio de magia fue una experta en sacarse de la manga nuevas reglas (algunas realmente estúpidas), tratar condescendientemente a profesorado y alumnado, y seguirle el juego a los malos del mundo de Harry Potter. Desde el nombramiento de Elon Musk como "tuitero en jefe" a finales de octubre tras entrar en las oficinas centrales de su nueva adquisición lavabo en mano, la red social, como Hogwarts en el quinto libro, sólo ha transmitido caos de puertas para fuera. Los expertos consultados por infoLibre también hacen una lectura negativa de estos dos meses que lleva el hombre más rico del mundo al frente de Twitter.
"Estamos viendo que algunas de sus decisiones, en mi opinión, no son muy acertadas", asegura Lucía Andaluz Antón, doctora y profesora de Comunicación de la Universidad Europea. "Se ha convertido en la plataforma de un señor que la está gestionando de una forma autoritaria. La red social, tal y como la conocíamos, ya no existe", sostiene Laura Pérez Altable, doctora en Comunicación e investigadora de la Universitat Pompeu Fabra. "Desde el punto de vista financiero y comunicativo, es una de las noticias del año porque tiene muchas vertientes, desde el marketing hasta el geopolítico. Pero, desde el punto de vista comunicativo, nos lleva a muchos aprendizajes: todo el proceso de compra nos enseña las cosas que no hay que hacer", afirma Miquel Pellicer, consultor en comunicación digital en la Universitat Oberta de Catalunya (UOC), que reconoce que esta etapa le "incomoda" porque Musk le parece "un personaje".
Mientras se transmite caos e inestabilidad al mundo, de puertas para dentro es difícil saber qué está pasando, principalmente porque el nuevo dueño se cargó de un plumazo a mitad de la plantilla a las primeras de cambio e invitó a irse a otros tantos semanas después, provocando un temor a una caída total del sistema. Esto generó la extraña situación, por poner sólo un ejemplo, de que la tecnológica no cuente actualmente con un equipo de comunicación.
Ahora mismo, el principal -por no decir único- portavoz de Twitter es el propio multimillonario. "Ahora mismo es más popular Musk que la propia red social", matiza Pérez Altable. Y, probablemente, su cuenta sea la gran ganadora de todo este culebrón que empezó el pasado 4 de abril cuando anunció que había comprado el 9,2% de las acciones de la compañía. En aquel momento, contaba con unos nada desdeñables 80 millones de seguidores. Actualmente, suma más de 122 millones.
Este incremento se debe, en parte, porque para estar informado de los cambios en la plataforma hay que estar atentos a lo que publica ya que gobierna a golpe de tuit. "A nivel comunicativo es muy interesante de analizar y es similar a lo que ocurrió con Donald Trump y a la forma de comunicar que tenía el expresidente: se hace una noticia de un tuit", explica Pellicer. "Se está hablando y mucho de Twitter, una red social que se ha visto afectada con la disminución de usuarios en los últimos años y que debía replantearse una nueva estrategia de promoción para volver a la época dorada", reconoce Andaluz Antón.
Errático y cambiante
Musk, por lo que traslada a través de su perfil, gobierna la red social de forma errática y cambiante. Lo que vale ahora, quizás, en 24 horas ya sea totalmente diferente o haya desaparecido. En palabras de la propia plataforma, son "pruebas en abierto": "Creemos que este enfoque de innovación abierto y transparente es positivo, ya que nos permite movernos más rápido y recoger las opiniones de los usuarios en tiempo real". Así, en los dos meses que lleva al frente de Twitter ha retrocedido en menos de 48 horas en varias de sus novedades. "Cuando una plataforma hace tantos cambios, no es fácil para los usuarios seguir las reglas del juego y esto puede derivar en el éxodo definitivo", defiende Pérez Altable.
Primero fue el intento inicial del nuevo sistema de verificación y, más recientemente, una nueva política que se sacó de la manga mientras asistía junto al yerno de Donald Trump, Jared Kushner, a la final del Mundial de fútbol de Catar: prohibir enlaces a otras redes de la competencia. "Parece más un juego al estilo de un reality show que una política de empresa", sostiene Andaluz Antón.
Contra todos
Errático y cambiante, pero también contra todos. Y especialmente, según sus últimas decisiones, contra los periodistas que informan sobre Twitter. En otra noche desenfrenada, Musk decidió aplicar sin un aviso otra nueva política salida de la nada y que impide ahora informar de la ubicación de otras personas en la red social, el conocido como doxxing, y que tenía como principal víctima a la cuenta @ElonJet, que informaba de los viajes del avión privado del también dueño de Tesla y SpaceX. "Esto atenta contra cualquier libertad de expresión", afirma Pérez Altable que recuerda que cuando compró Twitter "decía que quería libertad" y "lo que quería era gobernarla de una forma autoritaria": "No quiere que se compartan mensajes en los que no se está de acuerdo con él". La suspensión, ante las duras críticas, duró escasas 24 horas.
Para Pellicer todo este drama de 24 horas demuestra "el doble rasero de Musk": "Por una parte, ese cinismo en el cual él quiere hacer una plataforma que trascienda y lo que está haciendo es intentar darle una visión más de negocio. Y, por otro, la paradoja en el cinismo cuando habla de libertad de expresión cuando está favoreciendo los discursos de odio, potenciando una versión conservadora en la que los periodistas vuelven a ser un objetivo".
Un objetivo, que además de a periodistas de The New York Times, The Washington Post o CNN, afectó a la competencia directa, a una de las plataformas que quiere robarle el trono: Mastodon. Su director general, fundador y desarrollador principal, Eugen Rochko, denunció en un nuevo blog esta suspensión y afirmó que "impone límites arbitrarios e injustos" mientras "mantiene a su masa social como rehén". En esa misma publicación, aprovechó para dar cifras: entre los meses de octubre y noviembre, Mastodon pasó de tener unos 300.000 usuarios activos mensuales a dos millones y medio con "más y más periodistas, figuras políticas, escritores, actores y organizaciones".
En busca del dinero perdido
Con la figura de Mastodon en el horizonte, ¿qué cambios reales ha vivido en los últimos dos meses que nos puedan ayudar a entrever el futuro de la red social? Quizás uno de los cambios más llamativos de lo que Musk ha decidido llamar su Twitter 2.0 sea la reciente incorporación de un nuevo elemento para saber cuánto éxito ha tenido una publicación. Al lado de los retuits, me gustas y respuestas, ahora aparecerá un contador de visitas o de reproducciones. En palabras del propio empresario: "Muestra cuánto más vivo está Twitter de lo que parece, ya que más del 90% de los usuarios de Twitter leen, pero no tuitean, responden o dan me gusta, ya que esas son acciones públicas".
La otra novedad implementada, y quizás la más polémica, es el nuevo sistema de verificación porque el resto, entre que daba luz verde y se retractaba, se ha quedado en fuegos artificiales y humo. O, en palabras de la propia tecnológica, "al embarcarnos en esta nueva etapa, cometeremos errores, aprenderemos y los corregiremos". La nueva suscripción incluye una verificación con la conocida insignia azul que ahora puede significar tres cosas diferentes: si tienes notoriedad, si has tenido notoriedad o si has pagado por ella en el servicio Twitter Blue (8 dólares al mes en la web u 11 en dispositivos iOS) y que se otorga "una vez haya sido revisada la cuenta". Este sistema incluye además un tic dorado, que se otorga a cuentas de empresas, y uno gris, para organizaciones "gubernamentales y multilaterales", entre ellos cargos políticos.
Dentro del nuevo Twitter Blue, la plataforma lanzó el pasado día 19 de diciembre Business, un nuevo programa que permite a las empresas "distinguir sus marcas y empleados clave" en la red social. Sin embargo, dentro de su explicación grandilocuente, lo más llamativo será un cambio sutil: sus fotos de perfil aparecerán cuadradas en lugar de redondas como hasta ahora.
Todo este nuevo paquete de novedades va encaminado a solucionar el gran problema que tiene Twitter ahora mismo: la falta de dinero. "El objetivo es rentabilizar más la plataforma. Sé está dando cuenta que no es un caramelo a nivel de rentabilidad", apunta Pellicer. Según informó Financial Times, el equipo de Musk ha contactado con los inversores que le ayudaron a pagar los 44.000 millones de dólares para comprar la red social para ofrecerles acciones de la compañía a 54,20 dólares.
Las encuestas (¿que lo dejaron sin el cargo de CEO?)
Dentro de los cambios que ha experimentado la aplicación, también cabe resaltar el poder que le ha dado Musk a los tuiteros. O que, al menos, él quiere hacer creer que les ha dado. Sí, las famosas encuestas que parecen que deciden ahora el futuro de Twitter. Primero, se votó el regreso de Trump. Y, más recientemente, se puso a él mismo en la picota preguntando si debía renunciar como CEO. Votaron más de 17 millones y medio de usuarios. El 57,5% respondió que sí y el 42,5% dijo que no.
Tras conocerse la votación y tras casi día y medio de silencio sobre el tema, aunque dejando entrever entremedias que quizás sería "interesante" limitar la participación en estas encuestas a suscriptores de pago, Musk prometió que "atendería los resultados". Aunque a su manera: "Dimitiré como director general en cuanto encuentre a alguien lo bastante tonto como para aceptar el puesto". Según detalló él mismo, después limitará su labor dentro de Twitter a "dirigir los equipos de software y servidores".
Aliado de la ultraderecha
Y todo esto lo hace, además, con un aliado: el sector más conservador. "Lo que estamos viendo es que se está favoreciendo a convertir Twitter en una red social que favorece a ámbitos más conservadores ya que se está favoreciendo a que la gente más ultra esté volviendo por la liberación de perfiles baneados", explica Pellicer. "Permite que personas como Trump, que básicamente difunden bulos, vuelvan a estar activos", afirma Pérez Altable.
La "amnistía general" que impulsó no sólo trajo de vuelta al expresidente de EEUU, sino a una retahíla de portavoces de la ultraderecha como la congresista de extrema derecha y vinculada a QAnon, Marjorie Taylor Greene. "Musk es un personaje cínico. Dice que viene a favorecer la democracia y favorece a la desinformación y la ultraderecha", reconoce Pellicer que también señala que "si Twitter se convierte en una red social más hacia la derecha y defensora de este tipo de libertad de expresión puede peligrar" al convertirse en una aplicación "obsoleta" y "poco atractiva para los usuarios".
Además, Musk ha decidido sacarse de la manga los conocidos como The Twitter Files, en español Los archivos de Twitter, para dar nuevas alas a las teorías conspirativas que insisten en que Trump ganó las elecciones y que los medios, y la propia red social, taparon los escándalos del hijo de Joe Biden, Hunter. "Su declaración de intenciones me parece un discurso demasiado grandilocuente", argumenta Pellicer que destaca que la función de la tecnológica no es ser una especie de Wikileaks cutre: "El hecho de que lo quiera convertir en un medio de comunicación es un desarrollo muy extraño".
"Uno de los problemas que tiene Musk es que ha perdido toda su credibilidad. A mí me cuesta creerle y su imagen pública va a peor. Me cuesta pensar que Los archivos de Twitter sean a favor de la transparencia y, más bien, son para desviar la atención", apunta Pérez Altable. "La forma en la que se anunció podría enmarcarse en un tipo de etiqueta desinformativa que ya todos conocemos como clickbait o cebo, donde se intenta captar la atención del usuario, aunque después esa información poco o nada tiene de sorprendente", expone Andaluz Antón.
¿Más libertad de expresión? No, más desinformación
El multimillonario, por su parte, lo enmarca en su obsesión por ofrecer "una mayor libertad de expresión". Es más, cuando completó la operación llegó a decir que con esta adquisición quería "ayudar a la humanidad". Es más, en el primer comunicado de la tecnología en la era Musk se afirma que "la misión" de la red social es "promover y proteger la conversación pública: ser la plaza pública de Internet".
Sin embargo, sólo dos meses después, ha quedado claro que esto no es así. "Es paradójico, porque uno de los motivos que dio el empresario para comprar Twitter era dar más libertad. Y precisamente lo que está haciendo es justo lo contrario", explica Pérez Altable. Pellicer coincide en esta lectura: "Justifica que va a proteger la libertad de expresión, pero el propio Musk está promoviendo la desinformación con Los archivos de Twitter y le está haciendo el juego a la ultraderecha".
Así, de forma sibilina ha ido dando pasos atrás en algunas de políticas en las que Twitter había destacado: se cargó a parte del equipo de moderación en su purga laboral, puso fin al bloqueo a la desinformación sobre el covid y suspendió temporalmente las cuentas de periodistas. Aunque, desde la red social defienden que "ninguna de nuestras políticas ha cambiado": "Nuestro enfoque con respecto a la aplicación de las políticas se basará aún en mayor medida en reducir la amplificación de aquellos contenidos que violan nuestras políticas".
"Con la llegada de la pandemia del covid-19 quedó más que evidente la tormenta de desinformación a la que está siendo sometido las personas, acuñando la OMS el término de infodemia", recuerda Andaluz Antón que asegura que ante ello "si en lugar de mejorar esos mecanismos que ya se pusieron en marcha" se recortan y se eliminan "se dejará al usuario desprotegido sin ningún tipo de cortafuegos y en una situación de vulnerabilidad". "Es peligroso para la plataforma y su reputación", puntualiza Pellicer que señala directamente a Musk: "Su principal embajador se ha convertido en un trol".
Mensajes directos cifrados, criptomedas…
¿Y qué otros cambios podría tener en mente? "Es difícil de imaginar cómo será en el futuro Twitter", reconoce Pérez Altable que apunta a dos razones. Por un lado, por cómo gestiona Musk la propia plataforma. Y, por otro, por el propio futuro: "El futuro quizás no esté en las redes sociales y si en la inteligencia artificial. Es un panorama bastante complejo".
Según publicó The Verge, en una conversación interna de mediados de diciembre, Musk adelantó algunas de las novedades en las que trabajarán a continuación para su Twitter 2.0: mensajes directos cifrados y la posibilidad de añadir videollamadas y chats de voz y añadirle así unas funciones más típicas de una aplicación de mensajería. "No me parece una versión 2.0", defiende Pellicer que cree que lo que va a lograr es un producto "más conservador". "Habrá que ver si vemos realmente cambios porque la sensación es que va a ser más de lo mismo", admite este experto.
El multimillonario también ha coqueteado con un sistema de pagos interno basado en criptomonedas, según tuiteó el desarrollador web e investigador de aplicaciones, Nima Owji. "Parece que quiere darle un cambio transformador a la red en este caso a través de la integración de Doge, convirtiendo al memecoin, en la moneda nativa de Twitter", explica Andaluz Antón que también señala que "de momento" no hay mucha información por lo que se desconoce "qué usabilidad real tendrá en la red".
Los peligros para Twitter
De todos los cambios de los cambios que se han ido produciendo, ¿cuál es el más preocupante para su superviviencia? "Quizás podrían ser problemas derivados de la seguridad", expone Andaluz Antón. Pérez Altable asegura, por su parte, al nuevo sistema verificación ya que "Twitter es, o era, una plataforma que en muchos casos servía de lanzamiento para muchos sectores, como por ejemplo para periodistas freelance", algo que para esta experta se ha cargado Musk.
Pellicer, en cambio, señala más a la esencia que a los propios cambios. Para este experto, lo más importante, es que actualmente "es difícil tener una dieta informativa sana en Twitter porque el CEO se ha convertido en un hooligan y la red social dificulta con sus algoritmos una curación de contenidos de calidad".
Bruselas, atenta
Y todos estos cambios y movimientos apuntan directamente a dos víctimas. Por un lado, los usuarios de Twitter. Muchos llevan meses buscando alternativas. Mastodon, sí, pero también otras más nuevas como Hive, Post o Bluesky.
Y, por otro, la otra víctima es el propio Twitter. Esta senda errática, cambiante y de menos libertad le puede salir cara a Musk, que parece haberse olvidado de que la red social no sólo opera en EEUU, más blando con las tecnológicas. En cambio, al otro lado del Atlántico, Bruselas observa atenta todo lo que ocurre en la compañía californiana. "La rendición de cuentas de estas plataformas es una obligación y los gobiernos también deben actuar en favor de esta vigilancia para proteger al usuario, a través de mecanismos de prevención y de actuación mucho más ágiles", explica Andaluz Antón.
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Según publicó Financial Times, la Comisión Europea acordó tras una reunión con el nuevo dueño a mediados de diciembre la realización de una auditoría y una "prueba de estrés" en la sede de la empresa a principios de 2023. ¿El motivo? Algunos de los cambios anunciados o implementados rozan la ilegalidad con las normas vigentes, como por ejemplo el veto a enlaces de la competencia.
Y otros tantos podrían traerle problemas en el futuro cuando entre en vigor la Ley de Servicios Digitales (DSA por sus siglas en inglés). La nueva legislación establece, entre otras novedades, la obligación de sistemas de moderación fuertes y capaces de eliminar de manera efectiva el contenido ilegal, además de responsabilizar a las plataformas de sus algoritmos. "No sé si Musk es consciente de todo esto. Creo que está pensando en una visión más americana. Pero, si traspasa ciertas líneas, no me extrañaría que pudiese tener problemas con la legislación de la UE", asegura Pérez Altable.
Es más, casualidad o no, lo cierto es que en medio de la tormenta que ha rodeado a Twitter durante las últimas semanas, el comisario europeo de Mercado Interior y Servicios, Thierry Breton, aprovechó para anunciar la entrada en vigor de la DSA: el 1 de septiembre "a más tardar". "Las plataformas no pueden seguir cambiando sus políticas", publicó en su perfil en un claro mensaje velado a la propia aplicación. Musk debería estar atento si sigue siendo el dueño para entonces. Aunque, lo cierto, es que a estas alturas del culebrón, nadie sabe intuir cuál será su siguiente paso.
"Twitter en este momento tiene la misma energía que Hogwarts bajo la dirección de Dolores Umbridge", tuiteó Sam Stryker, editor de Buzzfeed, el pasado 18 de diciembre. Razón no le falta ya que la sustituta de Albus Dumbledore al frente del colegio de magia fue una experta en sacarse de la manga nuevas reglas (algunas realmente estúpidas), tratar condescendientemente a profesorado y alumnado, y seguirle el juego a los malos del mundo de Harry Potter. Desde el nombramiento de Elon Musk como "tuitero en jefe" a finales de octubre tras entrar en las oficinas centrales de su nueva adquisición lavabo en mano, la red social, como Hogwarts en el quinto libro, sólo ha transmitido caos de puertas para fuera. Los expertos consultados por infoLibre también hacen una lectura negativa de estos dos meses que lleva el hombre más rico del mundo al frente de Twitter.