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RTVE: ¿Y ahora qué?

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Mañana del miércoles en la redacción de Informativos de TVE. En el sistema de comunicación y trabajo interno, Inews, aparece un primer mensaje de un periodista; pronto son decenas. Hablan de "primer paso, pero muy importante", de "queda mucho por hacer"; la mayoría trasluce sentimientos de esperanza, pero también de una cierta inquietud. Hay satisfacción general ante la aprobación por 334 votos del cambio legislativo que obliga a una mayoría de dos tercios para la elección de los máximos responsables de RTVE; supone el próximo final de un periodo de cinco años presidido por la "manipulación informativa", el fichaje de personal externo mientras se margina a la redacción veterana... Pero algunos –bastantes– desconfían y comentan el tuit de un compañero: "¿Por qué esta foto de la unanimidad en el Congreso contra una TVE manipulada fue censurada en el telediario?", en referencia al panel que mostraba la votación; "¿cómo es posible contar una noticia sin poner el final, ¡que esto es imagen!, y quitan la que resume todo?" dice otro compañero. Quizás por todo ello, hay sensación de esperanza, pero no de victoria. La inquietud por el inmediato futuro se traduce en un sentimiento generalizado: ¿Y ahora qué?

Una primera respuesta procede de Alejandro Caballero, presidente del órgano de representación de la redaccción: en el Consejo de Informativos de TVE son conscientes de que la tramitación parlamentaria tiene sus propios tiempos. "Sin embargo, es necesario acabar ya, sin esperar ni un minuto, con la manipulación y las malas prácticas que se producen casi a diario en nuestros informativos. De hecho, hay medidas que se podrían tomar inmediatamente y que no necesitan de una ley ni de un relevo en las presidencia... medidas que, si la dirección de informativos hubiera escuchado y entendiese lo que dijo el día 28 el Congreso de los Diputados, se deberían tomar inmediatamente", indica Caballero. Entre ellas, cita introducir pluralidad en las tertulias o dejar de actuar con traslados forzosos en la redacción. "En cualquier caso, el resultado de la votación del pasado miércoles desautoriza de una forma clara y evidente lo hecho en estos años por la dirección de RTVE y, si hubiera un mínimo de dignidad profesional, deberían hacerse a un lado y permitir que se empezase desde ya en el camino de la independencia, la pluralidad y el periodismo de servicio público", concluye el presidente del Consejo de Informativos.

En cuanto a los tiempos parlamentarios, infoLibre ha podido saber que este próximo martes todos los grupos de la oposición presentarán una propuesta a la mesa del Congreso para que la tramitación se produzca por "procedimiento urgente", lo que llevaría a una tramitación directa y en lectura única, de forma que se acortarían los plazos. No obstante, los representantes de los trabajadores sostienen que el cambio legislativo debe ir más allá de la elección de la dirección por dos tercios del Congreso: "Existen –afirma Caballero– diversas propuestas y planes desarrollados por entidades como Teledetodos o sindicatos como UGT en los que destaca un reforzamiento del papel de los Consejos de Informativos. También actuaciones en otros planos, como la financiación que de forma directa afecta a la capacidad de ser independientes. Evidentemente, el consenso en la elección de los máximos responsables de RTVE no garantiza su independencia, pero sí es un paso imprescindible en el proceso. Impedir que el presidente de la CRTVE tenga un "único jefe" es un enorme avance, pero además, deben de reforzarse los mecanismo de control internos, de manera que las actuaciones de los Consejos de informativos, como representación profesional, tuvieran efectos reales e inmediatos. Y por supuesto, también reforzar los mecanismos de control externos. Probablemente sería necesario reformar el funcionamiento de la comisión de control del Parlamento".

Para el presidente del Consejo, que ganar unas elecciones lleve aparejado el control de los medios públicos es una aberración democrática, frente a la que plantea una alternativa radical: "Lo ideal sería que no existiese ningún representante político en los órganos de dirección de la radiotelevisión pública. Que tanto su Consejo de Administración como sus directivos fueran profesionales de amplia y dilatada trayectoria que no tuvieran ninguna dependencia de los partidos políticos. En cuanto al control, sí creo que debe existir por parte del Parlamento, sede de la soberanía nacional. Por supuesto, un control a posteriori cuyo objetivo fundamental fuera cumplir con lo que dice la Constitución en materia del derecho de los ciudadanos a recibir información veraz, independiente y plural. Pero también control por parte de un Consejo de lo Audiovisual compuesto por profesionales y en el que tuviese una amplia representación la sociedad. En definitiva, crear un sistema de contrapesos que impida que con una única decisión política se pueda convertir la radiotelevisión de todos en un órgano de propaganda particular".

En paralelo, Caballero reivindica el reforzamiento del papel del órgano que él preside: "Es necesario que las actuaciones de los Consejos de Informativos tengan algún efecto real. Incluso ir más allá. Por ejemplo, dar algún carácter vinculante al referéndum con el que los profesionales manifiestan su opinión sobre la idoneidad del director de Informativos. Ahora mismo, los servicios informativos de TVE están dirigidos por un profesional que recibió un exiguo apoyo del 3,75% de la plantilla (exactamente 28 votos favorables) y el rechazo explícito del 76,91% (573 votos). Datos como estos ya anunciaban de alguna manera lo que ha pasado después. Por otro lado, la inexistencia de un sistema de "carrera profesional" ha permitido que la actual dirección (como otras antes) ignore la capacidad de sus trabajadores y configure una redacción en base a criterios subjetivos –especialmente de carácter político en esta etapa–. Se ha quebrado de manera grave la trayectoria de muy buenos profesionales, que estaban en primera línea informativa, porque no estaban dispuestos a cumplir consignas que no tuvieran un carácter estrictamente profesional. Un sistema de "carrera profesional" garantizaría el último espacio de independencia necesario en una redacción: el del individuo. Eso sí, cuando se decida afrontar este reto muchos tendríamos que renunciar a posibles derechos adquiridos para iniciar el sistema desde cero en lo referido a experiencia profesional, por cuanto, especialmente en los últimos años, el ejercicio de responsabilidades se ha decidido de manera absolutamente discrecional".

Propuestas sindicales y profesionales de futuro

Los representantes laborales en RTVE han mostrado durante este periodo su inquietud por la situación de RTVE. UGT, CCOO y CGT han llamado a movilizaciones para defender su carácter público con iniciativas como la del lazo naranja y el lema #DefiendeRTVE. Todas ellas reivindicaban el cambio, ahora aprobado, en la elección de la dirección para que sumara a dos tercios del Parlamento. Por parte de CCOO, sus representantes Maite Martín y Roberto Lakidain presentaban ante el Congreso un conjunto de catorce medidas, en las que, aparte de una financiación suficiente y estable, abogaban por "establecer un órgano de control independiente (Parlamento o Consejo Audiovisual), con competencias concretas y capacidad sancionadora, así como garantizar mediante un proceso transparente y democrático que al frente de los servicios informativos se sitúe un profesional de solvencia acreditada, preferentemente perteneciente a la plantilla de RTVE. Además deberá ser aprobado por la mayoría de los profesionales asignados en esa área y por los distintos Consejos de Informativos de CRTVE. Es necesario introducir en la legislación sistemas de evaluación del cumplimiento de los principios de pluralismo e independencia profesional y desarrollar sistemas anuales de evaluación de dichos principios".

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Miguel Angel Curieses, líder de UGT en la Corporación, ha coordinado el trabajo de un equipo que, durante los últimos cuatro meses, ha estudiado salidas para la empresa, que ha condensado en un documento, presentado hace días, en el que se demanda "reducir el número de representantes políticos en el máximo órgano a una tercera parte. Las dos terceras partes restantes las componen, entre otros, representantes de la sociedad civil. El presidente, el director general corporativo, el secretario general, la dirección de RNE y TVE deben ser profesionales de reconocido prestigio que presenten un proyecto propio y a los que se elija por medio de una comisión. Prioritariamente de la propia RTVE. Creación de un Consejo de Programación y Social, dependiente del Consejo de Administración, formado por entidades sociales y trabajadores de RTVE y que supervise la programación y contenidos de RTVE. Este Consejo deberá tener en cuenta, además de los datos de audiencia, la rentabilidad social del producto y su valor de servicio público". En palabras del propio Curieses, lo que se pretende es "una radiotelevisión pública al servicio de la ciudadanía, que seamos capaces de recuperar la complicidad con la sociedad civil y construir una de las mejores radiotelevisiones públicas de Europa".

A esta sociedad civil pertenece el colectivo Teledetodos, integrado por académicos, profesionales y profesores en el campo de la comunicación, que se ha distinguido con estudios y propuestas para un nuevo modelo de RTVE. Un cualificado miembro de esta plataforma independiente, Rafael Díaz Arias, sostiene que, tras lo aprobado por el Congreso, procede establecer "mecanismos de garantía" que superen el ámbito político y contribuyan, entre otros objetivos, a "recuperar la credibilidad informativa; lograr una gestión independiente, profesional y transparente y fomentar la participación social". Entre esas garantías, el profesor y jurista sitúa el "establecer mecanismos de desbloqueo, de manera que si en un mes los candidatos a la dirección no obtienen los dos tercios exigidos, puedan ser ratificados por la mitad más uno de los grupos parlamentarios". En la misma línea, propone "reforzar los requisitos de profesionalidad, independencia y trayectoria de servicio público de los aspirantes" y que las audiencias en que comparezcan no sean un mero trámite ante la posibilidad de acuerdo político previo.

Volvemos a la redacción de TVE. Han pasado ya tres días desde que los informativos dieran "a su manera", y sin mostrar el resultado de la votación, la noticia del cambio legislativo. El telediario del viernes dedica casi diez minutos a los próximos Presupuestos del Estado, la mayor parte dedicados a glosar sus bondades y sin especial hincapié en "primar la seguridad por delante de educación y sanidad", como explicó la ministra para defender el espectacular incremento en gastos de Defensa. Y entre los redactores y trabajadores de Informativos se extiende una reflexión: "¿A qué esperan el director de Informativos y el propio presidente de la Corporación? Han sido desautorizados por la votación del propio PP; si tuvieran dignidad no esperarían al cese del Parlamento: dimitirían. Su etapa ha terminado".

Mañana del miércoles en la redacción de Informativos de TVE. En el sistema de comunicación y trabajo interno, Inews, aparece un primer mensaje de un periodista; pronto son decenas. Hablan de "primer paso, pero muy importante", de "queda mucho por hacer"; la mayoría trasluce sentimientos de esperanza, pero también de una cierta inquietud. Hay satisfacción general ante la aprobación por 334 votos del cambio legislativo que obliga a una mayoría de dos tercios para la elección de los máximos responsables de RTVE; supone el próximo final de un periodo de cinco años presidido por la "manipulación informativa", el fichaje de personal externo mientras se margina a la redacción veterana... Pero algunos –bastantes– desconfían y comentan el tuit de un compañero: "¿Por qué esta foto de la unanimidad en el Congreso contra una TVE manipulada fue censurada en el telediario?", en referencia al panel que mostraba la votación; "¿cómo es posible contar una noticia sin poner el final, ¡que esto es imagen!, y quitan la que resume todo?" dice otro compañero. Quizás por todo ello, hay sensación de esperanza, pero no de victoria. La inquietud por el inmediato futuro se traduce en un sentimiento generalizado: ¿Y ahora qué?

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