Silicon Valley o el imperio de las ideas recicladas: todas las 'apps' se parecen y ya solo se copian entre ellas

Hasta no hace mucho, Silicon Valley era sinónimo de innovación: de genios con zapatillas en garajes o en habitaciones universitarias que tenían ideas revolucionarias que cambiaron nuestra forma de comunicarnos, de crear comunidad, de trabajar, de ver series y películas o de escuchar música. Hoy, en cambio, ha perdido su aura de meca de la tecnología. Primero, porque ha consumado un giro ultra al calor de Donald Trump. Segundo, porque ya no son las buenas de la historia debido a los efectos que causan sobre los usuarios con la ola de desinformación y odio junto con la dependencia que generan y sus posibles efectos perjudiciales para la salud mental. Y tercero, lo que aquí nos importa, porque sus productos, sobre todo los nuevos, son más "clones asesinos" que diseños disruptivos: todo se parece a otra cosa.
"Silicon Valley ha perdido su fuerza arrolladora y está reproduciendo lo que le pasó a Hollywood, que poco a poco ha ido apostando más por secuelas y franquicias", explica Ferran Lalueza, profesor de Comunicación y Social Media de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC). Sin embargo, tal y como recuerda este experto, en el caso de la meca de la tecnología este proceso "hacia una actitud más conformista y mucho menos disruptiva" se ha desarrollado "con más rapidez" que en otras industrias donde vivieron esta misma situación tras un siglo.
Opinión similar mantiene Susana Pérez Soler, periodista y doctora de Comunicación Digital por la Universitat Ramon Llull: "Silicon Valley está en un momento en que faltan ideas y que la innovación brilla por su ausencia". Para esta experta, estamos en una especie de "punto muerto": "Ya nada nos atrapa como cuando aparecieron Facebook, Twitter, Instagram o TikTok. Desde entonces, hay un valle de monotonía, la creatividad ha bajado y ya no surgen fórmulas disruptivas".
Porque ahora la máxima no escrita que reina en Silicon Valley es que si algo funciona, gusta y tiene éxito en la aplicación de la competencia, el resto lo copia descaradamente y sin ruborizarse. Y lo hacen como si la originalidad hubiese dejado de ser rentable. Ya en 2023, un artículo de Lauren Goode en Wired alertó sobre esta crisis: "Es difícil no sentirlo, tener una persistente sensación de déjà vu tras el anuncio de una nueva función o sentir que nunca la pediste. Es difícil no sentir que se está haciendo tarde en la fiesta de las redes sociales y que debe haber alguna otra razón para quedarse".
¿Qué explica este déjà vu constante? "Vamos hacia una homogeneización brutal", indica Lalueza. Para este profesor, el agotamiento de la creatividad no es lo único que justifica estas copias y apunta otros tres factores.
El primero, el miedo al fracaso al ser ya una industria consolidada y valorada en miles de billones. "Innovar es caro y probar si funciona o no requiere una serie de recursos económicos", sostiene Pérez Soler. "Si se apuesta muy fuerte con inversión y energía, el batacazo es importante. No innovar y seguir lo que está haciendo todo el mundo, da seguridad", admite Lalueza que recuerda que estas compañías no responden ante los usuarios si no "ante los accionistas".
El segundo, la idea de que no todos van a sobrevivir dentro de toda esta oferta. Es decir, conscientes de que solo van a quedar unos pocos, las empresas intentan "cubrir todos los campos". "No se pueden tener cinco plataformas de streaming y tampoco hay tiempo para tener cinco redes sociales porque acaban por inacción, porque un usuario no puede estar pendiente de todo lo que se publica ni tampoco generar tanto como creador de contenido", señala Lalueza.
El tercero, es la propia usabilidad de cada plataforma, es decir, la facilidad con la que un usuario puede utilizar un producto. "Crear el scroll vertical fue una innovación brutal y ahora ya es un hábito adquirido y ante un móvil el dedo se nos va solo", reconoce Lalueza. Si todas se parecen, la persona al entrar en una app no notará tanto la diferencia entre estar en una u otra.
Y el cuarto, las propias tendencias. Unas modas que ahora marcan los más jóvenes. "Antes los adolescentes imitaban a los adultos, ahora es al revés y lo hacen los más mayores para no sentirse como dinosaurios", defiende Lalueza. Y si lo que reina ahora es TikTok, este es, por tanto, "el camino a seguir". "Al igual que pasó antes con las historias. Copiar es ya una tendencia establecida y en Meta son expertos", recuerda este profesor.
Los clones de TikTok
Razón no le falta porque en el camino de los clones, el imperio de Mark Zuckerberg es un adelantado, quizás porque en los albores de esta industria el muro de Facebook fue el primero en replicarse en todas las plataformas, y si no que se lo pregunten a LinkedIn. Y también porque su último intento de mover ficha y apostar por algo disruptivo le salió bastante mal. "Mira lo que pasó con el metaverso, que quedó arrasado por la inteligencia artificial. Ya nadie habla del metaverso, a pesar de la inversión brutal que hicieron en su momento", explica Lalueza.
Quizás, ante esto, su víctima favorita es TikTok. Su éxito durante el confinamiento por el covid sumado a su futuro incierto por el primer intento por bajar su persiana en EEUU hicieron que sus imitaciones comenzarán a multiplicarse a partir del verano de 2020. "La fórmula que funciona es la fórmula TikTok, es decir, apostar por vídeos en vertical de poca duración y efímeros", sostiene Pérez Soler.
¿Y cuál es su copia más famosa? Sin duda, la funcionalidad Reels de Instagram, que abandonó su origen como red social de fotografías para jugárselo todo a los vídeos y al formato vertical para competir contra la red social china. Es más, Meta, la matriz de Facebook, fue un paso más allá en 2022 con un cambio total de su algoritmo para copiar prácticamente a esta aplicación.
Pero Meta no es la única que ha jugado a copiar a TikTok. YouTube también hizo lo propio apostando por Shorts para sus publicaciones verticales y de corta duración para atraer al público más joven. El año pasado, LinkedIn se subió a esta ola con los vídeos verticales e intentando atraer a creadores de contenido. Así, poco a poco, las aplicaciones han ido caminando hacia una homogeneización en la que el feed o muro vertical junto con el scroll infinito son las nuevas señas de identidad.
Ante este panorama, no solo las redes sociales sucumben a la moda de TikTok. En 2023, Spotify apostó por un rediseño de su interfaz móvil en el que el contenido de algunas de sus categorías se presenta como los vídeos de la red social china. Este mismo mes de mayo, Netflix también se ha subido a esta tendencia mezclando estos ingredientes para transformar su experiencia de uso, incorporando además a la inteligencia artificial al cóctel: contará con un feed vertical con clips de series y películas, scroll infinito y un nuevo buscador que entenderá, al más estilo ChatGPT, frases naturales y como "quiero algo divertido y animado".
Para Pérez Soler, los movimientos de Spotify y Netflix responden al mismo problema. "Intentan solucionar que el usuario pierde demasiado tiempo en elegir contenido. Muchos se terminan yendo sin ver ni escuchar nada".
Y también los de X
Pero TikTok no es la única víctima. Con la irrupción de Elon Musk en Twitter, ahora X, y ante los derroteros ultras que está tomando la red de microblogging, muchos han sido los que han intentado convertirse en alternativas copiando al original.
Y aquí vuelve a aparecer como alumno aventajado Meta. A finales de 2023, lanzó Threads como el intento de Mark Zuckerberg de destronar a Musk como tuitero en jefe con un gran éxito inicial para posteriormente caer en la irrelevancia. Más suerte parece que ha corrido Bluesky: aunque nació dentro del propio Twitter, ahora es una aplicación separada, independiente y que apuesta por la descentralización, la web abierta y la moderación para ser el refugio favorito para los que huyen del antiguo Twitter. Incluso Mastodon, también cuenta con esta etiqueta de copia del ahora X.
"Aquellos usuarios que buscan redes sociales que primen el texto están un poco huérfanos", reconoce Pérez Soler. A pesar del auge actual que existe con las newsletter, lo cierto es que, tal y como apunta esta experta, "ni Bluesky ni Threads acaban de despegar".
La moda (y el fracaso) del contenido efímero
Pero no solo han sido TikTok y X. En su momento, Snapchat parecía la red social del futuro, la que destronaría al resto. Sin embargo, las Historias de Instagram en 2016 cortaron su crecimiento, sobre todo fuera de EEUU, e instauró una época en la que todas las aplicaciones comenzarían a incorporar esta funcionalidad de contenido efímero. Y así, el copiador terminó siendo el exportador.
Dentro de Meta, Zuckerberg hizo lo propio en Facebook y WhatsApp, y muchos le siguieron: LinkedIn lo intentó al igual que Twitter que lanzó Fleets, un proyecto que solo duró un año y que, con su cierre lanzó un mensaje al resto: no todo funciona en todas. Algo que también se vivió con el intento durante el invierno de 2021 de imitar a ClubHouse y su apuesta por el audio o en 2022 de hacer lo propio con BeReal y su fórmula anti postureo y anti influencers.
"La opción de copiar es poco arriesgada porque no necesita ni una gran inversión ni un gran ejercicio de i+D. Si no funciona retirarlo no es traumático, y si lo hace te pone en igualdad de condiciones con la competencia", asegura Lalueza.
¿Qué futuro le espera a Silicon Valley?
En el camino hacia esta homogeneización, el objetivo de esta industria pasa porque cada producto encierre su propia diferenciación dentro de la igualdad. Tal y como apuntó la periodista Sara Fischer en un artículo de Axios en 2020, "es de esperar que enfatizen cómo sus valores fundamentales dan forma a sus versiones de esas funciones". Algunas, ya lo están haciendo. Por ejemplo, Meta dijo que Threads está pensada para ser "un espacio público amigable" en contraposición de la hostilidad actual que pulula en X.
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No obstante, las dudas están ahí ante una industria muy joven que lleva solo en auge desde principios de los 2000. ¿Está agotado el modelo o es solo muestra de su madurez?
"No me atrevería a decir que es el final de esta era, pero lo que sí es que, seguramente, las empresas que están más consolidadas no son las que nos van a sorprender con algo muy rompedor. Si se produce algún movimiento de algo diferente, es más probable que provenga de un unicornio que de uno de los grandes imperios", apunta Lalueza. Y, probablemente, ante esta nueva nueva brillante, el resto de Silicon Valley estará listo con el botón de copiar más que preparado.
Opinión similar mantiene Pérez Soler: "Es un momento temporal. No es el fin de la historia". Para esta experta, muchos ingenieros en Silicon Valley también están viendo está situación, y lo hacen "con datos", y seguro que están "intentando hacer algo disruptivo y habrá un momento que aparecerá algo nuevo" porque "tienen muchas mentes". Esta profesora también pone encima de la mesa otra causa por este momento de impás: el boom con la inteligencia artificial tras la aparición de ChatGPT, que también está inundando las redes sociales.