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Cultura

Las nuevas medidas de Sanidad siembran la incertidumbre en el mundo de la cultura

Un cine Pathé cerrado como medida de prevención del coronavirus en Montataire, cerca de Creil, en Francia, el pasado 6 de marzo.

Los efectos del coronavirus han llegado al mundo de la cultura. El martes, el Gobierno anunciaba una nueva tanda de medidas entre las que se encontraba una que ha hecho temblar al sector de las zonas más afectadas por la enfermedad, la Comunidad de Madrid, La Rioja, Vitoria y Labastida: se cancelan las "actividades colectivas" de "ocio, culturales y similares" en locales cerrados de más de mil personas, y se reduce a un tercio el aforo de las que queden por debajo de esa cifra. Eso supone la cancelación de conciertos y la limitación de salas de cine y teatros, lo que conlleva también una devolución de entradas. Italia anunció ya hace unos días  el cierre de cines, teatros y museos en todo el país. El Ejecutivo busca, justamente, "evitar el escenario de Italia". 

¿Qué conlleva exactamente la medida? Eso es lo que el sector se preguntaba el martes. Se ven afectados, principalmente, la música en directo, las artes escénicas y el cine, aunque los museos dudan: ¿son el Reina Sofía o el Prado actividades "de ocio, culturales y similares", o son más bien espacios? "Estamos pidiendo que nos lo clarifiquen", decían fuentes del Reina. Por ahora, el centro ha tomado algunas decisiones de salud pública por su propio pie: se ha reducido el aforo en salas que son "puntos calientes", como las dedicadas al Guernica o a las obras de Salvador Dalí, muy concurridas. También se ha mandado a casa, con teletrabajo o sin él, a los empleados que son grupos de riesgo o que tienen a niños menores de 14 años —sin clase desde este miércoles— o mayores a su cargo. Como medida preventiva, se han cancelado todas las visitas escolares, de dentro o fuera de Madrid, y las visitas guiadas por voluntarios de la tercera edad, población de riesgo. Siguiendo este mismo espíritu, la Comunidad de Madrid ha aplazado sus rutas culturales para personas mayores. 

Cultura, pendiente de Sanidad

En el propio Ministerio de Cultura no conocían la orden antes de su anuncio, ni sabían dar respuesta a las preguntas de este periódico. ¿Los teatros propiedad del Ministerio devolverían las entradas de esos dos tercios de los espectadores que se quedarían fuera? ¿O preferirían cerrar? ¿Se suspenderían las giras de las compañías estatales fuera de Madrid, siguiendo las recomendaciones dadas el lunes por el ministro Salvador Illa de "evitar los viajes innecesarios"? "En base a las directrices adoptadas por el Gobierno se están analizando las medidas a tomar caso a caso con el Ministerio de Sanidad", decían fuentes de Cultura, que se comprometían a hacerlo público cuando tuvieran "toda la información". Algunas voces de la industria esperan que el detalle de la medida, como Real Decreto, se publique en el BOE del miércoles o en una edición especial a lo largo del día. 

El Ayuntamiento de Madrid se adelantó ya, con medidas más duras: José Luis Martínez-Almeida anunciaba el martes, en la rueda de prensa posterior a la Junta de Gobierno extraordinaria por el coronavirus, el cierre de sus teatros y centros culturales entre el 12 y el 27 de marzo. Así, dejarían de funcionar salas como el Teatro Español, el Fernán Gómez o el Circo Price, y espacios como Matadero Madrid, CentroCentro o Conde Duque. También echarían la persiana las bibliotecas municipales y los polideportivos, entre otros equipamientos. La Comunidad de Madrid ha pospuesto las funciones de Teatralia, festival de artes escénicas para niños que se celebraba desde el 6 de marzo hasta el próximo 29, y ha reducido el aforo de sus salas según la orden ministerial, una decisión que afecta a los Teatros del Canal y el Teatro de la Abadía (ambos en la capital), el Real Coliseo Carlos III (San Lorenzo de El Escorial) y el Corral de Comedias de Alcalá de Henares.

El Centro Dramático Nacional y la Compañía Nacional de Teatro Clásico tienen sedes de exhibición en Madrid, donde también están el Teatro de la Zarzuela y el Auditorio Nacional, dependientes todos del Gobierno central. Además, algunas unidades del Instituto Nacional de las Artes Escénicas y la Música acostumbran a hacer giras por todo el país: el Centro Nacional de Difusión Musical había organizado conciertos como el de la Joven Orquesta de la Comunidad de Madrid en Badajoz el próximo 21 de marzo, y la Compañía Nacional de Danza tenía previstas actuaciones en el Palau de les Arts de Valencia entre el 26 y el 29. Todo esto se vería alterado por las recomendaciones y las órdenes emitidas por Sanidad. 

También se vería tocado el Teatro Real, ópera que depende de una fundación del sector público en la que participan el Ministerio de Cultura y la Comunidad de Madrid. Y quizás gravemente: su sala principal tiene un aforo de 1.746 butacas ("dependiendo del foso de la orquesta", precisa su web), por lo que quedaría supuestamente dentro de esas "actividades colectivas" en locales cerrados que deberían cancelarse. También su dirección llevaba toda la tarde tratando de esclarecer las implicaciones de la orden de Sanidad. "Todavía no podemos deciros nada", aseguraba una portavoz, que explicaba que el asunto es "complejo" y se necesita "tiempo". El 17 de marzo se estrenaba la ópera Aquiles en Esciros, de Francesco Corselli, con dirección de Ivor Bolton, y había previstas también para final de mes una retransmisión en directo en la cadena ARTE, para la Unión Europea de Radiodifusión y en Radio Clásica. 

Conciertos aplazados y teatros en suspenso

La Asociación de Promotores Musicales, que representa a uno de los sectores más afectados —es más probable que un concierto alcance el aforo de mil personas a que lo hagan las artes escénicas o el cine—, no se atrevía a valorar la medida anunciada por Sanidad ni a detallar los pasos a seguir: "Estamos esperando a que nos informen y veremos cómo proceder". El miércoles por la mañana se reúnen en Madrid los sectores de los espectáculos en directo —música, teatro, danza, circo— y el cine para trazar una agenda común. Pero promotores y artistas están ya tomando decisiones: a las siete de la tarde del martes, el grupo Amaral anunciaba el aplazamiento de su concierto del 21 de marzo en el Wizink Center de Madrid, que se celebrará en el mismo espacio el 19 de septiembre. Algo similar ha sucedido en ese mismo espacio con el concierto de Tequila del 20 de marzo, que ha pasado al 23 de septiembre, y con La Noche de Cadena 100, prevista para el 28 del mismo mes, que se ha cancelado. La cascada de suspensiones y cambios continúa. 

En la tarde del miércoles se reunirán también los empresarios teatrales de Madrid, ciudad que es, junto con Barcelona, el gran centro de producción y exhibición del sector. "Estamos esperando a que se publique el Real Decreto", apuntaba Jesús Cimarro, director gerente de la empresa Pentación y presidente de la Asociación de Productores y Teatros de Madrid (APTEM), que reúne a las salas privadas, "y mañana podremos estudiar bien las medidas". Insiste el productor en que los empresarios respetan "escrupulosamente lo que diga la autoridad nacional", y que para ajustarse a ella habrá que ver "la realidad de todos los teatros al detalle". Algunas salas podrían reducir su aforo a un tercio y aun así cubrir costes, pero otras, con solo un tercio del aforo disponible, se verían obligadas a cerrar. "Hemos pasado de todo", comentaba Cimarro, "pero esto nunca lo habíamos visto. Sospechábamos que las medidas irían por aquí, pero siempre intentas ponerte en el mejor de los casos". 

Festivales en peligro

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La Federación de Cines de España no había contestado, el martes por la tarde, a las preguntas de este periódico, pero la industria del cine ya se ha visto afectada por el coronavirus: el Festival de Málaga, una de las principales citas de la producción española, previsto del 13 al 22 de marzo en esta ciudad andaluza, se ha aplazado por la "incertidumbre que genera la evolución" de la enfermedad. Así lo anunció el Ayuntamiento, organizador del evento, poco después de la rueda de prensa del Ejecutivo, y aún se desconoce su nueva fecha de celebración. El comunicado del Festival hacía también referencia a la recomendación de no viajar formulada por el Ministerio de Sanidad, que "dificulta que la cita se desarrolle con normalidad", ya que gran parte de los invitados llegarían desde Madrid. El Festival ha asegurado que "en los próximos días" se hará público cómo proceder a la devolución del importe de las entradas.

El libro, principal industria del sector cultural, es el que se ve, por ahora, menos concernido por las medidas anunciadas. Sin embargo, tampoco se libra. El centro Matadero Madrid había puesto en marcha para finales de marzo el festival Capítulo uno, un gran encuentro literario con autores como Olga Tokarczuk, Margaret Atwood y Bret Easton Ellis, ahora en peligro por el cierre del recinto. De todas formas, el sector temblaba ya desde hace unos días: la primera autora ya había cancelado su participación en algunas citas en Barcelona, Madrid y San Sebastián, y los sellos temen que los autores internacionales prefieran no viajar a Madrid, si es que las medidas del Gobierno no se endurecen antes.

Una responsable de Penguin Random House, gran grupo con sede en Madrid, que prefería no identificarse, temía que la escalada de contagios llevaran a la cancelación de presentaciones, encuentros con la prensa o incluso ferias del libro. Por ahora, el otro gran centro editorial español, Barcelona, mantiene la calma. 

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