El barrio es nuestro es un blog colectivo alimentado por la Federación Regional de Asociaciones Vecinales de Madrid (FRAVM). El nombre alude al viejo grito de guerra del movimiento vecinal que sirve para reivindicar el protagonismo de la vecindad en los asuntos que la afectan, a menudo frente a aquellos que solo ven en el territorio un lugar de negocio y amenazan su expulsión.
La eventificación: un grave problema para las ciudades
Sobre este blog
El barrio es nuestro es un blog colectivo alimentado por la Federación Regional de Asociaciones Vecinales de Madrid (FRAVM). El nombre alude al viejo grito de guerra del movimiento vecinal que sirve para reivindicar el protagonismo de la vecindad en los asuntos que la afectan, a menudo frente a aquellos que solo ven en el territorio un lugar de negocio y amenazan su expulsión.
Las grandes, y no tan grandes, ciudades tienen tres graves y actuales problemas que no dejan de crecer, que están generando una tensión de tal calibre que sus consecuencias se están dejando ver desde hace años, aunque las autoridades no quieran verlo y no actúen para frenarlos. Nos referimos a la gentrificación, la turistificación y la eventificación.
La gentrificación genera el desplazamiento y expulsión de la población residente de sus barrios y calles habituales por causas como los altos precios de la vivienda o el cambio de usos de sus viviendas, convirtiendo el entorno en algo ficticio y sin vida real. Este fenómeno lleva años dándose en barrios deprimidos, donde los más vulnerables son expulsados para que algunos ganen más dinero con sus viviendas, pero ahora se ha extendido a otros muchos barrios, hasta el punto que, en el caso de Madrid, la ciudad completa está viviendo, en alguna medida, este efecto gentrificador.
Si atendemos al segundo fenómeno, no podemos estar en contra del turismo, ya que más de 1.500 millones de personas viajan al año como turistas y en algún momento todos lo somos si tenemos el privilegio de poder ir de viaje o de vacaciones. Pero sí de la turistificación, el exceso constante del volumen de turistas y el hecho de pensar una ciudad y sus servicios solo para los turistas, sin tener en cuenta a los vecinos y vecinas de la ciudad. Un problema que viven desde hace tiempo lugares como Venecia, Ámsterdam, Roma o Barcelona, pero que en los últimos años se extiende como una mancha de aceite a otras muchas ciudades como Madrid.