El blog del Foro Milicia y Democracia quiere ser un blog colectivo donde se planteen los temas de seguridad y defensa desde distintas perspectivas y abrirlos así a la participación y debate de los lectores. Está coordinado por Miguel López.
“Yo acuso”. La indigencia moral de quienes manejan este mundo infame
No soy Émile Zola, me separa mucha distancia, cronológica e intelectual. Ni siquiera soy alguien conocido y poco puede importar lo que yo diga o escriba. Tampoco estamos en la Europa militarista que conoció Dreyfus, aunque no vamos por buen camino.
Pero yo también acuso, como el ilustre escritor y periodista francés, aunque sin ninguna pretensión. Acuso con todas las fuerzas que me puedan dar estas modestas líneas y su alcance, a los grandes responsables de los ignominiosos crímenes que se están cometiendo bajo la repugnante impunidad que les ofrecen las relaciones internacionales, los negocios y el buen estado del velcro que les pega a sus sillones, sus intereses y sus egos.
Yo acuso igualmente, con rabia, a todos los dirigentes sin escrúpulos que, haciendo de tripas corazón –o de buen grado, lo mismo da–, comen de la mano de esos malnacidos o acuden a estrechársela con falsa sonrisa amparándose en que representan a sus votantes, su país o los intereses de sus industrias. O, aún peor, sus ideologías y valores.
Desgraciadamente, ejemplos no nos faltan. Recientemente hemos visto a Robert Fico, el primer ministro eslovaco quien, como hiciera su vecino Viktor Orbán hace unos meses, ha acudido presto a rendir pleitesía a Vladimir Putin, criminal de guerra de primera clase, y de paso manifestarle su apoyo en la invasión de Ucrania. Seguramente aplaudirá también la acogida en Moscú del sanguinario Al-Assad.
El canciller alemán, el socialdemócrata Olaf Scholz, según su portavoz, no quisiera encontrarse ante el dilema de ordenar la detención de Benjamin Netanyahu, ordenada por el TPI, en un hipotético viaje de este genocida sionista a Alemania, o de recibirle con honores de Estado (con sonrisas o con las narices tapadas, tanto da). Incluso su ministra de Exteriores, la “verde” Annalena Baerbock opina que, en esa eventualidad, el gobierno debería examinar detenidamente el caso.
De igual modo, el gobierno francés, tras conocerse la orden de arresto de Netanyahu, salió rápidamente a la palestra para invocar que el mandatario israelí, al no reconocer su país al TPI, goza de inmunidad por lo que no sería detenido si pisara suelo francés. Se suma también a esta indecente quiebra del derecho internacional, el gobierno polaco de Donald Tusk, que ya advierte de que el judío no será detenido si acude a la ceremonia del 80º aniversario de la liberación de Auschwitz.
“Bibi”, Crème de la crème de los criminales, con independencia de la suerte que corra tras su procesamiento por corrupción en Israel, pasará a la lista de los genocidas de este aciago mundo, uniéndose a Hitler, Stalin, Mao, Pol Pot y otros. No en términos cuantitativos (no le demos tiempo...) sino por su extrema crueldad: según la ONU, de los más de 45.000 palestinos muertos, alrededor de un tercio son niños.
Esos asesinos históricos a gran escala cometieron esos delitos inhumanos con medios propios, a diferencia del israelí, que los ha cometido y sigue haciéndolo gracias al constante suministro de armas de los Estados Unidos presididos por Joe Biden, cooperador necesario, por acción u omisión, de tales monstruosidades. Como regalo de despedida, Biden acaba de aprobar una partida de 8.000 millones de dólares para que sigan masacrando civiles palestinos.
Con el 70% de las importaciones armamentistas procedentes de los EEUU (y casi el 30% de Alemania, schäm dich, Scholz!), el esfuerzo de guerra que Israel mantiene abierto (con distinta intensidad en Gaza, Líbano, Yemen, Siria e Irán) se agotaría en pocas semanas si de golpe se cortara el envío de las toneladas de bombas que recibe de su protector americano.
Y qué decir del presidente electo Donald Trump que durante su anterior presidencia, además de interrrumpir la desescalada con Irán iniciada por Obama –ordenando de paso el asesinato en Bagdad del general iraní Qasem Soleimani–, en 2018 decidió añadir gasolina al fuego trasladando la embajada de los EEUU desde Tel Aviv a Jerusalem por puro capricho y contra el criterio de sus asesores y sus aliados occidentales. Además, ya ha avanzado que a partir de su toma de posesión en unos días, dará barra libre al gobierno israelí para proseguir con sus políticas anexionistas agresivas y el exterminio de todo lo que signifique Palestina (personas, cultura, territorio, legado).
Salvo que vaya de farol, este delincuente y peligroso xenófobo, misógino, racista y putero, ya está mandando señales de por dónde irán los tiros con su vecindad (muro con México, deseo de anexionarse Canadá, OPA hostil a Groenlandia o el control del canal de Panamá, manu militari si fuera necesario) y con los habitantes, incluidos algunos sectores que le votan (minorías no blancas, indocumentados arraigados o dreamers) y los adversarios y críticos, que él descalifica como woke y que incluye desde los movimientos sociales, el mundo holliwoodense, las élites intelectuales y determinados generales del Pentágono que han osado criticarle. En resumen, todo aquel que no es conservador o seguidor del movimiento MAGA.
Para completar el cuadro, Elon Musk, que ha pasado a ser el hombre más rico del mundo desde el triunfo de Trump, ha iniciado una descarada cruzada para fomentar la doctrina iliberal y el fascismo allende las fronteras estadounidenses, en especial en Europa. El futuro ”presidente bis” ha arremetido estos últimos días contra el primer ministro británico Keir Starmer, alentando en su red social goebbeliana la caída del gobierno laborista, al que califica de tiránico. Del mismo modo y desde hace semanas aplica la misma receta contra el gobierno alemán, alcanzando incluso al presidente federal, sin funciones ejecutivas, por su afán de promover al partido neonazi AfD, única fuerza según él, capaz de salvar Alemania.
Bien, pues parece que el panorama que nos presenta este recién estrenado 2025 no augura nada bueno para la estabilidad política y social en Europa. La reciente formación en Austria de un gobierno presidido por el ultraderechista Herbert Kickl no hace más que confirmar la ola reaccionaria que inunda toda Europa (Francia, Bélgica, Italia, Hungría, Eslovaquia, Rumanía) y la potencial aplicación de sus políticas represoras de las libertades fundamentales y anti-inmigración.
A un abyecto personaje como Benjamin Netanyahu, aunque sea condenado en su país, no le veremos jamás recluido en Scheveningen, centro de detención del Tribunal Penal Internacional
Las pocas aldeas galas con gobiernos progresistas que van quedando en nuestro continente se verán cada vez más aisladas en su “Armórica” particular, acechadas por las legiones de camisas azul-oscuro-tirando-a-negro, lo que no empece que los dirigentes actuales y futuros del bloque occidental vayan pasando ya la aspiradorra a la alfombra roja para colocarla bajo los pies tanto del nuevo emperador planetario como de sus avatares y proxies.
No tengo ninguna duda de que, a medio plazo, Vladimir Putin será recibido con gran pompa en todas las cancillerías una vez se haya concluido –o perpetrado, según para quién– un alto el fuego o un tratado de paz auspiciado por Donald Trump, lo que irremediablemente conllevaría la cancelación de las sanciones occidentales y el blanqueo tácito de sus tropelías anteriores.
Como tampoco tengo dudas de que a un abyecto personaje como Benjamin Netanyahu, aunque sea condenado en su país, no le veremos jamás recluido en Scheveningen, centro de detención del Tribunal Penal Internacional.
Me estomaga especialmente la lasitud y sumisión de los gobernantes ante los excesos y abusos cometidos por quienes se sienten impunes y nada temen de sus vasallos. Recordemos casos como el asesinato del reportero gráfico José Couso (por un tanque americano) cuando trabajaba en Bagdad, o del cabo Francisco Javier Soria (por un obús israelí) cuando estaba en misión como casco azul en el Líbano. En ambos casos, quienes dispararon conocían la posición exacta de las víctimas, pero se sentían –se sienten– impunes.
¿Reacciones del gobierno de turno? Demanda oficial de una explicación al gobierno estadounidense en el primer caso, seguida de gestiones entre bambalinas de varios ministros españoles (del PSOE) para que no prosperaran las órdenes de detención internacional contra los autores, militares estadounidenses. Negativa del gobierno (del PP) en el segundo caso, a entregar al Congreso los informes correspondientes por ser “clasificados”.
Sumisión, vasallaje, capitulación, lasitud... En definitiva, esto es el viejo aforismo de “si no puedes con tu enemigo, únete a él”, que en su origen se refería al rey huno Atila y hoy se practica por gentes faltas de ética que no dudan en poner su alma en almoneda por su propio interés y confort. Y si de paso encuentras (te encuentran) un chivo expiatorio, miel sobre hojuelas.
Y lo trágico de todo esto es que esos desalmados, los que hoy están marcando el camino al infierno y los que mañana abrirán sus puertas, llegan al poder a través de las urnas, les colocan ahí los votantes. Como aquel cabo mensajero de la I Guerra Mundial que llegó a ganar las elecciones en la Alemania de 1933. Nos estamos disparando a los pies.
Es bien triste admitir que el conocido poema de Niemöller “Primero vinieron...”, que advierte sobre las consecuencias de la apatía política, sigue siendo de rabiosa actualidad.
Ante ese plantel, ¿qué opciones tenemos los ciudadanos de a pie, o al menos los que aún conservamos algo de sensibilidad, ante semejantes injusticias? Porque indignarse no es suficiente. Por favor, que alguien me ayude a encontrar razones para la esperanza en el otoño de mi vida.