El blog del Foro Milicia y Democracia quiere ser un blog colectivo donde se planteen los temas de seguridad y defensa desde distintas perspectivas y abrirlos así a la participación y debate de los lectores. Está coordinado por Miguel López.
Esas grandes desconocidas
El 29 de octubre de 2024 es una fecha que nuestra historia no olvidará; puede que se trate de la mayor catástrofe por fenómeno natural ocurrida hasta la fecha en España. El conocimiento de la gran pérdida de vidas humanas y los cuantiosos daños materiales aún no han alcanzado toda su dimensión. La movilización de recursos humanos y materiales desde las administraciones ha supuesto uno de los mayores despliegues de servicios en atención y apoyo realizado desde organismos oficiales y organizaciones no gubernamentales, originando una gran ola de solidaridad que nos recuerda la respuesta ciudadana que se dio durante la pandemia.
Entre todos los servicios dispuestos a nivel estatal se encuentran las Fuerzas Armadas que, mediante la Unidad de Militar de Emergencias (UME) y otras unidades militares, conforman un elemento básico en el operativo dispuesto para atender los efectos de la catástrofe. Por enésima vez, los ejércitos, entre todos los órganos y servicios actuantes, continúan siendo los grandes desconocidos, más allá de lo que imágenes esporádicas de su actuación y de los resultados transmiten.
Conviene diferenciar a la UME del resto de unidades militares. Su forma de actuación, así como su dependencia orgánica difieren de la del resto de unidades de las Fuerzas Armadas, aunque mantengan en común, organización, jerarquización, disponibilidad, disciplina de trabajo y vocación de servicio. Hay que poner en valor su gran disponibilidad y prontitud de respuesta, pero también hay que ser conscientes de su limitada dimensión, que parece desconocerse cuando se imaginan acciones que pueden acometer, su forma de proceder o cuando se solicitan medios de forma ilimitada.
Continúa siendo una asignatura pendiente el conocimiento que ha de tener la sociedad de los riesgos y amenazas actuales. Pero también de sus Fuerzas Armadas, para qué están, qué cometidos se les atribuye, cómo trabajan o qué objetivos tienen, y cuáles son sus carencias, cuáles sus necesidades y, también, cuáles son los problemas de sus profesionales.
Pero cuando hablamos de desconocimiento por parte de la ciudadanía hay que incluir, además, a la clase política, a algunas administraciones y al periodismo en general. Lo que se nos traslada desde debates, entrevistas u opiniones, en los medios de comunicación, tanto de políticos, de informadores o de la ciudadanía, muestra la gran ignorancia existente sobre las Fuerzas Armadas.
Las Fuerzas Armadas no son una ONG ni tampoco una masa de voluntarios uniformados
Tanto el trabajo de la UME como la escasa información sobre actuaciones de unidades militares en intervenciones internacionales, trasladan un conocimiento muy exiguo sobre su verdadera labor, siendo quizá más trascendente popularmente, la que se infiere de las actuaciones “vistosas” de unidades militares en actos protocolarios, a veces convertidos en verdaderos espectáculos, o la que se ha trasladado al imaginario popular en forma de grandes tópicos, por aquellos que en su momento hicieron el servicio militar. Las Fuerzas Armadas no son una ONG ni tampoco una masa de voluntarios uniformados.
Este déficit de conocimiento lleva a la distorsión de lo que se dice, comunica o informa respecto a los cometidos, actuaciones y responsabilidades de los militares en el contexto de las ayudas y apoyos que están llevando a cabo en la catástrofe climatológica en valencia.
Las Fuerzas Armadas constituyen una organización bien estratificada y jerarquizada, muy tecnificada, disciplinada y que actúa conforme a procedimientos predeterminados y con gran flexibilidad. Para llevar a cabo sus cometidos cuentan con formación, prácticas y ejercicios de forma continuada y todo ello conlleva a que sus actuaciones se desarrollen de forma ordenada y con unos criterios claros. En definitiva, su actuación no responde a una masa de personas (militares) que se incorporan a la zona de desastre y, sin orden ni concierto, realizan tareas a salto de mata a disposición de cualquiera.
La Ley Orgánica 5/2005, de 17 de noviembre, de Defensa Nacional, establece que las Fuerzas Armadas “deben preservar la seguridad y bienestar de los ciudadanos en los supuestos de grave riesgo, catástrofe, calamidad u otras necesidades públicas, conforme a lo establecido en la legislación vigente”. Es decir, la actuación en catástrofes constituye una parte de los cometidos profesionales que tienen encomendados las Fuerzas Armadas. Y es por ello por lo que su formación y preparación está encaminada a conseguir la mayor efectividad. En concreto la UME cuenta con un protocolo de actuación que, buscando esa efectividad y rapidez, establece claramente sus cometidos y su forma de proceder.
Posiblemente, de las numerosas organizaciones profesionales que actúan en la ayuda en la catástrofe valenciana, los militares sean el colectivo más débil en la protección de sus derechos y los que tengan un menor reconocimiento retributivo
La tradicional opacidad en las Fuerzas Armadas es la principal barrera que impide ese conocimiento a la sociedad de esta organización tan fundamental para un Estado, inmersa todavía en un obscurantismo de épocas pasadas que sirve, en determinados espacios, a otros intereses espurios que van más allá del obligado deber de reserva que se debe de tener en una parte de todo su ámbito.
Le corresponde al Ministerio de Defensa dar a conocer sus Fuerzas Armadas a la sociedad, eliminando las barreras internas, facilitando un conocimiento que ha de ser revelador, esclarecedor y formativo, permitiendo al mismo tiempo que la libertad de expresión de sus componentes sea parte del esfuerzo comunicativo y traslade su carácter humano y cercano, y que, además, constituya vehículo de integración de estos trabajadores en la sociedad de la que son parte.
Así, la opinión pública, políticos y periodistas, deben conocer no solo funciones y objetivos de las Fuerzas Armadas, así como responsabilidades y su empleo, sino, también, las condiciones de trabajo de sus componentes, y, en la coyuntura actual (tras una larga transición desde la promulgación de la Constitución) su estatus social y el grado de integración en la sociedad.
El régimen jurídico distinto a nivel administrativo y penal del que adolecen, necesita de una explicación y de un conocimiento por parte de la sociedad, pues de ahí se derivan graves restricciones de derechos y un régimen laboral que, entre otros, contempla una remuneración salarial a todas luces insuficiente ; posiblemente, de las numerosas organizaciones profesionales que actúan en la ayuda en la catástrofe valenciana, los militares sean el colectivo más débil en la protección de sus derechos y los que tengan un menor reconocimiento retributivo.
En el Portal de Cultura de Defensa del Ministerio de Defensa aparece a modo de epígrafe: “La defensa es un elemento esencial del Estado para garantizar la seguridad y el bienestar de España y de los españoles. Por tanto, el conocimiento de los riesgos y amenazas actuales a la seguridad, y de los instrumentos necesarios para garantizar la defensa es crucial para que la sociedad española conozca, valore y se identifique con su historia y con el esfuerzo solidario y efectivo mediante el que las Fuerzas Armadas salvaguardan los intereses nacionales”.
Poco se ha hecho hasta el momento por parte del Ministerio de Defensa para que ese conocimiento llegue plenamente a la ciudadanía, y eso se nota en la desinformación en la que nos encontramos inmersos.
El 29 de octubre de 2024 es una fecha que nuestra historia no olvidará; puede que se trate de la mayor catástrofe por fenómeno natural ocurrida hasta la fecha en España. El conocimiento de la gran pérdida de vidas humanas y los cuantiosos daños materiales aún no han alcanzado toda su dimensión. La movilización de recursos humanos y materiales desde las administraciones ha supuesto uno de los mayores despliegues de servicios en atención y apoyo realizado desde organismos oficiales y organizaciones no gubernamentales, originando una gran ola de solidaridad que nos recuerda la respuesta ciudadana que se dio durante la pandemia.
Entre todos los servicios dispuestos a nivel estatal se encuentran las Fuerzas Armadas que, mediante la Unidad de Militar de Emergencias (UME) y otras unidades militares, conforman un elemento básico en el operativo dispuesto para atender los efectos de la catástrofe. Por enésima vez, los ejércitos, entre todos los órganos y servicios actuantes, continúan siendo los grandes desconocidos, más allá de lo que imágenes esporádicas de su actuación y de los resultados transmiten.