Problemas en el paraíso

11

Los andaluces han entrado en el paraíso. Coño, era fácil: le quitas un impuestillo al cero coma algo más rico y, de la tierra, empieza a manar leche y miel. Me cuentan que es para atraer a las grandes fortunas. Me imagino una notificación en la app del Club Bilderberg avisando a los agraciados. En algún lugar del mundo hay un Rockefeller diciéndole a la parienta: «Cari, nos vamos pa’ Jaén, que hay que crear empleo».

En medio de este rosario de calamidades, la región pionera en paro juvenil, abandono escolar y trabajo estructuralmente precario vuelve a dar la campanada. ¡Desde mi exilio laboral mesetario te saludo, oh Moreno Bonilla, prócer de la libertad! Que los hijos de los ricos reciban íntegra la fortuna de papá es una medida que hará lubricar a los defensores acérrimos de la meritocracia. Gran noticia para la familia Rodríguez de la Borbolla, que ya eran caciques cuando Alfonso XII y todavía siguen chupando del bote.

Desde Madrid se ha festejado enormemente el dumping fiscal. El gobierno está que trina, y el ministro del ramo dice que hay que recentralizar el Estado. ¡Cáspita! ¡Se acabó la plurinacionalidad y el autogobierno! ¡Que tiemble la hacienda foral! Para celebrar el progreso de la clase dominante, la vicealcaldesa de Madrid ha lucido modelito y bronceado derribando unas chabolas: está a una campaña electoral de quemar indigentes en un cajero. Lametones al poderoso, mano dura contra los pobres: esta debe de ser la famosa refundación de Ciudadanos de la que tanto he oído hablar.

Que los hijos de los ricos reciban íntegra la fortuna de papá es una medida que hará lubricar a los defensores acérrimos de la meritocracia

La verdad es que no se puede dejar a la gente viviendo bajo dos chapas, que eso da muy mala imagen y baja el precio del metro cuadrado. «¡La tierra para el que la hereda!», gritan los andaluces. «Si echas a los pobres, se acaba la pobreza», responden en Madrid. Que lo que ha unido el AVE no lo separe la justicia social.

Mientras tanto, por lo bajini, suenan campanas de indulto. ¡Griñán, presidente! La plana mayor de la Transición ha firmado un papelote pidiendo (casi) la orden del mérito civil. Expresidentes, padres de la Constitución, sindicalistas en barbecho, Iñaki Gabilondo, Maruja Torres, Soledad Gallego, tropecientos abogados, jueces en retirada y el infaltable Fernando Savater, que siempre saca un rato para estas cosillas, unidos en una causa benemérita. «¡Es un hombre honrado!» dicen, «¡solo dejó que robaran!». Estoy ansioso: se avecina media docena de tribunas explicándonos cómo toda esa corrupción fue, en realidad, por nuestro bien. Conviene guardar la listita por si alguna vez empuran a Aguirre por lo de la «responsabilidad in vigilando», que hay que reciclar.

Para colmo de desgracias, Toni Cantó ha dejado la Oficina del Español tras una labor titánica. Por lo visto, ha firmado dos convenios; exactamente el doble de lo esperado. No sé qué será de nosotros ahora que el centinela del idioma ha dejado su atalaya. Esta mañana me he cruzado con un propio hablando finés y anoche, en la cena, me trajeron la carta de vinos en mapuche. Esto es un sindiós. Leo que va a presentar un programa en una de esas televisiones que no saben hacer el balance de blancos. Le auguro el mismo éxito que en todas sus empresas anteriores. Y bueno, si la cosa va mal, siempre le quedará el programa de Risto o alguna cátedra en alguno de esos posgrados-pufo de liderazgo y emprendimiento impartidos por fracasados.

Los andaluces han entrado en el paraíso. Coño, era fácil: le quitas un impuestillo al cero coma algo más rico y, de la tierra, empieza a manar leche y miel. Me cuentan que es para atraer a las grandes fortunas. Me imagino una notificación en la app del Club Bilderberg avisando a los agraciados. En algún lugar del mundo hay un Rockefeller diciéndole a la parienta: «Cari, nos vamos pa’ Jaén, que hay que crear empleo».

Más sobre este tema
>