Déjame que te dé un dato (que diría Yolanda Díaz) extraído del último Eurobarómetro: el 75% de los españoles están a favor de que se tomen más decisiones a nivel de la Unión Europea (pincha aquí). Hace tres décadas ya que España suele encabezar los sentimientos más genuinamente europeístas. Lo cual tiene toda la lógica, porque este país no habría alcanzado ni de broma los niveles de bienestar y prosperidad actuales sin el motor y el paraguas de la UE. También somos su cuarto contribuyente (no nos infravaloremos). A lo que voy: no me sorprende el antieuropeísmo sin complejos de Vox, porque va en el manual de instrucciones de cualquier movimiento de la extrema derecha populista. Lo que me tiene ojiplático es la ambigüedad del PP respecto al proyecto común (por no hablar de las zancadillas que ha practicado en Bruselas y Estrasburgo). ¿No te parece un error de bulto (y una irresponsabilidad) esa insistente patada en la espinilla a la hoja de ruta de Europa por un puñado de votos que Feijóo disputa a su socio Abascal?
Más de una vez te he confesado que me parece un error que el PSOE no haya dado más protagonismo en esta campaña a Nadia Calviño. Se estrenó en el Gobierno de Sánchez con la imagen de una tecnócrata de Bruselas poco menos que “encargada” de vigilar que España cumpliera “sus deberes”. Y cuando hablamos de los “deberes” que dictan Bruselas o el BCE ya sabemos que suele tratarse de sacrificios especialmente duros para los más vulnerables, habitualmente inspirados (hasta topar con la pandemia) en la tautología neoliberal. Sin embargo, paso a paso, entiendo que Calviño ha dado un giro notable a su retrato político para convertirse en la dirigente de un gobierno progresista español que utiliza sus influyentes contactos en Bruselas para arrancar acuerdos en beneficio de España. Echa un vistazo a la entrevista de hoy en infoLibre y dime si coincides en la solvencia y credibilidad que transmite (pincha aquí). A mi modesto entender, hay un ticket de éxito en términos de país, y lo forman dos mujeres: Nadia Calviño y Yolanda Díaz, con sus diferencias ideológicas y sus tensiones personales. Suman, se complementan y tienen crédito, que es lo que importa. Dime un dúo de rasgos mínimamente comparables en la descontada coalición PP-VOX si las urnas la respaldan.
Desconocemos los efectos reales de un debate a cuatro menos uno que, sin duda, ha supuesto un chute de ánimo en las filas progresistas
Llegamos a la última jornada de campaña y hay que reconocer que la suerte está echada. Desconocemos los efectos reales de un debate a cuatro menos uno que, sin duda, ha supuesto un chute de ánimo en las filas progresistas. ¿Suficiente como para trasladar a las urnas el pulso (real) que afecta a mi juicio a la propia calidad democrática y a la hoja de ruta de este país, bajo la atenta mirada del resto de Europa, para unos cuantos años? No lo sé. Y me dirás que tú tampoco. Me conformo con que seamos capaces (entre todas y todos) de saber elegir entre los argumentos y el ruido, entre la ciencia y la fe, entre la política mentirosa y la decente (por imperfecta que sea).
Seguimos (y concluímos) mañana.
(Aquí puedes leer las entregas anteriores de 'Diario de campaña para un amigo de derechas').
Déjame que te dé un dato (que diría Yolanda Díaz) extraído del último Eurobarómetro: el 75% de los españoles están a favor de que se tomen más decisiones a nivel de la Unión Europea (pincha aquí). Hace tres décadas ya que España suele encabezar los sentimientos más genuinamente europeístas. Lo cual tiene toda la lógica, porque este país no habría alcanzado ni de broma los niveles de bienestar y prosperidad actuales sin el motor y el paraguas de la UE. También somos su cuarto contribuyente (no nos infravaloremos). A lo que voy: no me sorprende el antieuropeísmo sin complejos de Vox, porque va en el manual de instrucciones de cualquier movimiento de la extrema derecha populista. Lo que me tiene ojiplático es la ambigüedad del PP respecto al proyecto común (por no hablar de las zancadillas que ha practicado en Bruselas y Estrasburgo). ¿No te parece un error de bulto (y una irresponsabilidad) esa insistente patada en la espinilla a la hoja de ruta de Europa por un puñado de votos que Feijóo disputa a su socio Abascal?