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Espeluznante testimonio

Ay, qué nervios: ¿tendrá Aldama las coordenadas de las minas del rey Salomón? ¿Conocerá la ruta hacia el Dorado? Chico, cuánta incógnita. Menos mal que la otra mañana, Carlos Herrera volvió a llevarlo al “programa más influyente de la radio española” (¿cómo se medirá eso?) para hacerle un interrogatorio que ríete tú de Guantánamo. La tercera charleta, oiga: en un tris, tertuliano. La entrevista a “Víctor de Aldama, empresario” (sic) dura casi veinte minutos, pero si van con prisa yo se la resumo:

–Don Víctor, qué tal, buenos días. ¿Es cierto que usted sabe cosas gravísimas que harán caer al gobierno?

–Efectivamente.

–Y todas esas cosas son terroríficas y verdaderas, ¿cierto?

-Sí, sí, verás tú cuando las publique…

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–Ya lo han oído ustedes, Perro Sánchez, dimisión.

Tremendo papelón. Mire, señor Herrera, justo le traía las pruebas de que Sánchez asesinó a Kennedy, pero se las ha comido mi perro. Conste, que lo mismo nuestro corruptor favorito tiene munición como para dinamitar la sede de Ferraz, pero si vas a entrevistarlo, procura sacarle algo más que insinuaciones, no sea que quedes a la altura de tus rencores. Mientras termina de empaquetar los bártulos para mudarse a Somalia, el locutor más engolado de la zona euro ha convocado a cuanto detractor presidencial quede en el Occidente. “Mi corazón lleva mucho tiempo sufriendo por estas cosas que están pasando”, le confesaba Alfonso Guerra, intachable vicetodo. “Para un demócrata progresista, el respeto de las instituciones es la pieza básica”. Lo dice el tío que le prestaba a su hermano un despachito de la Delegación del Gobierno para que hiciese sus chanchullos. El que fue a la puerta del talego para arropar a Vera y Barrionuevo cuando los entrullaron por la minucia de los GAL. “La democracia en España, ahora mismo, no es una democracia plena”. El entrevistador, asiente. La parrafada sigue, emocionante: las redes sociales son malísimas, la “anistía” (sic) tiene a los padres de la Constitución retorciéndose en sus sepulcros, vivas al bipartidismo de antaño y el castellano está siendo amenazado por los pérfidos pinganillos. Conversatorio de candente actualidad, ¿verdad? Solo eché de menos algún chiste de homosexuales o enanos.

Mientras termina de empaquetar los bártulos para mudarse a Somalia, el locutor más engolado de la zona euro ha convocado a cuanto detractor presidencial quede en el Occidente.

Está la prensa antisanchista a dos telediarios de dedicarle un monográfico a la maestra de preescolar del presidente, para que cuente aquella vez que le dio un pisotón a un niño en el recreo. Al más puro estilo Sálvame: con Conchita, el polígrafo y media docena de momias del felipismo mentándole a la mujer, al hermano y al fiscal general. Tampoco ayuda, claro, que nuestro flamante presidente lleve semana y pico sin contestar a la prensa y que los voceros de su Gobierno se apunten a cuanto pan para hoy y hambre para mañana (la bomba lapa, exempli gratia) les ofrezcan sus asesores. ¿Con qué asombrosas cabriolas periodísticas nos desayunaremos las próximas semanas? ¿Qué arengas andará garabateando Ana Rosa en su luminosa madriguera? ¿Qué tertuliano de Prisa está dispuesto a quemarse a lo bonzo para defender la sensata causa de la socialdemocracia? Tristemente, no seré yo quien se lo cuente, porque La quinta columna termina aquí. Los mandamases de infoLibre me han propuesto otra encomienda: regresar al asunto artístico, que siempre ha sido mi negociado. Seguiré escribiendo barrabasadas en los Aspavientos, que nadie se me inquiete, pero se acabó la revista de prensa. Mi psiquiatra parece entusiasmada: estaba a un solo editorial de Losantos de perder completamente el oremus.

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Gracias por la lectura. Pronto, más.

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