Muy fan de... Trump y Palin, un ‘Expediente X’

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Ahora que regresa Expediente X, vais vosotros, Sarah y Donald, y os convertís en pareja de hecho política para eclipsar a Mulder & Scully. No puedo evitar imaginaros entrando en acción con la inconfundible sintonía de Marc Snow de fondo. Eso sí, El Fumador no tendría cartones de tabaco suficientes para aguantar el trance, se vería abocado a combinar cigarros con orujo de hierbas. Lo vuestro sí que da miedo. Muy fan.

Irrumpiste, Sarah, inesperadamente, en la campaña de “La ambición rubia” –que Madonna me perdone–. Días antes, Donald había dejado una pista en su muro de Facebook, alimentando el suspense

Join me on Tuesday, January 19th at the Iowa State University Hansen Agricultural Student Learning Center in Ames, Iowa!...Posted by Donald J. Trump on domingo, 17 de enero de 2016

Un rollito muy Sorpresa, Sorpresa idóneo para una celebrity de tu talla. Solo faltó en el escenario del Hansen Agriculture Student Learning Center, Isabel Gemio, rosa en mano, esperando tu irrupción en escena.

Y allá que te presentaste. Tomaste un vuelo chárter desde Anchorage para apoyar al candidato Trump en detrimento de su oponente Ted Cruz. Se ve que una vez lanzada la moneda al aire, “Donald o Cruz”, te decidiste por el rubiazo irresistible, ese que se atribuye a sí mismo un sex appeal superlativosex appeal

Según el Washington Post, el estilismo que elegiste para la ocasión tenía la clara intención de evidenciar que aquella noche la protagonista eras tú, personaje inolvidable de la política americana, estrella rutilante de la tele, lideresa icónica del relaxing Tea Party. Lástima que lo de “Saritísima” se lo pidiera la gran Montiel, a ti te iría al pelo.

Hablando de pelo, se entiende la elección de un atuendo llamativo para poder eclipsar el tupé más famoso del mundo –con perdón del de Elvis y el de Arcadio Mateo, expresidente de Acuamed, cuyo implante capilar regalado a cambio de inflar el precio de contratos hidráulicos, ha entrado con fuerza en el top de pelazos topof the world–. Así que elegiste una chaquetilla salpicada de fulgurantes canutillos, a modo de caparazón de puercoespín.

Y como “la mujer increíble” que eres –así te presentó Trump y estamos de acuerdo– arrojaste ese speech tan Paliniano: “¿Estáis listos para volver a hacer grande a EEUU? ¿Estáis listos para un comandante en jefe que dejará que nuestros guerreros hagan su trabajo y pateen el culo al Estado Islámico?".

Bailaban las púas de pedrería al ritmo de tu encendido e histriónico discurso, aunque no ha trascendido que ninguno de esos apéndices decorativos se desprendiera de la tela para volar directamente hacia el ojo de alguno de los miles de espectadores fervorosos allí presentes.

Los pinchos del mamífero roedor y punzante sí suelen salir despedidos de manera fortuita cuando éste sacude su cuerpo. Desmienten los expertos, sin embargo, que el animalito dispare voluntariamente sus misiles de pelo y queratina ante una posible amenaza, tal y como suele afirmarse.

Tú, en cambio, sí. Tú lanzas puyazos siempre que te lo pide el cuerpo. Y tu colega Trump, no digamos, él no hace otra cosa que ametrallar con ideas sorprendentes, sin filtro, tal y como le salen de esa inquietante cabeza: “Tengo a la gente más leal, ¿Alguna vez habéis visto algo así? Podría pararme en mitad de la Quinta Avenida y disparar a gente y no perdería votantes”.

Es la última de Donald, fue el pasado sábado en un acto en Sioux, como respuesta al número especial que le había dedicado la revista National Review bajo el título Against Trump. Veintidós editoriales de personajes influyentes conservadores y temerosos de las consecuencias que tendría para el Partido Republicano y para los Estados Unidos, que Trump fuera nominado para iniciar el camino a la Casa Blanca. Traducido al español: Donald tiene más peligro que Esperanza Aguirre en el Paris Dakar.

Tan seguro de sí mismo y de sus votantes está tu colega, que respondió a la crítica con una de sus Trumpadas. Y si da miedo la idea que tiene de sus votantes, casi asusta más el hecho de que millones de estadounidenses puedan sentirse identificados con tal afirmación.

Seguro que a ti, Sarah, te encantó su momentazo “el pistolero ha llegado ya a la ciudad” como en su día admiraste que mandara expulsar de la sala de prensa al periodista de Univisión, Jorge Ramos, por una pregunta sobre la inmigración. “Le diste una lección a ese activista radical. ¿De dónde sacas garra para esa confrontación tan necesaria?”, dijiste embelesada desde tu programa televisivo On Point.

Sois tal para cual, una pareja indescriptible. Superaríais a cualquier dúo cómico si no fuera por lo serio que es gobernar un país y las consecuencias, para propios y extraños, de que al frente esté según quién.

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Sería estupendo que os fuerais los dos juntos a la mi... a la mítica pizzería Famiglia pizzera de Broadway, para clavar vuestros cuchillos y vuestros tenedores en una “cuatro quesos”, tal y como hicisteis en aquella velada neoyorkina en 2011, vuestra última foto juntos antes de este reencuentro explosivo en Iowa.

Sería magnífico que os perdierais juntos en algún lugar. Descartamos el Reino Unido, ya sabéis que el Parlamento británico debatía esta semana la propuesta popular, iniciada por una activista escocesa y respaldada por más de 574.000 firmas, para impedir que Donald pise el suelo de United Kingdom por esas declaraciones que patearon la dignidad de los inmigrantes.

No, no, sería mucho más gratificante que viajarais juntos hacia un lejano lugar... no sé, ¿la estratosfera?

Ahora que regresa Expediente X, vais vosotros, Sarah y Donald, y os convertís en pareja de hecho política para eclipsar a Mulder & Scully. No puedo evitar imaginaros entrando en acción con la inconfundible sintonía de Marc Snow de fondo. Eso sí, El Fumador no tendría cartones de tabaco suficientes para aguantar el trance, se vería abocado a combinar cigarros con orujo de hierbas. Lo vuestro sí que da miedo. Muy fan.

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