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Ignacio González... del ático a la prisión

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La vida es esa noria en la que unas veces estamos arriba y otras, abajo. Pero lo tuyo, Ignacio... ¡Cómo pudiste pasar de la gloria en la Presidencia de la Comunidad de Madrid a dormir en Soto del Real, cónclave de personajes populares! ¡Qué hiciste, Nacho, para descender desde el ático marbellí a un patio tan particular! Muy fan.

Tu imagen ya estaba borrosa tras el goteo de informaciones que empañaban ese historial “intachable”, según la exlideresa. Pero las informaciones, las denuncias, se diluían milagrosamente en las aguas del olvido. Lean a Manuel Rico.

Ahora, reventada la cañería, te has empapado de tal manera, Ignacio, que se te trasparentan hasta los pelos del pecho, como a Rodrigo, ese señor forrado del bañador amarillo sin forro.

Y el paisanaje, perplejo al conocer los detalles que trascienden. Cada día nos desayunamos un sapo... informativo, cada día un motivo para abrir la boca de par en par, como esa rana del juego de mi abuelo que se tragaba las fichas. Nos hemos tragado tantas tuyas... y eso que el batracio eres tú, seis delitos te llevaron a Soto en furgón.

Dicen que tu trama tenía más nivel que la de tu homólogo anfibio, Paco, habitante de las piedras de Estremera. “Profesional, muy profesional” diría Manquiña, si vuestra trama fuera una peli de Bajo Ulloa y el guión tuviera, al menos, un diez por ciento del humor de Airbag.

Pero lo tuyo ni tiene gracia ni es ficción, aunque la trama parezca escrita por Mario Puzo...

Tus conversaciones con Zaplana, exministro de Trabajo, por ejemplo. Más llamativas y desconcertantes que las del gran Jesús Quintero con esos personajes tan ricos en vivencias, aunque algunos tiritaran por falta de pasta.

Las del Loco y compañía eran brillantes, a veces descojonantes. Las vuestras chabacanas, a veces acojonantes, en el sentido de acojonar:

 

– “Vamos a ver, Eduardo. Tenemos el Gobierno, el Ministerio de Justicia, no sé qué y tal, y escucha: tenemos a un juez que está provisional… Tú lo asciendes… Yo le digo: ‘A ver, venga usted pa acá’. ¿Cuál es la plaza que le toca? ¿Onteniente?’ A tomar por culo a Onteniente y aquí que venga el titular, que ya me las apañaré con el titular, coño".

Al saber que existían conversaciones telefónicas entre Eduardo y tú, imaginé en boca del exministro aquel saludo inolvidable:

 

– "¡Hola, soy Edu, feliz Navidad!"

Pero nada había de infantil en vuestra conversación, complicidad, sí, eso sí. Al saber de qué hablabais y en qué tono lo hacíais, me quedé “cuajada”, como dice mi primo.

Cuajada también al conocer otras conversaciones, las que mantuviste con tus hermanos. Pablo, compañero de celda en Soto, Isabel, diputada en la Asamblea de Madrid y tú, grabados por la UCO en tu despacho, ¿estaríais repartiendo las tareas para una barbacoa familiar?:

 

– “Yo llevo una sandía y el pan, Pablo el vino y los tomates y tú, Isa, ¿compras las chuletas en el carnicero del pueblo?”

No, al parecer tratabais de frenar la operación Lezooperación Lezo. Desde los sketches de los Morancos, Jorge y César con su hermana Maite, no se conocían conversaciones fraternales tan cómicas...

Todo lo que rodea tu caso es de serie de HBO en versión ibérica: usar un testaferro muerto para llevároslo ídem –Edmundo aparte, él está vivo y vivaracho–, no tener ni una propiedad en España a tu nombre, decir en tus múltiples despedidas, días antes de que te detuvieran, “no me iré solo”... Ay.

Y además hemos tenido que deglutir:

– Tus grabaciones sobre los nombramientos en la Fiscalía: "No soy quién, pero no me corto en decirle a Rafa: 'Oye Rafa, ¿sabes? Este ¿cómo se llama? Jesús, voy a ver si se lo puedo hacer llegar".  

– Las sombras en la actuación del fiscal jefe Anticorrupción, Manuel Moix: que si el malestar entre los fiscales, que si el archivo del caso del campo de golf en 2009...

– El SMS que te envió “Rafa” Catalá, ministro de Justicia: “Ojalá se cierren pronto los líos”.  

– El “lapsus” del ministro del Interior, Juan Ignacio Zoido, al justificar, en la sesión de control al gobierno, la reunión de su número dos con tu hermano:

 

– "Usted se cree que somos tan tontos de pretender, si queremos destruir, si queremos hacer alguna de las barbaridades que usted ha afirmado aquí en el día de hoy, lo vamos a hacer a las 9.30, a la hora eeeeeeh, con un registro en su despacho, o procuraríamos en todo caso ocultarnos, como lo hacíamos antes?".

Detalles asombrosos, todos ellos, que podrían llevarnos a pensar que han vuelto a matar a Montesquieu, como hacían con Kenny en cada capítulo de Southpark...

Anonadados nos hallamos todos, bueno, tú no, comentas desde prisión que estás “muy entero”. ¿Y ella? ¿Estará Esperanza entera? Hace una semana escribía sobre sus lágrimas y horas después se fue... Nacho, Nachete, hiciste llorar a la lideresa. ¡Qué digo llorar, le hiciste dimitir! ¡Con lo poco que le gusta a ella, que va por la tercera!

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Esperanza, que siempre fue divertida y pizpireta como Lina Morgan, en su despedida cambió el “agradecida y emocionada” por un doliente “engañada y traicionada” y se marchó. No me imagino la vida humorística sin ella...

Menos mal que nos queda el ínclito Carlos Floriano. Asegura el exalcalde de Leganés, Jesús Gómez, que cuando denunció la existencia de tu cuenta alpina, le mandaron a escardar cebollinos (“escarbar cebollinos”, dirías tú). Preguntado Floriano, exvicesecretario de Organización, aseguró que en el partido sabían lo de tu cuenta en Suiza pero no lo denunciaron porque... el PP no es un juez. ¿Ni juez ni parte?

Dice Catalá que Rajoy, presidente de gira mundial, lo consoló así por la presión recibida: “Estas cosas pasan”. Cierto, presidente, estas cosas de saquear lo público, pasan y, para nuestra desgracia, no terminan de pasar...  Estamos acumulando “casos aislados” por encima de nuestras posibilidades.

La vida es esa noria en la que unas veces estamos arriba y otras, abajo. Pero lo tuyo, Ignacio... ¡Cómo pudiste pasar de la gloria en la Presidencia de la Comunidad de Madrid a dormir en Soto del Real, cónclave de personajes populares! ¡Qué hiciste, Nacho, para descender desde el ático marbellí a un patio tan particular! Muy fan.

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