La UE, mejor sin la madrastra norteamericana Javier de Lucas
![La UE, mejor sin la madrastra norteamericana](https://static.infolibre.es/infolibre/public/file/2021/0630/15/javierdelucas-autores-192a6dd.png)
Si la crítica de la oposición al nuevo decreto ómnibus es cómo se ha aprobado, ”fileteado” en dialéctica parlamentaria del PP, es que del fondo del real decreto poco pueden decir. De eso iba el nuevo ómnibus y la responsabilidad del Gobierno una vez lo tumbó Junts, PP y Vox: buscar los votos para sacar adelante la mayor parte de medidas sociales lo antes posible. Una semana es mucho tiempo para tener en vilo a la gente y muy poco para lograr reconducir el bloqueo en el que Junts había colocado la legislatura.
No son 80 medidas como el primer intento, ni tampoco cuatro, como propuso el PP. El balance del acuerdo salva 29 ayudas que se mantienen íntegras. En un país donde ningún gobierno puede caminar solo –salvo tres comunidades con mayoría absoluta de las diecisiete–, y con una batería de presupuestos en el aire, llamar al pacto y a la negociación parlamentaria “humillación”, “chantaje” o “sometimiento” es antipolítico y cuestiona la esencia misma del pactismo, la obligación a la que se deben quienes gobiernan cuando los ciudadanos han repartido el poder entre varios.
Lo que demuestra la negociación de esta semana es que el partido más demonizado es dañino en su dialéctica política pero práctico y hábil en la negociación
La negociación de Junts y el sí anunciado del PP demuestran que se tumbó por razones partidistas. Pero sobre todo, arroja la foto fija de en qué punto está la legislatura. Entre la moción de censura o volver a la mayoría de investidura, Junts ha elegido lo segundo. El sí del PP al nuevo real decreto es una buena noticia pero llega a destiempo y mal. Los siete votos de Junts son claves porque el PP ha decidido que sus 137 sean inútiles. No se puede presumir de ser el partido más votado y que tus escaños no sirvan para nada. Mientras Sánchez se “doblegaba” a Puigdemont, han anunciado el sí a lo que han tildado de extorsión indepe. Un sinsentido, porque si Puigdemont le ofreciera a Feijóo la moción de censura que le pide el PP, irían a “bailar la sardana en Waterloo”, por utilizar la expresión de Miguel Tellado.
Lo que demuestra la negociación de esta semana es que el partido más demonizado es dañino en su dialéctica política pero práctico y hábil en la negociación. El acuerdo que ha liderado Junts ha podido liderarlo el PP. Al final son esos siete escaños los que sacan del decreto las medidas fiscales más liberales, las fiscales y económicas. Si al final las pactan con el bloque de la derecha, como sugiere Gabriel Rufián, la lección de parlamentarismo se la estará dando Puigdemont a Feijóo.
Si pusieran luces largas, al PSOE le desgastaría más que el PP votara parte de sus políticas de lo que desgastaría a los populares. En esa posición de gobierno es donde le esperan sus votantes. Pero es tal la obsesión con Sánchez que olvidan la dinámica básica de los partidos de gobierno. Y acaban donde están ahora, en el lugar donde sólo crece Vox. Han elegido la pataleta frente a la utilidad. Posicionarse en contra del ejecutivo sistemáticamente mientras caen en las contradicciones que critican. “Esta es nuestra posición nítidamente clara” contra el “decreto trágala”, decían desde el Senado horas antes de ¿Tragárselo? “Sí a subir las pensiones, no a regalar palacetes. Sí a proteger a los valencianos, no a los okupas”, se escuchaba decir a su portavoz mientras Sánchez confirmaba el pacto y a solo unas horas de anunciar que votarán sí a los desahucios y a la devolución del edificio en París al PNV.
Cada uno es esclavo de sus palabras. Lo vertiginoso de la actualidad política deja en el olvido los insultos diarios, pero quedan las corrientes de fondo. En el camino hacia el pacto PSOE-Junts, el PP ha desaprovechado una oportunidad de negociar un paquete de medidas sociales que le habrían colocado en el centro-derecha desde el principio y no a rastras, habría reforzado su relación bipolar con Junts y no se habría llevado por delante el apoyo del PNV. La responsabilidad de sacar adelante el real decreto era del Gobierno. La elección de ser arrollado por el ómnibus ha sido del PP.
Lo más...
Lo más...
Leído