En la semana en que un bípedo le pega un tiro en la sien a la mujer con quien tuvo un hijo en Medina del Campo, Cáritas nos estremece señalando a España como el campeón junto a Rumanía de la pobreza infantil, y el Ministerio de Agricultura nos confirma que la pensión de los padres impide la caída al abismo de hijos y nietos. Las mujeres, los niños y los abuelos protagonistas de una realidad que va desde el horror a la desolación pasando por la pobreza y el desamparo.
Siempre fue ley que las mujeres y los niños fueran los primeros en salvarse en los desastres, pero el que nos contempla y sufrimos en el presente cambia esta lógica de las cosas hasta volverla del revés y son los niños los más golpeados por el empobrecimiento de las familias y las mujeres las víctimas del embrutecimiento de los hombres. Las mujeres y los niños primero, sí, pero en el padecer.
Luego está lo de los abuelos, que según nos dice el Gobierno han aumentado hasta en un 25% sus gastos en alimentación durante el año pasado. El propio Ministerio de Agricultura reconoce que la razón no es que hayan decidido comer más o mejor sino que están comprando la comida del resto de la familia: con sus pensiones sostienen a sus hijos y sus nietos. A los abuelos hay que ayudarles, si, pero sin ellos hoy habría en el abismo muchos más de esos cuatro millones de españoles que no consiguen escapar de la pobreza.
Pero no hay que preocuparse, porque todo esto no son más que estadísticas.
Lo ha dicho Montoro tras el Consejo de Ministros, afeando a quienes como Cáritas denuncian el crecimiento de la desigualdad –también lo ha hecho la OCDE, pero no la cita– porque ofrecen datos que “no se corresponden con la realidad”. Según Montoro, lo cierto es que España está creciendo y que ese crecimiento es lo que nos está sacando de la situación.
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Lo dicho, esta crisis está volviendo el mundo del revés. Por primera vez, que yo sepa, un ministro de Hacienda descalifica informaciones estadísticas por no ser reales cuando es la estadística la ciencia en la que fundamenta su más que discutible gestión. Y lo mejor es que contrapone a esa estadística enemiga la “realidad” de sus noticias sobre crecimientoenemiga que, naturalmente, se basan en una observación precisa y detallada de la situación sin extrapolaciones, cifras, ni, por supuesto, estadísticas.
Qué alivio saber que tenemos un Ministerio de Hacienda más cercano a la verdad con sus gráficas y cálculos, que una organización como Cáritas, pegada al sufrimiento de la calle, pero contaminada de estadísticas.
O va a ser como lo del colesterol: hay estadísticas buenas y estadísticas malas. Las primeras, por supuesto, las de Montoro, que ve el final del túnel. Las segundas, las de los despellejados por la crisis, que sufren sin ver que la realidad va por otro camino. Sí, será que no se enteran, no como el ministro.
En la semana en que un bípedo le pega un tiro en la sien a la mujer con quien tuvo un hijo en Medina del Campo, Cáritas nos estremece señalando a España como el campeón junto a Rumanía de la pobreza infantil, y el Ministerio de Agricultura nos confirma que la pensión de los padres impide la caída al abismo de hijos y nietos. Las mujeres, los niños y los abuelos protagonistas de una realidad que va desde el horror a la desolación pasando por la pobreza y el desamparo.