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Vox tiene razón en su exigencia a Díaz Ayuso, hay que derogar las leyes de género, es decir, todas las leyes de inspiración machista que definen las relaciones sociales en cualquiera de sus ámbitos desde su visión androcéntrica de la realidad, porque no existe el género neutro, como algunos intentan presentar su posición ideológica, están las “leyes de género feminista” y las “leyes de género machista”.
De manera que, tal y como dice la ultraderecha, hay que derogar las leyes de género, pero las machistas que regulan la economía y el mercado laboral para que las mujeres tengan contratos más precarios, sufran una brecha salarial del 20% y estén sobrerrepresentadas en las listas del desempleo. También hay que derogar las leyes de género en la educación que transmiten una visión androcéntrica de la vida, al tiempo que trasladan los valores de la desigualdad que llevan a la injusticia social y a la violencia de género en nombre de esa educación, mientras que a hablar de Igualdad lo llaman “adoctrinamiento”. Hay que derogar las leyes de género sobre la cultura que encasilla a las mujeres y presenta su creatividad como “cosas de mujeres”, mientras que lo de los hombres se vincula a lo universal. Hay que derogar también unas leyes de género sanitarias que permiten que no se diagnostiquen todas las consecuencias de la violencia que sufren las mujeres y niñas, a pesar de que las víctimas de violencia de género acuden un 20% más que las mujeres que no sufren violencia a las consultas médicas, y tienen un riesgo de muerte un 40% más alto. Y así debemos seguir hasta derogar todas las leyes de género machista que articulan la realidad.
Las leyes a favor de la igualdad son leyes que buscan el respeto a los Derechos Humanos, que son el marco que debe definir nuestra convivencia democrática, y, por lo tanto, tienen como destinatarios a toda la sociedad, no como las leyes machistas de género que sólo buscan reforzar la desigualdad para que los hombres y su modelo puedan continuar con sus privilegios y su estructura de poder formal e informal.
El ejemplo más cercano y gráfico de esta situación de “neutralidad impuesta” lo tenemos en la actitud de la UEFA ante el uso de la bandera arcoíris en los partidos de la Eurocopa 2021. La posición de la UEFA ha sido clara, para ella mostrar un símbolo contra la LGTBIfobia es político y parcial, y no mostrarlo y, por tanto, continuar con toda la LGTBIfobia, discriminación y violencia contra estas personas es neutral y social.
El machismo ha hecho de sus ideas y valores “normalidad”, y, en consecuencia, se permite presentar cualquier crítica o cuestionamiento a su modelo como un ataque al conjunto de la sociedad, no como una reivindicación social ni como una crítica a su posición ideológica. Así ha ocurrido históricamente, por eso en pleno siglo XXI y con una media de 60 mujeres asesinadas cada año, los mismos que piden que se deroguen las “leyes de género” niegan la realidad de la violencia sobre la que deben actuar para así hacerlas innecesarias, y que todo encaje.
La situación es clara, si no hubiera sido por el movimiento feminista y la presión social, las mujeres aún no podrían votar ni trabajar sin el permiso del marido, como establecía nuestro Código Civil. No debemos ser ilusos y pensar que estos cambios sociales, y los que tienen que llevarse a cabo hoy, ocurrieron por una revelación machista y por una toma de conciencia de su injusticia, todo sucedió por la reivindicación del feminismo y la transformación social consecuente bajo las referencias de la Igualdad y las críticas al modelo androcéntrico.
Hoy se oponen como lo han hecho siempre, por eso resulta tan significativo que quienes retroceden hacia posiciones anteriores, como intentan hacer con esa idea de derogar las “leyes de género” que buscan la Igualdad y la convivencia dentro de la pluralidad y la diversidad, y como ya ha materializado el alcalde de Madrid, Martínez-Almeida, al no colocar la bandera arcoíris en el ayuntamiento.
Nada nuevo, en 2014 Ruiz Gallardón quiso derogar la “Ley de Salud Sexual y Reproductiva y de Interrupción Voluntaria del Embarazo” y no lo consiguió. Como ven, no hay tantas diferencias en sus planteamientos, sólo que ahora el machismo se ha convertido en instrumento de acción política y su exhibición da likes y palmaditas en la espaldalikes, pero no creo que dé mucho más.
Lo que pretende la ultraderecha es “derogar” la realidad, y eso es imposible. Debería saberlo el PP.
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Hoy la Igualdad no es negociable, como antes no lo fueron la libertad, la justicia o la dignidad. Si la ultraderecha y la derecha creen que se puede sacar rédito político de la injusticia social y del machismo, se equivocan. Podrán tener algunos beneficios mientras dure el machismo actual, pero este ya es una ideología en extinción a pesar de sus rugidos actuales, y arrastrará a quien se agarre a ella.
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Miguel Lorente Acosta es médico y profesor en la Universidad de Granada y fue Delegado del Gobierno para la Violencia de Género.
Vox tiene razón en su exigencia a Díaz Ayuso, hay que derogar las leyes de género, es decir, todas las leyes de inspiración machista que definen las relaciones sociales en cualquiera de sus ámbitos desde su visión androcéntrica de la realidad, porque no existe el género neutro, como algunos intentan presentar su posición ideológica, están las “leyes de género feminista” y las “leyes de género machista”.
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