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Tras la exitosa conferencia anual del partido laborista el mes pasado, el líder, Ed Miliband, ha mejorado su credibilidad como candidato para las próximas elecciones generales, que se tendrán que celebrar como muy tarde en mayo de 2015. De forma previsible, los tabloides británicos de la derecha, temerosos de que el laborismo pueda hacerse con el gobierno, han comenzado a afilar los cuchillos, lanzándose sobre el líder y su programa. Incluso teniendo en cuenta la sordidez habitual de los tabloides, el ataque del Daily Mail del 27 de septiembre contra Ralph Miliband, el padre de Ed, fallecido en 1994, ha traspasado los límites de la decencia, generando una condena de todo el espectro político británico.
Cuando Ralph Miliband llegó a Gran Bretaña, era un joven judío que huía de la Alemania nazi. Después se labró una extensa y muy distinguida carrera (incluyendo varios años en la London School of Economics) como intelectual y académico marxista. En algunos de los libros clásicos, como Parliamentary Socialism (1961) y The State in Capitalist Society (1969), Miliband presentó una crítica incisiva y bien documentada de la estructura de clases en Gran Bretaña, así como de las desigualdades económicas y sociales que esta producía.
El reconocimiento por parte de Ed de que su padre había sido una influencia importante en sus propias ideas provocó una reacción histérica del Daily Mail. En un artículo vitriólico titulado “El hombre que odió a Gran Bretaña”, Miliband padre era vilipendiado, presentado como un refugiado ingrato que “dedicó su vida a propagar uno de los dogmas más venenosos de la historia”, dando a entender que fue un apologeta de las atrocidades cometidas por el estalinismo. Tal fue la indignación que despertó el artículo que el propio Ed Miliband, en un gesto harto inusual en un político de su nivel, solicitó un derecho formal de réplica que el Mail, de mala gana, aceptóMail. En su artículo, Miliband defendía con elocuencia el patriotismo de su padre; al fin y al cabo, sirvió tres años en la Armada británica durante la Segunda Guerra Mundial y participó en las operaciones del Desembarco de Normandía.
Con una media de ventas diarias de 1,78 millones de ejemplares (datos de junio de 2013), el Daily Mail sólo es superado por The Sun. Se nutre de los prejuicios de los sectores más reaccionarios de la clase media inglesa y sus obsesiones principales consisten en los fraudes que se producen en las políticas sociales, las madres solteras, los trabajadores del sector público, los sindicalistas, las mujeres, los gais y lesbianas, y los inmigrantes. Su odio hacia el Partido Laborista no tiene límites. El periódico se ha caracterizado por ataques despiadados y personales hacia los sucesivos líderes del partido.
Con todas las reservas que el término “fascista” requiere, en este caso dicho término parece apropiado para describir el Mail. El propietario del periódico en los años treinta, el vizconde Rothermere (bisabuelo del actual propietario) propugnó el appeasement de Hitler, a quien felicitó luego por la toma de los Sudetes, y, durante algún tiempo, apoyó la Unión Británica de Fascistas de Oswald Mosley. En su ataque a Ralph Miliband, el periódico recurrió a la técnica fascista clásica de imponer su propia definición de patriotismo, denigrando a cualquiera que, como Miliband, no encajara en la misma.
El desdén explícito de Miliband por las instituciones elitistas, entre las que incluía a los principales colegios privados, las universidades de Oxford y Cambridge, la Iglesia, el ejército y el TimesTimes, son para el Mail prueba de su odio hacia Gran Bretaña. El rabino Danny Rich ha señalado de forma clara lo que esto supone: “El Daily Mail está jugando con fuego. El peligro es que el ataque contra Ralph Miliband legitima a todos aquellos que pretenden presentar a los refugiados e inmigrantes como 'outsiders', cuestionando su lealtad".
Parece que en esta ocasión el Mail se ha equivocado en su estrategia. Algunos amigos de Ralph Miliband han salido en su defensa. Tariq Ali, por ejemplo, ha dicho que “intentar presentarlo como una persona furibunda que aborrecía su propio país es una tomadura de pelo, sin fundamento alguno. El era, como muchos otros de la izquierda británica, muy crítico con la clase dominante, su imperio y sus instituciones. Eso no es ninguna sorpresa”. Leo Panitch, con quien Miliband dirigió la revista Socialist Register durante muchos años, ha añadido que “por supuesto no odió al Reino Unido. Rechazó el sistema de clases en Reino Unido, y era plenamente consciente del efecto que un periodicucho como el Daily Mail, dedicado a reproducir ese sistema de clases, podía tener sobre la opinión de la clase trabajadora.”
Menos previsible, quizá, ha sido la condena del Mail por parte de algunos políticos conservadores, entre los que se cuentan varios que formaron parte de los gobiernos de la gran heroína del Mail, Margaret Thatcher. El ex secretario de Defensa, Lord Heseltine, ha declarado que “esto está llevando la político a un extremo claramente degradante. El titular no se puede justificar. Está completamente fuera de contexto (…). Esta persona luchó por su país; ahora vivimos en un mundo totalmente diferente a aquel en el chocaban en comunismo y el fascismo”.
Lord Moore, miembro del Gobierno de Thatcher entre 1986 y 1989, que fue estudiante en su día de la London School of Economics, ha descrito a Miliband como un “gran académico” y “uno de los profesores más estimulantes que he tenido. (…) Vino aquí como un refugiado, cumplió sus deberes para con este país sirviendo en la Royal Navy durante la guerra, llegó a ser un gran académico y formó una familia buena. (…) El Daily Mail está mintiendo sobre una persona buena a la que conocí".
Hasta el momento, el Daily Mail se ha negado a pedir disculpas por el artículo, a pesar de la indignación que ha generado en el público. Una encuesta de YouGov, citada por The Guardian el 7 de octubre, revelaba que el 72% de los entrevistados consideraban que el Mail se había equivocado; además, el 69% de la gente, y el 57% de los lectores del propio Mail, creían que el periódico debía pedir perdónMail. No está claro hasta qué punto el rechazo de la opinión pública dañará al Daily Mail.
El conflicto, en cualquier caso, ha surgido en un momento delicado por lo que toca a la relación entre la prensa, los políticos y el público. Por un lado, el periodismo sensacionalista continúa siendo extremadamente popular. En junio de 2013, la circulación diaria media de los cinco principales tabloides (The Sun, Daily Mail, Daily Mirror, Daily Star y Daily Express) ascendía a 6,18 millones de ejemplares, una cantidad más de cuatro veces superior a la circulación de los cinco diarios serios (Daily Telegraph, The Times, Financial Times, The Guardian y The Independent).
Por otro lado, hay síntomas de que el público se está cansando con los excesos de la prensa amarilla. Por ejemplo, el cierre en julio de 2011 de News of the World, el periódico más antiguo de Gran Bretaña, propiedad de Rupert Murdoch, fue consecuencia directa de su actividad criminal en el espionaje telefónico; el escándalo provocó peticiones de que se establezca algún tipo de control legal de la prensa y sus actividades. De hecho, se ha iniciado un debate en el parlamento británico sobre esta cuestión.
El incidente del Mail ha vuelto a poner de actualidad este asunto. El propietario de un periódico se ha lamentado de que dicho incidente haya hecho aún más profunda la brecha entre políticos y prensa. Los grandes grupos periodísticos defienden la tesis de que la libertad de prensa es fundamental para el funcionamiento de una democracia madura. Pocos políticos se mostrarían en desacuerdo, si bien muchos de ellos piensan que dicha libertad debería usarse con mayor responsabilidad. Hay un consenso creciente entre los políticos a favor de la regulación, aunque de momento las propuestas son todavía vagas en sus contenidos y formulación.
Al final, no están claras cuáles son las consecuencias para el partido laborista de que Miliband decidiera, con valentía y buenas dosis de cálculo, enfrentarse a un tabloide influyente como el Daily Mail. Lo único seguro es que el partido puede esperar una mayor hostilidad de la habitual en el periodo que queda hasta la celebración de elecciones. Un antiguo asistente de Tony Blair comentaba en The Guardian el 2 de octubre: “El Mail, ciertamente, recordará el enfrentamiento. La oposición furiosa del periódico al laborismo en 2015 ya se descontaba, pero ahora será todavía más dura".
Ver másMiliband versus the 'Mail'
De los cinco tabloides en Gran Bretaña, sólo el Daily Mirror se sitúa en el centro izquierda, todos los demás son rabiosamente anti-laboristas. Tienen todo el derecho a serlo, por supuesto. Pero dada su trayectoria y su estilo, recurrirán, en detrimento de la democracia británica, no a una crítica legítima de las políticas que defienden los laboristas, sino a mentiras, distorsiones y calumnias, para evitar como sea que los laboristas regresen al poder en 2015.
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Andrew Richards en investigador senior en el Centro de Estudios Avanzados en Ciencias Sociales del Instituto Juan March. Doctor por la Universidad de Princeton, es autor del libro Miners on Strike (Berg, 1996). En la actualidad está escribiendo una biografía de Salvador Allende.
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