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Abuelos guardería o la penúltima explotación

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Nieves Sevilla Nohales

Han terminado las clases y, quizá, algunos abuelos quedarán libres para disfrutar de la jubilación ahora que comienzan las vacaciones de los niños y no habrá que llevarlos al colegio, ni recogerlos a la salida, ni prepararles la merienda, ni llevarlos a las actividades extraescolares, ni nada de nada. Libertad. Sin embargo, en la mayor parte de los casos, seguirán cuidando a los nietos, ahora sí a tiempo completo, hasta que los padres puedan disfrutar del descanso anual al que tienen derecho en su trabajo. Estos abuelos, que se ocupan de los niños desde que nacen y durante la edad escolar, se han convertido en “abuelos guardería”. Los “abuelos guardería” se ven obligados a renunciar a los planes que habían previsto para la jubilación.

Porque una persona, de sesenta o sesenta y cinco años, tiene proyectos para esa etapa de la vida. Hay quién anhela profundizar en sus conocimientos de filosofía o mitología o literatura o física o matemáticas, tal vez desee mejorar la técnica para tocar el instrumento musical que le apasiona desde la adolescencia o perfeccionar el idioma que casi, casi, domina o retomar la pintura o cualquier otra disciplina artística. Quizá su pasión sea cultivar un huerto o dedicarse por entero a la jardinería. Es muy frecuente haber heredado, o comprado, una casita en el pueblo de procedencia con la idea de pasar largas temporadas en él, cuando llegara el momento. Hace algunos años los pueblos se poblaban de jubilados desde la Semana Santa hasta el Pilar o la fiesta de Todos los Santos.  Ahora los “abuelos guardería” están atrapados y no se pueden desplazar, salvo, tal vez, los meses de julio o agosto; y su ausencia contribuye también al problema de la España vaciada. 

Los “abuelos guardería” se ven obligados a renunciar a los planes que habían previsto para la jubilación

Es una realidad que los padres y madres no pueden negarles casi nada a los hijos, y los hijos (todos hemos sido hijos o hijas) tenemos la idea de que nuestros padres son incombustibles; siempre han estado ahí; y ahora también, ¿por qué no? Y así bajo el manto del amor paterno filial, que les impide rebelarse, un ejército de hombres y mujeres de sesenta años en adelante están siendo víctimas de abuso, sin duda inconsciente, por parte de sus propios hijos.

El fenómeno de los “abuelos guardería” es el síntoma de un mal mayor: es la respuesta social al escaso apoyo a la natalidad, pone de manifiesto las dificultades de las parejas para conciliar trabajo con familia y muestra la falta de ayudas e infraestructuras, que faciliten la crianza hasta los tres años en que comienza la Educación Infantil y después durante toda la Enseñanza Primaria.

En todos los países desarrollados hay crisis demográfica por el envejecimiento de la población y se intenta estimular la natalidad con medidas económicas y permisos laborales. Según Forbes España (datos de mayo de 2021) en Europa el país con mejores prestaciones es Lituania. Las madres tienen 18 semanas de baja, pagada en su totalidad, y los padres 4 semanas. Luego pueden obtener 156 semanas más para compartir, y tienen derecho a percibir el 100 % del sueldo durante las primeras 52 semanas (hasta que el niño cumpla un año) o el 70 % las primeas 104 semanas (hasta que el niño tiene 2 años). Las semanas siguientes no están remuneradas. Después de Lituania se sitúan Serbia y los países nórdicos. Finlandia, por ejemplo, posibilita que cada progenitor disponga de seis meses y medio de baja remunerada, “pensión completa”, durante un año y cuatro semanas. 

En España la Ley Orgánica 3/2007 de 22 de marzo para la igualdad de hombres y mujeres, promulgada por el gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero, señala en el art. 3 que el principio de igualdad supone la ausencia de discriminación por razón de sexo y especialmente de la que se deriva de la maternidad. Más adelante, el Real Decreto Ley 6/2019 configura la ampliación progresiva del permiso de paternidad para equipararlo con el de maternidad. Así, en el Real Decreto 3/2021, se iguala por primera vez el permiso por nacimiento de hijo para ambos progenitores que podrán disfrutar de una prestación de 16 semanas cada uno. En esta paridad del 100 % hay que destacar un aspecto de la máxima importancia, que se deriva de este permiso al otro progenitor, sobre todo si es varón, porque implica que sus centros de trabajo tienen la obligación de conceder esos permisos a los que la empresa no está acostumbrada. Por otro lado, considero que la paridad es discriminatoria para la madre (como si parir fuera dar un paseo por el parque). La madre necesita cuatro semanas más, como mínimo, (dos antes del parto y, al menos, otras dos, después del parto), que el otro progenitor.

En cualquier caso, pasados los permisos aparecen los problemas, las carencias. ¿Qué hacer con el niño?  Apenas hay guarderías públicas, la mayoría son privadas y no cubren las necesidades Tampoco suele haber guarderías en los centros de trabajo, que faciliten el cuidado de los hijos de sus trabajadores, (estos rendirían muchísimo más y estarían más contentos por la tranquilidad de saber que sus hijos están cerca y bien atendidos). Otra medida sería reservar el puesto de trabajo, o uno similar, al padre o a la madre, hasta que el niño tenga tres años, incluso pagar un subsidio a las familias más desfavorecidas y, desde luego, habría que prohibir los horarios abusivos que sufren multitud de jóvenes en sus trabajos. 

La situación, a veces, es muy precaria; y es por ello que los padres y las madres con menor poder adquisitivo no tienen otra opción, si quieren tener hijos, que “tirar” de los abuelos. Sin embargo, también las familias de clase media y media-alta los utilizan a para el cuidado de los hijos, que es más barato y más cómodo.

El 15 de junio ha sido el Día Mundial de Toma de Conciencia del Abuso y Maltrato de la Vejez y no he leído nada sobre este tema.

Pero sí he oído decir a menudo:

-Yo no me jubilé para esto.

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Nieves Sevilla Nohales es maestra y escritora.

Han terminado las clases y, quizá, algunos abuelos quedarán libres para disfrutar de la jubilación ahora que comienzan las vacaciones de los niños y no habrá que llevarlos al colegio, ni recogerlos a la salida, ni prepararles la merienda, ni llevarlos a las actividades extraescolares, ni nada de nada. Libertad. Sin embargo, en la mayor parte de los casos, seguirán cuidando a los nietos, ahora sí a tiempo completo, hasta que los padres puedan disfrutar del descanso anual al que tienen derecho en su trabajo. Estos abuelos, que se ocupan de los niños desde que nacen y durante la edad escolar, se han convertido en “abuelos guardería”. Los “abuelos guardería” se ven obligados a renunciar a los planes que habían previsto para la jubilación.

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