La calamidad política de no apostar por el deporte femenino

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Mar Espinar

No debería ser necesario plantear una política de fomento y visibilidad del deporte femenino en nuestra comunidad, no tendría que convertirse en una deuda pendiente prorrogada una y otra vez con buenas palabras y llamativos titulares mediáticos. Sin embargo, el gobierno de Ayuso ha elegido concentrarse en otros menesteres ideológicos más rentables como acabar con la socialdemocracia en el mundo entero o dictar sentencia moral inapelable sobre Cataluña, por ejemplo. Cualquier cosa menos gobernar de verdad porque, a fin de cuentas, el PP entiende la política como un servicio, no a los ciudadanos, sino a los suyos.

Impulsar el deporte como herramienta social de bienestar representa un acierto incontestable porque la actividad deportiva no solo promueve la salud, sino que transmite una serie de valores fundamentales que apuntalan nuestras rutinas democráticas: esfuerzo, superación, compañerismo, victoria (respetando las reglas de juego) y derrotas que no supongan el abandono de una meta. Además, desde la perspectiva de igualdad entre hombres y mujeres desalambra cercados que antes solo pertenecían a unos. El boxeo tiene al gran Muhammad Ali y a la enorme Clarissa Shields; el tenis a Nadal y a Serena Williams. España tiene dos selecciones campeonas del mundo. Podría seguir hasta ocupar todo el espacio del que dispongo.

Un gobierno autonómico preocupado por sus ciudadanos contaría con un plan integral y articulado que promocionase el deporte femenino. En nada desmerece al masculino, que nadie se rasgue las vestiduras

Las mujeres y el deporte no son un coro secundario que haya de callar cuando la voz atronadora del varón entra en escena. La actividad física enfocada a la competición permite que cualquier persona, hombre o mujer, luche por ser mejor, invita a la constancia y al compromiso, enseña, en definitiva, a afrontar el éxito y a no rendirse ante el fracaso. Un gobierno autonómico preocupado por sus ciudadanos contaría con un plan integral y articulado que promocionase el deporte femenino. En nada desmerece al masculino, que nadie se rasgue las vestiduras. ¿Por qué este gobierno no hace nada al respecto más allá del fuego artificial de la promesa? Yo sé la respuesta y tú también. Hay que llevar el deporte femenino a los colegios, a los barrios. Hay que visibilizar el deporte femenino que lleva años sobreviviendo en precario. Ayuso y los suyos, tan enamorados de lo privado, deberían facilitar la creación de clubes femeninos que pudieran competir bajo el amparo estructural de la administración autonómica.

Desde la Asamblea de Madrid pienso presentar una propuesta sólida de compromiso con el deporte femenino a nivel autonómico, una propuesta abierta a las demás fuerzas políticas, ¡ojalá acabara siendo de todas! Lo público sirve para cohesionar, para ayudar, para ir borrando asimetrías. El deporte mejora como realidad social cuando la mujer participa. Son tantas nuestras campeonas a nivel internacional que resulta una verdadera calamidad política no apostar por un deporte en femenino.

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Mar Espinar Mesa-Moles es diputada socialista en la Asamblea de Madrid.

No debería ser necesario plantear una política de fomento y visibilidad del deporte femenino en nuestra comunidad, no tendría que convertirse en una deuda pendiente prorrogada una y otra vez con buenas palabras y llamativos titulares mediáticos. Sin embargo, el gobierno de Ayuso ha elegido concentrarse en otros menesteres ideológicos más rentables como acabar con la socialdemocracia en el mundo entero o dictar sentencia moral inapelable sobre Cataluña, por ejemplo. Cualquier cosa menos gobernar de verdad porque, a fin de cuentas, el PP entiende la política como un servicio, no a los ciudadanos, sino a los suyos.

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