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Señor García Albiol:
Me sumo a la tendencia de escribir cartas abiertas a los dirigentes para reclamar la atención de los lectores y de usted sobre un asunto que, espero coincidirán conmigo, no está recibiendo la atención que merece.
Soy una vecina de Barcelona que, como muchos de mi generación, salió en su momento a buscarse la vida en el extranjero. Y eso que la necesidad era relativa; se trataba entonces de la búsqueda de mejores condiciones de trabajo, quizás la promesa de prosperar o de perfeccionar un idioma extranjero. ¿Les suena?.
Afortunadamente para quienes ostentamos la nacionalidad europea, habiendo nacido en este país tenemos privilegios que nos permiten movernos por el mundo sin arriesgar nuestras vidas en busca de oportunidades y hasta volver a casa sin mayor problema. En este país, a quienes aspiran a una vida mejor, a salir de la miseria, se les condena a una miseria aún mayor, la de ser ilegal. Ese ridículo término categórico que se aplica a personas de carne y hueso de acuerdo a su procedencia y relegándolas indefinidamente a ciudadanos invisibles, de tercera. Mientras, ellos y ellas hacen los trabajos duros, en condiciones a veces de semiesclavitud que permitimos haciendo la vista gorda. Eso sí es delincuencia estructural. Pero qué importa, son negros o moros, si no les gusta, que se vayan por donde vinieron. Pero no me quiero entretener más en un contexto que todas y todos conocemos sobradamente. Esta carta es para hablar de un hecho muy concreto.
El incendio del pasado 10 de diciembre de la nave de la localidad en la que gobierna usted ha dejado muertos, todavía no sabemos cuántos. Hay aún desaparecidos entre las personas que vivían allí. Sus familias, en sus países de origen, están devastadas. ¿Por qué se está hablando de demoler lo que queda de la nave sin encontrar los restos de quienes aún no han aparecido? ¿Haría usted esto a una familia blanca de Badalona? Es inmundo. Hay también heridos (algunos en situación crítica) y personas que han perdido lo poco que tenían en el fuego. Y todo es todo. Es difícil imaginar lo que allí se vivió, fuego devorando todo lo que te rodea, sin escapatoria y con el agua misteriosamente cortada horas antes, según los ocupantes de la nave. Viendo incapaz como mueren tus hermanos. Yo personalmente no me lo saco de la cabeza. Es verdaderamente dramático, terrible. No imagino las noches de los supervivientes.
Señor Albiol, la situación que actualmente están viviendo estas personas es el resultado de una política que no vela por el derecho a una vivienda digna. De un gobierno local y central que no cumplen su cometido a la hora de garantizar el bienestar de la población. Hay más naves como esta. Mucha gente de aquí y de allá (la aldea global) viviendo en condiciones que sabemos que son, además de precarias e indignas, peligrosas. La solución no es desalojarlas, Sr. Albiol. Busquemos alternativas que, en lugar de provocar más precariedad, permitan la vida digna que todos y todas merecemos. En mi humilde opinión, no puede ser tan difícil. Si algo saben hacer bien en su partido es utilizar el dinero de los contribuyentes para los fines que más convengan. Me permito la libertad de sugerirle, por ejemplo, que se ponga en contacto con asociaciones u organizaciones que por iniciativa propia suelen acoger a los inmigrantes en su localidad y que tienen una infraestructura, que si se dotara de más medios, medios de los que usted, como alcalde, dispone, permitiría que estas personas tuvieran casas de acogida en la misma Badalona, donde quienes no han perdido el trabajo debido al covid, aún trabajan, lamentablemente en situación irregular muchos de ellos. Porque sí, señor Albiol, esta gente ha venido aquí a trabajar, no a delinquir, mucho menos a crear conflicto. Cualquiera que diga o piense esto denota un gran desconocimiento de este colectivo y de la realidad, tal y como creo que afirmaba una periodista freelance a la que tengo entendido que usted ha denunciado por acusarle de dar voz a los vecinos que lanzaban acusaciones racistas contra los africanos de la nave sin ninguna base.
Algunas de estas personas están ahora en la calle. Acampadas en la Rambla de Gorg de Badalona (para quien quiera acercarse a ver cómo están y a mostrar apoyo). Ahora necesitan protección y atención. La necesitaron antes, pero tristemente los acontecimientos han puesto sobre la mesa la urgencia de la situación. No es cuestión de caridad sino de justicia. Un alojamiento temporal en un albergue lejos de donde trabajas y de la comunidad de la que eres interdependiente no es una solución viable. Pase usted por la acampada y pase unas horas con ellos, nada más. Escuche sus historias (hablan varios idiomas, sin excepción), están todos y todas invitadas, de su parte (creo que no me hace falta confirmación o permiso para escribir estas palabras).
Es su deber, señor alcalde, velar por la justicia, por los derechos humanos, por la decencia y prestar esta ayuda a nuestros hermanos y hermanas. Haga lo que tenga que hacer, sálgase del guion si es necesario.
Podríamos apelar a la memoria histórica y a la conciencia: los padres de muchos de estos hombres y mujeres eran españoles de Guinea Ecuatorial. Otros vienen de Gambia, donde somos el quinto país exportador de bienes. Otros del Senegal, segundo cliente de España en África Subsahariana (según la CEOE), etc. … Pero hoy, Sr. acalde, apelo al sentido común, y le pregunto cómo es posible que permita que después de pasar por una situación sostenida de precariedad y un incendio mortal en su localidad, hombres y mujeres estén en la calle pidiendo vivienda digna, la repatriación de los cuerpos de los fallecidos a sus lugares de origen y transparencia en las investigaciones sobre el incendio y sus causas, en definitiva, justicia, y lo único que haga sea mandar a los Mossos a informarse de cuál es la intención de los acampados. Para saber si van a quedarse mucho tiempo en Gorg, a la vista de todo el mundo, como si estuvieran en su casa. Es incómodo. ¿No podía haber mandado unas mantas? ¿Unos bocatas de queso mientras se soluciona la situación?. Habría sido un detalle por parte de los Mossos no presentarse con las manos vacías en el campamento. Es lamentable que la única ayuda real provenga de organizaciones que nada tienen que ver con su ayuntamiento y de iniciativas privadas.
En realidad, no sé cuáles son exactamente las demandas o las exigencias de los acampados y tampoco me gustaría erigirme en portavoz, ya tienen una. Como le decía al principio de mi carta, solo soy una mujer que ha pasado por allí y leído lo sucedido en la prensa. Lo que sí creo saber es, que en estos tiempos fatídicos que corren, las y los ciudadanos sabemos que solo la solidaridad y el apoyo mutuo nos van a salvar de los desastres y que lo más valioso, lo que nos mantiene a flote en situaciones desesperadas es la ayuda de los demás, llámese humanidad.
Desde aquí le pido que no retrase más las acciones necesarias para dar respuesta a las que quiera que sean las demandas de estas personas víctimas de la injusticia y el racismo, porque son ustedes quienes nos representan a todos y a todas, les guste o no. Pasen todos y todas unas felices fiestas.
Gracias.
Atentatamente,
Alicia Sola
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Alicia Sola es profesora asociada de la Universidad de Barcelona.
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