Una cínica negación de la ideología y un atraso para la especie humana

Estella Acosta Pérez

La negación de la carga ideológica en sus barbaridades contra la cultura o las libertades, la acusación de ideología de género, ideologías radicales, ideología antiespañola, etc. etc. por parte de la derecha política, la derecha religiosa o mediática, resulta uno de los mayores casos de cinismo descarado.

¿No es ideología reivindicar la supremacía de la familia tradicional? ¿No es ideología negar la ciencia para combatir las medidas contra el cambio climático? ¿No es ideología proponer el pin parental y atacar las medidas educativas contra el machismo o negar la violencia de género?

La absoluta ausencia de respuesta de muchos profesionales del periodismo o de la política, ante multitud de manifestaciones de este calibre, llegando a acusar de adoctrinamiento a la aplicación de leyes aprobadas democráticamente, es lamentable como mínimo. ¿No es adoctrinamiento mantener la religión en el sistema educativo? ¿No es adoctrinamiento mostrar vídeos contra el aborto, contra la igualdad de género, deformando la realidad científica, proponiendo respuestas ilegales, emocionalmente atrasadas en el tiempo?

Si alguien pretende negar, desde la derecha o desde la izquierda, la presencia de la ideología en todas las acciones sociales, políticas, económicas, en todos los comportamientos que refuerzan el individualismo o la defensa del bien común, en todas las propuestas de políticas públicas o privadas, en todos los debates sobre el modelo educativo, estaría negando la existencia de un modelo de sociedad, de un modelo de desarrollo humano, de unos valores en las relaciones sociales, que están en la base de cualquiera de esas posturas.

En el fondo, la derecha cavernícola está proponiendo un modelo de seres humanos, un modelo de sociedad, que produce un atraso inmenso para la especie sapiens

Lo único que puede transformar las ideas, los valores, el modelo de sociedad y de seres humanos, cambiar la ideología que subyace en todas las opiniones sobre la sociedad, las relaciones o las medidas económicas, es la ciencia. Y la mayor demostración del cinismo, la hipocresía o la manipulación que muestran siempre los representantes de esas ideologías conservadoras, neoliberales, clericales, es la negación de la ciencia. Es la tradición del poder de las clases dominantes. Y no es necesario exponer aquí los hechos históricos que lo demuestran, durante siglos.

Quedaría para debatir con mayor profundidad sobre las influencias de la ideología en la construcción del conocimiento científico, pero están en juego cuestiones más relacionadas con la construcción de la democracia y con el desarrollo humano. En el fondo, la derecha cavernícola está proponiendo un modelo de seres humanos, un modelo de sociedad, que produce un atraso inmenso para la especie sapiens.

Están cuestionando avances en el desarrollo de libertades que contribuyen al desarrollo como seres humanos, están negando consecuencias de las acciones de nuestra especie sobre el hábitat natural, pretender interferir en el reconocimiento de identidades claves para las personas marcando conductas nefastas, insisten en los roles tradicionales de hombres y mujeres y una defensa de la familia tradicional que ya es una institución inválida para mucha gente. Por ese camino solo se llega a aberraciones, deformaciones y disfunciones sociales, produciendo demasiado dolor en los seres humanos que lo sufren.

Puede ser atrevida la caracterización de cínica, hipócrita, anticientífica, pero de forma radical estamos ante un retroceso en el desarrollo de la humanidad, con la reproducción de esta ideología que esconde su existencia acusando de ideología al modelo contrario.

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Estella Acosta Pérez es Orientadora y profesora asociada de la Universidad Autónoma de Madrid jubilada.

La negación de la carga ideológica en sus barbaridades contra la cultura o las libertades, la acusación de ideología de género, ideologías radicales, ideología antiespañola, etc. etc. por parte de la derecha política, la derecha religiosa o mediática, resulta uno de los mayores casos de cinismo descarado.

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