El pasado 6 de diciembre presenté en la Feria Internacional del Libro (FIL) de Guadalajara (México) la obra Las singladuras pendientes entre América Latina y Europa: Horizonte 2030 (Catarata, noviembre de 2024), en la que participamos un conjunto de autores españoles y latinoamericanos. Entre ellos, Ramón Jáuregui, María Asunción Valdés, Antonio Garamendi, Alan Fraile, Erika Rodríguez, Jordi Xuclá, José Ángel Sotillo, Jorge Quevedo, Ivette Ordóñez y hasta otros treinta especialistas. En el libro se repasa el futuro de las relaciones entre la Unión Europea y América Latina y el Caribe desde el punto de vista económico, geopolítico, de la sociedad civil, la seguridad compartida, la visión del mundo y el futuro de las cumbres CELAC-UE y de la asamblea EUROLAT, que ahora preside el español Gabriel Mato, entre otros temas.
Las circunstancias permitieron que, en esos días, Trump anunciara la propuesta de romper el acuerdo de libre comercio entre Estados Unidos, Canadá y México, el NAFTA. En la capital mexicana se vivía como una auténtica calamidad, y producía en los medios de comunicación un rechazo completo a esta iniciativa. A eso se añadía la expulsión que ya se está produciendo de migrantes latinos y especialmente mexicanos en la frontera norte del país. Así como se reaccionaba también con consternación al deseo del Presidente electo norteamericano de expulsar, en cuanto tome posesión en enero de 2025, a hasta 15 millones de latinos.
A mi juicio fue una suerte, y quizás una casualidad, que ese mismo día que presentamos el libro apareciera en los medios de comunicación mexicanos, y especialmente en la CNN, el acuerdo de Ursula Von der Leyen, que había llegado a Montevideo, con los cinco presidentes de los países de Mercosur (Argentina, Brasil, Bolivia, Paraguay y Uruguay) para celebrar el final de las negociaciones técnicas entre la Unión Europea y Mercosur, con objeto de llegar a un área comercial de más de 800 millones de habitantes, convirtiéndose, en el caso de que definitivamente entre en vigor dicho acuerdo, en la zona de libre comercio más grande del mundo. Me llamó la atención que el presidente de Argentina, Javier Milei, participase con entusiasmo en dicho acuerdo, cuando había dicho que nunca participaría.
El futuro de las relaciones entre Europa y América Latina está yendo ya por el camino de la liberalización comercial, mientras que con el nuevo presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, las iniciativas irán claramente en dirección contraria
Queda pendiente la aprobación definitiva por parte de la Unión Europea, es decir, por el Consejo Europeo, los próximos 18 y 19 de diciembre, en el que 3 o 4 países han manifestado su oposición, especialmente Francia, Polonia, Austria y quizás alguno más, que intentan conseguir la minoría de bloqueo, ya que este tipo de acuerdos necesita la aprobación por mayoría cualificada ponderada. Es decir, todavía no está aprobado definitivamente, pero es la vez que se ha llegado más lejos en el proceso de negociación que lleva casi 20 años, donde hay ya un principio de acuerdo pendiente de la ratificación definitiva. París y Varsovia se oponen debido a la repercusión que la libre circulación de productos agrícolas tendría sobre su economía.
La coincidencia de estas dos circunstancias me permitió señalar en la presentación del libro en Guadalajara cómo el futuro de las relaciones entre Europa y América Latina estaban yendo ya por un camino, que es el de la liberalización comercial, mientras que con el nuevo presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, las nuevas iniciativas irán claramente en dirección contraria. El vencedor de las elecciones está anunciando con énfasis su famosa tesis de “América primero”, lo cual se empieza a concretar con la subida de tarifas comerciales en torno al 20-25%, no solo a América Latina, sino también, especialmente, a China, y posiblemente a la Unión Europea.
Es decir, hay unas posiciones prácticamente antagónicas respecto al desarrollo del comercio mundial y de las facilidades para que éste aumente. En el caso de la Unión Europea, siempre ha favorecido la liberalización comercial, y es uno de los bloques de países donde tienen tradicionalmente los aranceles más bajos y, en la actual circunstancia de cambios paradigmáticos en las relaciones internacionales, sigue manteniendo esta filosofía de buscar fórmulas de reducción arancelaria, entre otras medidas que faciliten el comercio y, a su vez, la desaparición de contingentes. Mientras que, en Estados Unidos, se está yendo ya en dirección contraria.
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Francisco Aldecoa Luzárraga es catedrático emérito de Relaciones Internacionales y presidente del Consejo Federal Español del Movimiento Europeo.
El pasado 6 de diciembre presenté en la Feria Internacional del Libro (FIL) de Guadalajara (México) la obra Las singladuras pendientes entre América Latina y Europa: Horizonte 2030 (Catarata, noviembre de 2024), en la que participamos un conjunto de autores españoles y latinoamericanos. Entre ellos, Ramón Jáuregui, María Asunción Valdés, Antonio Garamendi, Alan Fraile, Erika Rodríguez, Jordi Xuclá, José Ángel Sotillo, Jorge Quevedo, Ivette Ordóñez y hasta otros treinta especialistas. En el libro se repasa el futuro de las relaciones entre la Unión Europea y América Latina y el Caribe desde el punto de vista económico, geopolítico, de la sociedad civil, la seguridad compartida, la visión del mundo y el futuro de las cumbres CELAC-UE y de la asamblea EUROLAT, que ahora preside el español Gabriel Mato, entre otros temas.