En Cataluña, el regreso de Carles Puigdemont —una vez más— a la primera línea política con su designación como candidato de Junts ha puesto sobre la mesa la creciente importancia que tienen los liderazgos a la hora de afrontar una cita electoral de estas características. Por si esto fuera poco, el nombre de su candidatura, Junts + Puigdemont per Catalunya, es una clara apuesta por su figura como la principal, si no la única, herramienta de carácter electoral en su pugna frente a ERC y, también, el PSC.
Mientras tanto, los socialistas lo están fiando todo a la creciente popularidad que Salvador Illa ha cosechado durante los últimos años, ensalzando su figura cada vez más, al igual que ocurre con Sánchez en el resto de España. En este sentido, lo que comenzó como un "todos contra Illa", ha pasado a ser un "Puigdemont contra Illa" en una recta final de campaña cada vez más polarizada.
Por otro lado, la figura de un Pere Aragonès cada vez más diluido según las encuestas es la constatación de que no sólo es indispensable contar con un liderazgo fuerte, sino de que a la hora de afrontar una cita electoral hay que salir a la ofensiva, tomando la iniciativa y evitando caer en los marcos de tu adversario.
El regreso de Carles Puigdemont a la primera línea política ha puesto sobre la mesa la creciente importancia que tienen los liderazgos a la hora de afrontar una cita electoral
Sin embargo, los datos del barómetro preelectoral de Cataluña del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) muestran que, al contrario, los votantes le dan mucha más importancia al partido político (60,8%) que al candidato/a (25,9%) en estas elecciones.
Ahora bien, hay partidos de carácter personalista, donde el líder es un factor determinante entre el electorado a la hora de decidir el voto, como puede ser el caso de Junts, donde la mitad de sus votantes señalan al candidato, Puigdemont, como el factor fundamental a la hora de decidir su voto (49,9%). Mientras tanto, entre los votantes de otros partidos, como la CUP, En Comú Podem —ahora Comuns Sumar— o Vox, tres de cada cuatro votantes, en torno a un 75%, señalan al partido político como la razón que determina su voto. Es decir, se premia el proyecto, no tanto quién ejerza su liderazgo.
Dicho esto, ¿en qué punto se encuentran los líderes políticos de Cataluña a sólo unos días de acudir a las urnas? Para empezar, Illa es el líder político preferido por una mayoría del electorado para ocupar la Presidencia de la Generalitat, logrando el apoyo de un 27,3% de los catalanes. Por detrás, le seguirían Puigdemont y Aragonès con un 16,9% y un 12,8% respectivamente.
En este sentido, la fortaleza del liderazgo de Illa reside en su carácter transversal, puesto que no sólo es capaz de lograr apoyos entre los votantes de izquierdas —entre las posiciones 1 y 5 de la escala ideológica—, sino que también es capaz de penetrar entre los votantes de centro y, por sorprendente que parezca, entre los votantes de derechas. Por ejemplo, en la posición 9 de la escala ideológica, que, habitualmente, es considerada de ‘extrema derecha’, Illa es el segundo líder preferido a sólo 4 décimas de Alejandro Fernández, del PP, y por encima de Ignacio Garriga, de Vox.
De esta manera, al ser capaz de dominar la izquierda, ser el principal líder político entre los votantes de centro y, más aún, ser razonablemente competitivo entre los votantes de derechas, Illa logra esta posición predominante en Cataluña. Ahora bien, esto también se debe a una cuestión propia de Cataluña: la interrelación que existe entre la cuestión nacional y la cuestión ideológica. Dicho de otra manera, que Illa puede ser el preferido entre una parte del electorado de derechas no porque existe afinidad ideológica, sino porque es la principal figura de oposición al independentismo, tanto en la izquierda como en la derecha.
A su vez, ocurre algo muy parecido con Puigdemont, el líder de Junts, los herederos de Convergència, la principal fuerza del centroderecha histórico en Cataluña. Este no es sólo el preferido entre los votantes del centroderecha, y con una posición muy buena entre el centroderecha o la extrema derecha, en menor medida, sino que también tiene una posición predominante entre los votantes de izquierdas. De nuevo, se hace patente la relación que existe entre la cuestión nacional y la cuestión ideológica.
De hecho, hay una parte importante de los votantes de Junts que se sitúa en el espacio político propio del centro izquierda. En concreto, un 40% que se sitúa entre las posiciones 1 y 4 –en una escala que va del 1 al 10, donde el 1 significa ‘lo más a la izquierda’–, lo que se puede también apreciar con ese 23% de los votantes de la posición 4 que elige a Puigdemont como su candidato a president preferido.
Ahora bien, esto también podría deberse a un cierto electorado de ERC, descontento con su deriva hacia la moderación, que prefiere a Puigdemont para volver a la confrontación. Una clara muestra de la prevalencia, en algunos casos, de la cuestión nacional sobre la ideológica: mostrar tu apoyo a un líder que no defiende tus intereses ideológicos porque sí lo hace con los territoriales.
Esta cuestión se hace muy obvia cuando los liderazgos se analizan no sólo a través de la autoubicación ideológica, sino a través del voto en las últimas elecciones en Cataluña. De hecho, se puede ver cómo en el bloque independentista Puigdemont es el líder preferido por una abrumadora mayoría. En concreto, por un 74,7% de los votantes de Junts, un 20,7% de los votantes de ERC y un 26,7% de los votantes de la CUP. Mientras tanto, Aragonès ni siquiera es capaz de entusiasmar a la mitad de sus votantes, con sólo un 43,3%. Es un partido que está situado entre dos gigantes: el PSC y Junts, lo que está perjudicando notablemente sus expectativas electorales.
Por su parte, Salvador Illa reproduce lo que se podía apreciar a través de la autoubicación ideológica: es la principal figura de oposición al independentismo, tanto en la izquierda como en la derecha. Por ello, no sólo atrae a un 72,5% de sus votantes, sino también a un tercio de los de En Comú Podem (30,3%), a un 15,7% de los de Ciudadanos, un 13,3% de los de ERC y a un 11% de los del PP. Illa está presente a izquierda y derecha y, por si fuera poco, también entre el independentismo.
En definitiva, si hay una cuestión que, más allá de los partidos políticos, influirá en el voto de una gran cantidad de los votantes de Cataluña son los líderes políticos, que son el puente entre la ideología y el nacionalismo, que es la verdadera incógnita de estos comicios: si Cataluña camina hacia el independentismo, con la ideología perdiendo prevalencia, o si lo hace hacia la ideología, como ya lo empezó a hacer con el pacto de Presupuestos entre ERC y el PSC. De ello dependerá no sólo el color del próximo Govern de la Generalitat, sino también la estabilidad de la mayoría parlamentaria del Congreso de los Diputados.
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Alejandro Solís Rodríguez es politólogo.
En Cataluña, el regreso de Carles Puigdemont —una vez más— a la primera línea política con su designación como candidato de Junts ha puesto sobre la mesa la creciente importancia que tienen los liderazgos a la hora de afrontar una cita electoral de estas características. Por si esto fuera poco, el nombre de su candidatura, Junts + Puigdemont per Catalunya, es una clara apuesta por su figura como la principal, si no la única, herramienta de carácter electoral en su pugna frente a ERC y, también, el PSC.