Desde junio de 2020, posiblemente incluso antes, hemos vivido uno de los debates políticos más enconados y distorsionados que se recuerdan, un debate que ha tratado de enfrentar a colectivos tradicionalmente aliados, como el feminismo y el activismo LGTBI+ sobre los derechos de las personas trans y, especialmente, alrededor del derecho a su libre autodeterminación, al reconocimiento por parte de la sociedad de la identidad sexual de las personas trans, de su identidad de género.
España siempre ha sido uno de los países más avanzados en el apoyo a los derechos de las personas trans y, en general, a los derechos del colectivo LGTBI+. Hay múltiples encuestas que así lo señalan, como la encuesta de Pew Research Center de 2013, la última encuesta de YouGov en 2021 o, para citar una fuente oficial, el Barómetro Especial 493 de la Unión Europea sobre discriminación realizado en 2019. De hecho, este barómetro es particularmente claro, señalando que el apoyo a que las personas trans puedan cambiar su documentación para atender su identidad de género es del 83% entre la población española, la cifra más alta de toda la Unión Europea.
De la misma forma, un 63% de los españoles aprueban incluir una tercera opción en el DNI para las personas no binarias, frente a un 46% de los europeos. En este particular, somos el segundo país con más apoyo al reconocimiento de las personas no binarias.
Conociendo esta trayectoria demoscópica y sociológica, a nadie debería sorprender que el apoyo a la Ley Trans y LGTBI fuese en España clara y contundente. Sin embargo, este debate se ha enconado de manera artificial y forzada, generando una percepción en redes y en el ámbito político muy alejada de la percepción social.
No entraremos a valorar los motivos, pero es evidente que ha habido interés en utilizar la oposición a los avances en derechos de las personas trans como palanca política por parte de determinadas personas y sectores. Y, para ello, para tratar de trasladar la idea de que determinadas personas eran la voz de una mayoría social y política, se ha hecho una campaña muy organizada para generar una percepción colectiva distorsionada, para trasladar la idea de que las mujeres, mayoritariamente, se oponían a los derechos trans. Esta campaña ha sido especialmente virulenta por parte de determinados referentes que han tratado de definir lo que es y lo que no es el feminismo, así como lo que es deseable o quieren las mujeres del país.
Pero ¿tenemos datos reales sobre cómo valora la sociedad la Ley Trans y LGTBI y de lo que opinan las mujeres? ¿Podemos contrastar esa imagen proyectada, sobre todo desde cuentas de Twitter y organizaciones artificiales ad hoc, de que existe una posición mayoritaria en el feminismo, en el PSOE y entre las mujeres, contra los derechos trans? Afortunadamente los tenemos.
El País y Cadena Ser publicaron recientemente una encuesta de 40dB que incluía, además de las preguntas habituales sociodemográficas y políticas, una pregunta sobre la valoración de la “Ley para la igualdad real y efectiva de las personas trans y para la garantía de los derechos LGTBI (Ley Trans)”. Y además, en una decisión muy loable, publicaron los microdatos, todos los casos de la encuesta, disponibles para su descarga, lo cual nos permite realizar un análisis bastante interesante sobre esta cuestión. Todo un acierto para el debate público.
En primer lugar, el propio medio señala que el apoyo a la Ley Trans es mayoritario en el conjunto de la población española. La valoración como “Muy bien” y “Bien” suma un 56,6% de la población. La oposición a la ley, en cambio, es de un 21,7%, menos de la mitad. También señalan que el apoyo a la ley es abrumador entre los votantes del PSOE y los de Unidas Podemos, con porcentajes superiores al 75%. Entre los votantes de Ciudadanos, el apoyo es también mayoritario. Por contra, entre los votantes del PP hay una fuerte división, con posturas muy parejas, y la oposición a la ley es mayoritaria, con porcentajes superiores al 50%, sólo entre los votantes de Vox.
Pero ademas de verificar que sólo los votantes de Vox se oponen mayoritariamente a esta ley, los microdatos nos permiten analizar el apoyo a la ley trans por sexo. Así, vemos que el apoyo a la ley no solo es mayoritario entre las mujeres, 59,35%, sino que su apoyo es superior al de los hombres, 52,56%. Esto no es una sorpresa, pues es casi una constante, en infinidad de estudios, que las mujeres apoyan más la diversidad sexual y sus derechos que los hombres.
Con todo, sería posible que entre las votantes del PSOE, como algunas de sus dirigentes contrarias a la ley afirman, los derechos trans sean percibidos como una amenaza a los derechos de las mujeres y, por tanto, el apoyo entre las votantes del PSOE sea menor que la media de apoyo entre las mujeres o incluso menor que el de los votantes del PSOE.
Pero los datos confirman que no es así. El apoyo a la ley entre las votantes del PSOE es abrumador, muy por encima de la media, alcanzando un 78,33%. Además, su apoyo es superior al existente entre los votantes del PSOE, 71,1%. Si analizamos quiénes califican como “muy bien” la ley, las votantes del PSOE tienen un porcentaje del 45,63%, cercano al 50%, más de 13 puntos por encima del apoyo de los votantes del PSOE. Tan solo un 4,94% de las votantes del PSOE se oponen a la ley.
La Ley trans siempre fue apoyada mayoritariamente por la sociedad española, y especialmente por las mujeres y las votantes del PSOE. Y el único electorado que se opone mayoritariamente a ella es el de Vox.
No parece por tanto que las votantes del PSOE perciban la Ley Trans como negativa o como una amenaza a los derechos de las mujeres. Es cierto que existen grupos minoritarios de mujeres votantes del PSOE, alrededor del 5%, que se oponen a esta ley. Son cifras escasas en un análisis demoscópico, cercanas al 4% que existía en España en apoyo a la Guerra de Irak. Un 4% que es, más o menos, el porcentaje de gente que se obtiene si se pregunta si Elvis Presley sigue vivo, como le dijo Tony Blair a José María Aznar.
Queda por reflexionar sobre cómo se ha logrado proyectar que opiniones personales pero minoritarias eran una realidad política para la mayoría de la población. Una proyección que muchas personas han dado por real, que ha generado miedo y un convencimiento de que la mayoría de las mujeres y la mayoría de las votantes del PSOE se oponían a la Ley Trans.
Pero no es así. Nunca fue así. La Ley trans siempre fue apoyada mayoritariamente por la sociedad española, y especialmente por las mujeres y las votantes del PSOE. Y el único electorado que se opone mayoritariamente a ella es el de Vox.
Es positivo que seamos capaces de demostrar que todo ha sido una exageración interesada, pero quizá sería recomendable evitar hacer este tipo de maniobras políticas, de juegos de salón en la corte, utilizando como rehenes los derechos de un colectivo en extremo vulnerable. En la política, siempre debe haber límites.
Bonus:
Es también muy interesante la distribución del apoyo a la Ley Trans entre los y las votantes del PP. Resumiendo mucho, las votantes del PP apoyan muy ligeramente la Ley Trans más que se oponen a ella. Pero en cambio, los votantes del PP se oponen a ella con claridad. ¿Qué hará el PP en este tema, “Voxificarse” o tomar una postura responsable? Lo veremos pronto.
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Ignacio Paredero Huerta es sociólogo, politólogo y activista LGTBI+
Desde junio de 2020, posiblemente incluso antes, hemos vivido uno de los debates políticos más enconados y distorsionados que se recuerdan, un debate que ha tratado de enfrentar a colectivos tradicionalmente aliados, como el feminismo y el activismo LGTBI+ sobre los derechos de las personas trans y, especialmente, alrededor del derecho a su libre autodeterminación, al reconocimiento por parte de la sociedad de la identidad sexual de las personas trans, de su identidad de género.