Quienes hayan leído a don Antonio Machado saben que su poema El mañana efímero, perteneciente a su libro Campos de Castilla (1912), es una crítica bien explícita a la sociedad más reaccionaria de nuestro país en aquellas décadas, aquella de cerrado y sacristía que se corresponde con la que en nuestros días se puede identificar más a su gusto con la ideología reaccionaria de extrema derecha que representa Vox.
El poema, además, está dedicado a Roberto Castrovido, uno de los más sobresalientes periodistas de nuestra historia, diputado por la circunscripción de Madrid por la Conjunción Republicano-Socialista en las elecciones de 1931. También fue compromisario en la elección del presidente de la República en 1936 como representante del partido Izquierda Republicana. La personalidad de Castrovido fue estudiada a fondo por mi estimado Pedro Luis Angosto en su libro Roberto Castrovido, de las luchas por la democracia al exilio mexicano. Vida y artículos (1864-1941). Obsérvese lo expresivo del título.
Hay que tener muy poca vergüenza para recurrir al poema de Antonio Machado al término de un discurso a favor del partido que con más fidelidad refleja actualmente el ideario retrógrado contra el que el autor lo escribió
Como Ramón Tamames debe saber, a una edad ya avanzada para su tiempo, Roberto Castrovido hubo de tomar el camino del exilio a México, como tantos otros miles de republicanos, falleciendo poco después en aquel hospitalario país porque, en la España franquista que añora el partido al que representó en el Congreso el anciano ex catedrático de Economía como candidato a La Moncloa, habría corrido el riesgo de ser ejecutado o encarcelado.
Hay que tener muy poca vergüenza o sentir muy poco apego por la propia dignidad para recurrir al aludido poema de Antonio Machado al término de un discurso a favor del partido que con más fidelidad refleja actualmente el ideario retrógrado contra el que el autor lo escribió hace más de cien años, ideario que también acabó con la vida del poeta, como con las de tantos otros artistas e intelectuales, en el exilio.
Para mayor bochorno del provecto propagandista de la extrema derecha estos días de la esperpéntica moción de censura de Vox en el Congreso, el señor Tamames tuvo también la inverecundia de hacer responsable a Francisco Largo Caballero (PSOE) y la revolución de octubre de 1934 de la atroz y maldita guerra de 1936, algo que en su día promovió un manifiesto de protesta firmado por más de 200 historiadores españoles y extranjeros con motivo del derribo por parte del Ayuntamiento de Madrid del monumento al político socialista, fallecido poco después de salir de un campo de exterminio nazi.
Decir asco es poco.
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Félix Población es periodista y escritor. Su último libro es 'La memoria nombrada' (Ed. El viejo topo, 2018).
Quienes hayan leído a don Antonio Machado saben que su poema El mañana efímero, perteneciente a su libro Campos de Castilla (1912), es una crítica bien explícita a la sociedad más reaccionaria de nuestro país en aquellas décadas, aquella de cerrado y sacristía que se corresponde con la que en nuestros días se puede identificar más a su gusto con la ideología reaccionaria de extrema derecha que representa Vox.