Transparencia del Parlamento español: luces y sombras

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Jesús Lizcano Álvarez

El Parlamento español, como máxima expresión de la representación política ciudadana, debe caminar (y todavía le queda un largo trecho) hacia la condición de un verdadero Parlamento abierto. Las dos Cámaras que integran este Parlamento (o Cortes Generales), esto es, el Congreso de los Diputados, y el Senado, deben ponerse a la altura de lo que les demanda la sociedad y los ciudadanos en lo relativo a transparencia y rendición de cuentas.

Vamos a hacer un breve diagnóstico del nivel de transparencia actual de ambas Cámaras, con el ánimo de poner de manifiesto tanto los aspectos positivos (luces) como los aspectos negativos o asignaturas pendientes (sombras) en cuanto al nivel de apertura informativa de ambas instituciones ante la sociedad y los ciudadanos, y ello a través de la información que hacen pública en sus páginas web.

En referencia, en primer lugar, a la información que tanto el Congreso como el Senado publican sobre sus miembros y sus actividades, cabe señalar como aspectos positivos la información que publican ambos sobre sus parlamentarios, en cuanto a sus datos biográficos, agendas institucionales, regalos recibidos, retribuciones, así como las declaraciones anuales de bienes y actividades de los propios parlamentarios. También ambas Cámaras publican un inventario actualizado de bienes y derechos, incluyendo los inmuebles, vehículos oficiales, así como bienes muebles de valor histórico artístico. Publican asimismo las sesiones parlamentarias en directo en la web del Parlamento, así como los documentos complementarios de los proyectos de ley e iniciativas legislativas populares. Como luces cabe también mencionar que en ambos casos publican el Código ético o de buen gobierno que todos los parlamentarios y altos cargos han de cumplir. 

Aunque tanto el Congreso como el Senado han incorporado algunas mejoras en los últimos años en cuanto a transparencia, este progreso en la difusión informativa va bastante despacio, y ambas instituciones tienen todavía un largo camino por recorrer

En lo que se refiere a sombras o asignaturas pendientes dentro de este ámbito de apreciación, las Cámaras no publican información detallada e individualizada de los gastos de viaje de los parlamentarios y de sus destinos o razones de dichos viajes. El Congreso de los diputados no publica además datos individualizados de la asistencia de los parlamentarios a cada una de las Sesiones plenarias ni a las distintas Comisiones parlamentarias. Por otra parte, el Senado no pública la normativa de incompatibilidades y conflictos de intereses, ni las correspondientes autorizaciones concedidas para el ejercicio de actividades públicas o privadas por los parlamentarios. Tampoco publica esta cámara los planes y programas, tanto anuales como plurianuales, y su grado de cumplimiento. Ambas Cámaras deberían publicar, además, los diversos Informes emitidos por sus Servicios Jurídicos (Secretaría General, Letrados y Técnicos), así como también los datos básicos (web, dirección electrónica, vínculos..) de los órganos de extracción parlamentaria y/o vinculados al Parlamento (Defensor del Pueblo, Tribunal de Cuentas, etc.). 

En el terreno económico-financiero, por otra parte, hay más sombras que luces en ambas Cámaras, ya que, aunque publican de forma detallada sus respectivos Presupuestos, no publican en cambio las Cuentas anuales/Cuenta general del parlamento, ni tampoco los Informes de control previo emitidos por la Intervención, ni los Informes de Auditoría interna y/o externa sobre ambas instituciones. Deberían publicar además, y no lo hacen, información relacionada con las dietas recibidas por los distintos parlamentarios y altos cargos de ambas cámaras, así como la lista y la cuantía de las compras y suministros más importantes de estas entidades y de sus correspondientes proveedores. Debería existir, además una Oficina presupuestaria u órgano similar que publicase la información económico-financiera que se suministra a los parlamentarios. 

En el ámbito de las contrataciones que realizan ambas cámaras, cabe señalar como aspectos positivos que publican todos los contratos realizados, incluidos los contratos menores, con información detallada de sus importes y adjudicatarios. Sin embargo, no se explicita en ambas instituciones la composición, forma de designación y convocatorias de las Mesas de contratación. En lo relativo a las relaciones de estas cámaras con la ciudadanía y la sociedad, cabe indicar que ambas tienen un Portal de transparencia, con un amplio rango de contenidos, contando además con un mapa de la propia web, y un buscador interno, operativo y bien visible. Se echa en falta, sin embargo, que dichas cámaras contasen con un Buzón del ciudadano o una sección visible en la página web para la atención de preguntas, quejas o sugerencias de los ciudadanos. No estaría de más, por otra parte, que en la web de ambas cámaras se incluyese la posibilidad de que los ciudadanos se pudieran suscribir para recibir información parlamentaria online (Boletín oficial, textos/actas de las sesiones plenarias, etc), aumentando así la cercanía parlamentaria a la sociedad. 

En cuanto a luces y sombras relacionadas con el derecho de acceso a la información, ambas Cámaras tienen un espacio divulgativo del derecho de acceso a la información, así como un acceso electrónico para formular solicitudes relacionadas con el acceso a la información pública. Se echa en falta en todo caso la publicación del número y contenido de las reclamaciones o quejas presentadas por los ciudadanos, así como información estadística de las solicitudes de acceso a la información recibidas, las resueltas y las desestimadas.

A modo de resumen, aunque tanto el Congreso como el Senado han incorporado algunas mejoras en los últimos años en cuanto a transparencia, este progreso en la difusión informativa va bastante despacio, y ambas instituciones tienen todavía un largo camino por recorrer en relación con esa apertura informativa y rendición de cuentas para con la ciudadanía. Algunas de estas sombras las hemos puesto aquí de manifiesto, siempre en clave constructiva, con el deseo y la necesidad de que nuestro Parlamento pueda llegar a considerarse como un verdadero Parlamento abierto.

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Jesús Lizcano Álvarez es Catedrático de la Universidad Autónoma de Madrid, académico de la Real Academia de Ciencias Económicas y Financieras, cofundador y expresidente de Transparencia Internacional España y director de la revista Encuentros Multidisciplinares.

El Parlamento español, como máxima expresión de la representación política ciudadana, debe caminar (y todavía le queda un largo trecho) hacia la condición de un verdadero Parlamento abierto. Las dos Cámaras que integran este Parlamento (o Cortes Generales), esto es, el Congreso de los Diputados, y el Senado, deben ponerse a la altura de lo que les demanda la sociedad y los ciudadanos en lo relativo a transparencia y rendición de cuentas.

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