Con esta doble negación ha despachado la dirección de TVE la pregunta/reproche por no estar dispuesta a trasmitir el acto central de World Pride, que tendrá lugar a comienzos de verano en Madrid, ciudad elegida para conmemorar el cuarenta aniversario de la primera manifestación por el Orgullo Gay, hoy evolucionado a Orgullo LGTB. Será una semana de actos, durante los que se espera hasta dos millones de visitantes, que tendrá su día grande el sábado 1 de julio. La aptitud de la televisión pública española resulta especialmente llamativa, dado que nuestro país ha estado en la vanguardia del reconocimiento legal de un sector de población marginado, denostado, e incluso perseguido históricamente y que, aún hoy, sufre discriminación en buena parte del mundo. Contrasta, por otra parte con el anuncio de que será la televisión pública autonómica el medio oficial del evento.
Telemadrid, después de una larga década de dar la espalda a los madrileños, consagrada en exclusiva a servir los intereses políticos del tándem Aguirre/González, y un controvertido proceso de refundación, da muestras de querer volver a ponerse al servicio de los madrileños y reflejar en su pantalla los acontecimientos de la vida ciudadana, tanto en lo institucional como en lo festivo. Así lo ha hecho en los fastos del Dos de Mayo, San Isidro, o con el pleno del Estado de la Ciudad de Madrid. Y lo está haciendo con medios propios de producción, rescatando a una parte -todavía pequeña- de los trabajadores injustamente despedidos hace más de cuatro años.
En esta línea, tiene previsto dar cobertura a la manifestación principal del 1 de julio, el pregón, la inauguración del World Pride Park, la conferencia internacional, la Carrera de la Diversidad, y el acto final de clausura. En paralelo, ha anunciado que el evento tendrá protagonismo en la programación habitual de los espacios informativos de la cadena, así como en los programas Mi cámara y yo o Madrileños por el mundo.
Frente a esta actitud de la televisión pública madrileña, TVE habla de "altos costes de producción que no harían rentable la transmisión en directo", y se escuda en que carece de interés como servicio público para el resto de España. Las explicaciones de la dirección de TVE chocan contra el carácter mundial del evento, la millonaria afluencia de visitantes en esas fechas y la repercusión que tiene en otros países, a tenor de lo observado en convocatorias anteriores.
Por encima de todo ello, chocan con la práctica habitual desde la llegada del PP al gobierno. Apelar al "servicio público" cuando se dedica la primera cadena a espacios chabacanos y de chismorreos, como el actual de Cárdenas, o las sucesivas entregas de José Luis Moreno; programas con concursantes infantiles que se prolongan hasta la madrugadam, entrevista a un violador dentro de la programación matinal, o la deriva de los informativos hacia los sucesos más truculentos, la banalización de las noticias, el predominio de lo llamativo sobre lo importante para subir un punto de audiencia... Todo ello tiene poco -más bien, nada- de servicio público.
Ver másDenuncian que TVE despide a una coordinadora del telediario de fin de semana usando una "trampa legal"
Esta misma semana, se producen emisiones que ejemplarizan el interés por ese servicio a los ciudadanos. El pasado domingo, La Sexta programó un especial dedicado a las víctimas del accidente del metro de Valencia. En los días previos, el programa es anunciado en todo tipo de espacios de la cadena, se entrevista a los autores profesionales, se adelantan testimonios, se contextualiza el momento, etc. Se consigue así un seguimiento importante de la emisión, que multiplica el impacto en redes sociales, y sitúa aquella tragedia en el centro de la actualidad.
Por su parte, TVE dedica en la noche del martes el programa Documentos TV a la violencia de géneroDocumentos TV , una lacra de nuestra sociedad que golpea a diario nuestras conciencias. Con el título de Voces contra el silencio se emite a las 23:50... pero en La 2. Esa cadena sí cumple, en la práctica totalidad de su programación, el carácter de servicio público que la ley exige al conjunto de la programación; espacios como el citado son en este momento el refugio de buena parte del talento y la independencia desplazada con las sucesivas purgas que han tenido lugar en los Informativos de La 1. Quizás por ello TVE apenas mira hacia esa cadena, condenada voluntariamente a la práctica irrelevancia mediática. Como muestra, el espacio sobre violencia de género ha merecido alguna que otra promo perdida en La 1. Han sido los propios autores quienes con su actividad en las redes sociales están publicitando la emisión.
"No es rentable, ni de servicio público", han dicho desde la dirección de TVE sobre la Fiesta del Orgullo. Quizás les ha traicionado el subconsciente: quién no es rentable ni de servicio público es ese remedo de televisión comercial en que han convertido ellos a La 1 de TVE.
Con esta doble negación ha despachado la dirección de TVE la pregunta/reproche por no estar dispuesta a trasmitir el acto central de World Pride, que tendrá lugar a comienzos de verano en Madrid, ciudad elegida para conmemorar el cuarenta aniversario de la primera manifestación por el Orgullo Gay, hoy evolucionado a Orgullo LGTB. Será una semana de actos, durante los que se espera hasta dos millones de visitantes, que tendrá su día grande el sábado 1 de julio. La aptitud de la televisión pública española resulta especialmente llamativa, dado que nuestro país ha estado en la vanguardia del reconocimiento legal de un sector de población marginado, denostado, e incluso perseguido históricamente y que, aún hoy, sufre discriminación en buena parte del mundo. Contrasta, por otra parte con el anuncio de que será la televisión pública autonómica el medio oficial del evento.