Rodear todas las sedes del PP del país y, de esa manera, lanzar un mensaje al mundo: el de que el pueblo español no tolera la corrupción y está cansado de un sistema político y económico que "vulnera sistemáticamente los principios elementales de la democracia mientras recorta derechos colectivos y las prestaciones sociales". Ese es el objetivo de las mareas ciudadanas puestas en marcha para protestar contra los recortes en servicios públicos, plataformas como Democracia Real Ya (DRY) y grupos vinculados al 15-M, impulsores entre otros de las movilizaciones que tendrán lugar este jueves hasta en 25 ciudades.
Las últimas revelaciones sobre el caso Bárcenas, especialmente la declaración del extesorero del PP y la negativa del presidente del Gobierno a explicar en sede parlamentaria su vinculación con este asunto han subido varios grados el termómetro de indignación de la ciudadanía española. Los convocantes esperan que ese malestar se traduzca en una afluencia masiva a las concentraciones convocadas en las sedes conservadoras de más de 25 ciudades españolas, si bien son conscientes de que ni el día –jueves– ni la fecha –en pleno julio– son las más propicias.
Aunque las peticiones de dimisión del Gobierno estarán presentes en las movilizaciones, el objetivo de los impulsores es que en la ciudadanía vaya calando la idea de fondo de que es necesario un cambio de modelo. "Es necesario un proceso constituyente con la participación de toda la sociedad para reconstruir el sistema desde abajo", dice Pablo Çeba, participante de la comisión de Difusión en Red del 15-M madrileño, encargada de la comunicación de las actividades del movimiento en la capital.
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Los indignados saben que la prensa internacional tiene los ojos puestos en la crisis en la que anda inmerso el Gobierno a propósito del caso Bárcenas y que la foto de una multitud rodeando las sedes del partido del Ejecutivo sería muy potente fuera de las fronteras del país. Por eso han intentado elaborar una estrategia de difusión que fuera más allá de la utilizada en los últimos llamamientos a movilizarse frente al cuartel general de los conservadores, por lo general, bastante escasos en afluencia de manifestantes. "No hemos querido ser reactivos ni ir al compás de la agenda como hemos hecho en las últimas veces convocando una protesta apenas unas horas antes. Hemos optado por hacer difusión que fuera más allá de las redes sociales difundiendo octavillas o pegando carteles", señala Kike Castelló, portavoz de DRY.
De hecho, en una reunión que tuvo lugar el pasado en Madrid a la que asistieron personas muy vinculadas al 15-M se definieron las líneas principales de la campaña. Se armó un comunicado y se decidieron los mensajes que se trasladarían a través de las redes sociales, el principal canal de difusión de los indignados dada su falta de medios económicos.
Sus impulsores niegan que esta sea una buena oportunidad para que el 15-M mida su fuerza a la hora de erigirse en altavoz del descontento. "Una victoria estaría bien, pero ese no es el debate. Hay quien dice que estamos muertos desde el mismo 15 de mayo de 2011", añade Castelló. "No hay miedo al fracaso cuando se trata de movilizarse. Claro que hay gente saturada de manifestaciones, es el desgaste propio de dos años de protesta. Por eso es importante transmitir el mensaje de que sin calle no hay nada", concluye Çeba.
Rodear todas las sedes del PP del país y, de esa manera, lanzar un mensaje al mundo: el de que el pueblo español no tolera la corrupción y está cansado de un sistema político y económico que "vulnera sistemáticamente los principios elementales de la democracia mientras recorta derechos colectivos y las prestaciones sociales". Ese es el objetivo de las mareas ciudadanas puestas en marcha para protestar contra los recortes en servicios públicos, plataformas como Democracia Real Ya (DRY) y grupos vinculados al 15-M, impulsores entre otros de las movilizaciones que tendrán lugar este jueves hasta en 25 ciudades.