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Más de 430.000 nacidos en España emigraron al extranjero durante los años de la crisis

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432.467. Ese es el número de nacidos en España que, desde que comenzó la crisis, han decidido hacer las maletas y marcharse al extranjero. Durante los 12 meses del año pasado fueron 54.923 las personas que emigraron, cifra un 115% mayor a la contabilizada en 2008, cuando salieron de nuestro país 25.479 personas. Pero estas son estimaciones realizadas por el Instituto Nacional de Estadística (INE), y sus datos han sido cuestionados por algunos expertos que consideran que el organismo no refleja de manera adecuada la realidad. 

Y lo demuestran con datos, pero de los países receptores de todas aquellas personas que salen de España. En este sentido, el colectivo Marea Granate denunció la semana pasada la "infraestimación" de los últimos datos publicados por el INE. Para la administración española, la cifra de emigrados se sitúa en las 54.923 personas. Pero, en cambio, esta cifra se ve incrementada si se observan las estadísticas de los países de acogida. Por ejemplo, según Marea Granate, los registros locales de Inglaterra (NIN, National Insurance Number) registraron, durante 2017, tres veces más emigrados que los contabilizados por el INE.

¿Por qué esta disonancia? Porque los datos oficiales sobre emigración española como los que difunde el INE están basados exclusivamente en las bajas padronales, que se producen solo si los emigrados se dan de alta en los consulados de España en el exterior. Esta institución, explica la investigadora del CSIC Amparo González-Ferrer, utiliza los datos que recogen los consulados siguiendo las instrucciones del real decreto en que se regula la gestión del Padrón de Españoles Residentes en el Extranjero (PERE), que obliga a contabilizar como emigrante solo a quien puede demostrar que vivirá al menos un año en el extranjero y decide inscribirse. Sin embargo, la realidad es que son pocos los que se registran en los consulados durante su estancia en el extranjero porque no hay incentivos para hacerlo. Sobre todo, quienes no llevan a cabo este trámite, continúa González-Ferrer, son los jóvenes y aquellas personas que salen del país por periodos cortos. "Quien se acaba dando de alta en los consulados es quien se establece de forma más permanente", explica. "Se acaba registrando aquella persona para quien hacerlo acaba siendo necesario", añade. 

Pero, además, hay otro factor que influye: la libre circulación dentro de la UE. Según explica María Sánchez-Domínguez, profesora de la Universidad Carlos III, "es muy difícil estimar cuántos españoles se han marchado a otro país" dentro de este territorio. "Uno de los derechos básicos de la UE es que todos los países miembros tienen libre circulación y no tienen que informar a ninguna de las autoridades españolas de que se han marchado", explica. Por eso, propone que los Veintiocho avancen hacia la creación de un "sistema integral" que aúne todos los datos. 

Porque además, según González-Ferrer, los destinos siempre han sido los mismos, y casi todos se sitúan dentro de la UE. En primer lugar se encuentra Reino Unido, el destino más recurrente para los emigrados durante la crisis económica. Pero además, la experta advierte un incremento del número de personas que eligen Alemania, país muy vinculado a la antigua emigración española, según recuerda. 

Pero esta no es la cifra de emigraciones total. Para conocerla, a estos números habría que sumar los de todos aquellos que, habiendo nacido en el extranjero pero con nacionalidad española, se marcharon de España. En 2017 fueron 32.762, un 308,2% más que en 2008, cuando se registraron 24.736 salidas de españoles no nacidos en España. "Son, en su mayoría, los hijos de los inmigrantes que vinieron en el boom económico. Tienen la nacionalidad española y retornan, junto a su familia, al país de origen", explica Sánchez-Domínguez. 

2011, el año que registra el mayor aumento

El mayor aumento anual del número de emigrantes se produjo del año 2010, cuando hicieron las maletas 29.220 nacidos en España, al año 2011, cuando la cifra se elevó hasta 40.184 personas. Un 37,5% más. Desde 2008 no se ha producido ningún aumento tan notable. Pero esto tiene una explicación. Según González-Ferrer, ese fue el año en el que los efectos de la crisis, que ya llevaba tres años instalada en nuestra economía, eran más notables. "Es cuando comienza a percibirse que la situación no está mejorando", explica. 

El mayor escollo era el desempleo. En 2011, el número de parados superaba los cinco millonesparados, más del 22% de la población activa. Y además, el número de hogares con todos sus miembros en esta situación ya superaba el millón. Y estas personas, en ese momento, empiezan a comprobar que la situación no iba a mejorar en el corto plazo. "La gente que se encontraba en situación de desempleo desde hacía tiempo deja de percibir la prestación en este momento y deja de tener expectativas sobre la mejora de la situación", relata. 

"La crisis empezó en 2008 pero tuvo un efecto de retardo en cuanto a cuándo comenzó a notarse", recuerda Sánchez-Domínguez. "En 2010 y 2011 empezaron a notarse realmente los problemas. Comenzó el factor expulsión", continúa. Aquí fue cuando, según explica, comenzaron a salir en un mayor porcentaje todas aquellas personas que habían venido a España a trabajar. 

Según el estudio Crisis económica y nuevo panorama migratorio en España, elaborado por el sindicato CCOO en el año 2013, los más afectados por el paro derivado de la crisis económica tenían más de 30 años y se habían visto desplazados del mercado laboral, renunciando a una emancipación personal y profesional. Este era el perfil de quienes decidieron emigrar. 

La cifra de emigrados, casi constante desde 2014 

En el primer trimestre de 2014 comenzaron a salir algunas voces que ya hablaban de "recuperación" económica. Fue el caso del presidente del Banco Santander, Emilio Botín, que en el mes de marzo aseguró que la recuperación de la economía española era entonces un hecho, pero advirtió de que aún quedaba "camino por recorrer". Y el principal objetivo, dijo, era la creación de empleo. A su juicio, nadie dudaba de que España había "salido de la recesión", comenzaba "a generar empleo" y se encaminaba "a un crecimiento de más de un 1%". 

Desde entonces, la tesis de la recuperación y de la creación de empleo ha ido ganando peso cada año. Y además, los datos han ayudado. Sin ir más lejos, este mismo martes el Ministerio de Trabajo, Migraciones y Seguridad Social hizo públicos sus últimos datos de desempleo: el volumen total de parados alcanzó a finales de junio la cifra de 3.162.162 desempleados, su nivel más bajo desde diciembre de 2008.

Sin embargo, aun así, en los tres últimos años la cifra de emigrados no ha descendido, sino que se ha mantenido prácticamente constante. "La recuperación no se nota casi nada en las cifras de salida, que son muy malas", apunta González-Ferrer. "Las cifras de salida se han consolidado en un nivel que es casi tres veces mayor al que había en 2008, por lo que da la sensación de que se ha producido una modificación de la dinámica migratoria en la que los flujos de españoles hacia países de la UE se han consolidado", añade. 

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Esto ocurre, según entiende Sánchez-Domínguez porque, a pesar de que los niveles de paro se hayan recuperado en cierta medida, la precariedad laboral que llegó durante los años más duros de la crisis se ha instalado en nuestro mercado. "Ya no hay contratos indefinidos, y los que hay tampoco dan tranquilidad a las personas", critica. Si no se soluciona, vaticina, las cifras no disminuirán. "O se mantendrán igual o, incluso, subirán un poco", lamenta.

Lo que sí ha cambiado, sin embargo, según González-Ferrer, es el perfil de quienes se marchan. En 2011, explica, los flujos migratorios estaban "prácticamente dominados" por personas "sin expectativas y desempleadas o atascadas en empleos precarios". Puede ser, en cambio, que ahora quienes emigran lo hacen no sólo por este motivo, sino por el que les empujaba a moverse en los años previos a la crisis: completar o aumentar su formación.

Y las cifras, según González-Ferrer, podrían mantenerse. "La crisis ha cambiado la mentalidad sedentaria de los españoles porque una de las cosas típicas de la demografía de nuestro país es la escasa movilidad, tanto interior como exterior", afirma. Eso, sostiene, se ha corregido, pero como nos ha pasado durante los años de la crisis, se ha visto como algo negativo. 

432.467. Ese es el número de nacidos en España que, desde que comenzó la crisis, han decidido hacer las maletas y marcharse al extranjero. Durante los 12 meses del año pasado fueron 54.923 las personas que emigraron, cifra un 115% mayor a la contabilizada en 2008, cuando salieron de nuestro país 25.479 personas. Pero estas son estimaciones realizadas por el Instituto Nacional de Estadística (INE), y sus datos han sido cuestionados por algunos expertos que consideran que el organismo no refleja de manera adecuada la realidad. 

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